Obama: entre lo
usual y lo ordinario
*Miguel Ugas
Cuando el
presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Barack Hussein Obama,
refrendó, el pasado 9 de marzo, la Orden
Ejecutiva, que le redactaron sus colaboradores, en la que decretaba a Venezuela
como una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la
política exterior de su país, no estaba haciendo otra cosa que lo que ha sido
una práctica reiterativa de los gobiernos imperiales estadounidenses a la hora
de pretender someter a los países que se resisten a su dominación.
Implícita
amenaza
El proceder ha sido, precisamente, catalogarlos como
una amenaza para los sacrosantos intereses estadounidenses; así comienza el
catálogo de injerencia abierta consideración que, en sí misma, ya lleva
implícita una amenaza hacia el país en cuestión; eso es lo usual y lo ordinario en
el proceder yanqui, así luego se apresuren a declarar que, con tal medida, no pretendan
intervenirlo, aun, cuando la realidad histórica evidencia exactamente lo
contrario; con esa medida y su correlativa negación ya abren la espita al plan
intervencionista.
Por eso, lo
acontecido el 9 de marzo, con nuestro país, no debe significar, para los
patriotas venezolanos, una sorpresa en cuanto a los propósitos reales del
imperialismo, pues, es amplia y conocida la lista de los países que han sido
expuestos a situaciones similares a la nuestra, tanto en este Continente como
en otras latitudes, en las que ha estado presente, siempre, la misma
causalidad: la resistencia de los pueblos a la intromisión y dominación yanqui.
Por supuesto, los estrategas estadounidenses adecúan el
plan intervencionista a las condiciones específicas de cada caso y, dependiendo
de ello, actúan o bien directamente con sus marines y aviones o bien a través
de interpuestos actores. En Kuwait, Irak, Afganistán operaron directamente,
junto a sus aliados, utilizando como justificación cualquier sinrazón adecuada
a sus circunstancias; pero en Libia, Siria, etc., apelaron a los consabidos
mercenarios y en el caso ucraniano hicieron uso de los grupos apátridas, de la
derecha fascista, que lograron sembrar y estimular en el seno de ese pueblo. Dejando
en todos los países una estela de destrucción y desolación.
Diversas
modalidades de intervención
En el caso de América Latina y el Caribe, por casi 200
años nuestros pueblos han estado sometidos al acoso, la injerencia y el
intervencionismo estadounidense y para ello han hecho uso de las más diversas
modalidades, desde, la invasión para la expropiación y anexión de territorios
(México, Puerto Rico), la invasión militar directa para deponer gobiernos
(Guatemala, Nicaragua, República Dominicana, Cuba, Panamá, Grenada, etc.),
promoción de golpes de Estado (Brasil, Argentina, Perú, Ecuador, Cuba, Bolivia,
Chile, Uruguay, Paraguay, Honduras, Venezuela, etc.), invasión a través de
mercenarios (Cuba, Nicaragua, El Salvador, etc. ), el uso de la presión
política y bloqueos económicos hasta la instalación de bases militares en
puntos estratégicos de diversos países de la región y, por si fuera poco,
ahora, nuevamente, la presencia de su toda poderosa IV Flota surcando los mares
del Continente.
Todo ello,
acompañado, naturalmente, de la acción permanente de intromisión en nuestros
países a través de las representaciones diplomáticas estadounidense, de sus
agencias de inteligencias, de las Organizaciones No Gubernamentales financiadas
por distintas vías y mecanismos; de la influencia omniabarcante y alienante de
la plataforma comunicacional y de la industria cultural estadounidense
reproductoras de los valores del capitalismo imperialista y del consumismo
depredador. Contando, además, con el apoyo de las oligarquías locales, del
pitiyanquismo criollo, que como vulgares malinches se prestan para facilitar la
labor de sumisión y relación neocolonial con el imperialismo norteño.
Todo un omnipresente dispositivo que tiene como
propósito esencial garantizar los intereses económicos de los círculos
imperiales estadounidenses, la explotación y la rapiña de las riquezas
naturales de nuestra región, proteger el mercado latinoamericano para sus
productos manufacturados y mantener sometida a Latinoamérica y al Caribe bajo
su control, área del mundo a la que han considerado, históricamente, como su
patio trasero.
Vanguardia redentora
Han sido casi 200 años de dominación pero también de
lucha y resistencia heroicas siendo, justamente, el pueblo bolivariano y chavista
venezolano el que en esta coyuntura de los albores del siglo XXI se ha erigido
en la vanguardia y esperanza luminosa en la lucha por la redención, soberanía y
dignidad de los pueblos nuestroamericanos.
Y es esta la razón, por la cual, la Patria de Bolívar
está sometido al asedio del decadente imperialismo estadounidense, que ha
intentado por diversos medios quebrar el Proyecto Político concebido y liderado
por el Comandante Chávez , ahora conducido por el Presidente Obrero Nicolás
Maduro.
Aturdida y apátrida
Frente a la ineptitud evidenciada por los lacayos
criollos para llevar a cabo los planes desestabilizadores que han instrumentado
desde el Norte para acabar con la revolución bolivariana no les ha quedado otro
recurso que asumir ellos, los círculos imperiales, directamente, la ejecución
de la ofensiva política, dejando a la oposición criolla aturdida, sin capacidad
de reacción, que sólo ha podido argüir, por su vocación apátrida, que la
intención imperial expresada en la
amenaza usual y ordinaria de Obama no es la de invadir al país sino presionar
al gobierno para que responda por los derechos humanos de los políticos presos,
es decir, de los conspiradores fascistas presos.
Definitivamente estamos ante una oposición desenfocada
totalmente del papel que como
venezolanos les correspondería ante la amenaza que se cierne sobre el país. La
historia y el pueblo les pasarán oportuna factura; por lo pronto, los jóvenes
diputados opositores Ricardo Sánchez y Carlos Vargas ya se deslindaron
patrióticamente de quienes se empeñan en ser serviles lacayos del imperio.
*miguelugas@gmail.com
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