CHAVEZ
PARA PRINCIPIANTES
Federico Ruiz Tirado
En el 2002, en una especie de vuelta de hoja luego de
mostrar el crucifijo para conjurar el terrible golpe de Estado que ejecutaron
las élites eclesiásticas, sindicales empresariales y unas caricaturescas expresiones
militares, Hugo Chávez salió a la escena con algo insólito que recorrió el
mundo: convocó a crear las llamadas monedas comunales y crear el trueque con
valor de uso y de cambio y dio un ejemplo: un agricultor de Barlovento en el
estado Miranda podría intercambiar plátanos por cachamas con un pescador del
estado Bolívar, sin que tenga que recurrir al dinero para facilitar esa
transacción. Las bóvedas del FMI debieron tambalearse, las del Banco Mundial,
la de Rico Mc Pato. “¡Viva Trucutú, exclamaron en las cavernas!”
De nuevo, esta vez con la
idea de crear piezas monetarias llamadas zambos que sustituirían o
complementarían a las especies en circulación, estábamos ante un Chávez que no
quería dejar nada intacto, mucho menos la lógica del capital. De esta manera en
Venezuela se vería una proliferación de monedas locales, a niveles de estados o
municipios circulando conjuntamente con el bolívar fuerte. Así, con ello se ayudaría a bajar la inflación
y terminar de liquidar al sistema capitalista.
Cuando se reflexiona
seriamente acerca de ésta o alguna otra idea de Hugo Chávez, pienso que muchos
pudieron ver en él una ignorancia garrafal. Establecer un sistema de monedas
comunitarias para facilitar el trueque equivale a regresar a una especie de
economía de la Ultimas Glaciaciones, donde los hombres primitivos asistían a su
primer acto transaccional al cambiar un bien por otro, útil, por lo demás. En la
Venezuela petrolera Emeterio Gómez o un economista más neoliberal pensarían que
retornar a esta subterránea profundidad precolombina de “comercio”, equivaldría
a cambiar a la Madre por un saco de papas. Cosas de tribus, claro. Sin pieza
monetaria de circulación, ¿cómo vas a vender a tu Madre? ¿Ni si quiera por una
ficha de Ludo o un billetico de Monopolio? ¿Así pensaba Chávez del país que
pocos meses antes quería arrebatarle Bush para apoderarse de las reservas
petroleras? ¿Qué suerte de hemisferios cerebrales tenía este campesino que
nació a la orilla de un río en un pueblo de Barinas comiendo verduras de la
ribera y peces de agua dulce?
Luego en el 2007 nuevamente
habló del trueque. No quería dejar nada intacto. Filosofó sobre el trueque e
hizo trueque y volvió a hablar del trueque, “la producción la convierten en mercancía”.
dijo. Pidió romper esa maldición, un mercado que se base en el valor de cambio
y el valor de uso, reinventar la relación internacional. Lo hizo, ya en el año
2000. Materializó la idea al dar inicio
al intercambio de bienes y servicios por petróleo a través del convenio Cuba
Venezuela, tomó el petróleo y lo empezó a cambiar por bienes y servicios para
el pueblo, para superar las inequidades. Chávez quedó sembrado de muchas
formas, en muchas partes.
Gioiosa Ionica es
una población ubicada en la región Calabria del Sur de Italia, con 7.181
habitantes en 36 kilómetros cuadrados, con una densidad de 199 habitantes por
kilómetro cuadrado. Sería parecida a la relación entre territorio y población
que tiene la Isla de Coche en Venezuela, por cierto único municipio de nuestro
país que comprende la totalidad de una isla.
En el 2013, fue
electo el Alcalde Salvatore Faldan, de
formación comunista, quien ofreció durante su campaña llevar inmigrantes a su
ciudad, a través del Sistema de Protección para Solicitantes de Asilo y
Refugiados (SPRAR) entre otras medidas que lo han llevado a enfrentar distintas
prácticas que amenazaban al bien común. Eso de meterse con intereses
individuales le ha ganado serias
amenazas a su vida y al mismo tiempo masivas manifestaciones de apoyo y
expresiones de solidaridad del pueblo.
Frente a un mundo que no
encuentra que hacer con las consecuencias de impacto humanitario como producto
de la guerra, desde donde la gente huye, donde el propio Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Refugiados (ACNUR) la ubica en más de 70 millones de personas
calificadas como refugiados, solicitantes de asilo o desplazadas. Este hecho
creciente dada la xenofobia, la violencia, la intolerancia encuentra una
respuesta solidaria y creativa en el sur de Italia, en este alcalde.
La ruta migratoria, común en
la naturaleza a las mariposas, las tortugas, los peces, las aves, emplaza a un
recorrido de sobrevivencia, que emigran por efectos de fenómenos naturales. Al 1 de enero de 2016, 5,6% de la población de
Gioiosa
Ionica era de extranjeros. De estas 49 % provienen de Europa (45% de
Europa del este), 29% África (Marruecos, Gambia, Nigeria, Senegal, Mali Somalia,
suman 26%) y 22% Asia (La India) "Un proyecto como el nuestro, con 75
refugiados, nos trae cerca de 1 millón de euros (US$1.1 millón) al año, en
total", dijo Fuda.
El Alcalde asume los 35
euros diarios por solicitante de asilo que otorga el Ayuntamiento e incorpora a
los solicitantes a la vida diaria de su localidad, la idea, más allá de lo
monetario es incorporar en la vida diaria los valores de la solidaridad, la integración
social, y todo lo que implica el intercambio cultural con personas que no
acuden con el respaldo de muchos ceros a la derecha de sus cuentas bancarias,
estos últimos son atraídos a otras latitudes y reciben otras denominaciones.
Para paliar los tiempos burocráticos adversos y entendiendo que las necesidades
son diarias y apremiantes, acudieron a una forma muy propia de hacer el
trueque, bajo un pacto entre los comerciantes y la Alcaldía, unas formas de
moneda, válidas para la localidad, que otorgan valor de cambio de comida,
bienes y servicios, nuevos empleos, ocupación. Los billetes sólo sirven para
ser usados localmente y en su emisión optaron por los rostros de Che Guevara,
Karl Marx y Hugo Chávez.
¿Será que vale la pena ir al
Sur de Italia a contagiarnos de este milagro de integración a los rechazados
del mundo como lo habrían hecho Chávez, Marx o el Che o nos quedamos que aparezcan
los medicamentos?
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