José Vicente Rangel: La oposición venezolana no aprende
*Editorial del programa en Televen “José Vicente hoy”: 22-03-2015.
La oposición venezolana se parece mucho a un laberinto. Tiene todas sus características. Sobre todo aquella que al ingresar a él prácticamente no hay salida, a no ser que se recurra a lo que recomendaba un novelista argentino, Leopoldo Marechal que escribió que solo es posible lograrlo por arriba. Pero para eso se necesita imaginación y desafortunadamente la oposición en nuestro país no la tiene.
No la tiene porque carece de creatividad. Porque no pisa tierra firme. Porque la invade la angustia al no hallar salidas. Entonces se produce un sentimiento de desesperación que fatalmente la conduce al error.
Una de las principales preocupaciones de quien se encuentra en un laberinto, es cómo salir como sea. Sin meditar la forma de hacerlo. Sin tener claro cómo. La oposición venezolana no ha hecho otra cosa desde el año 1999 que dar vueltas en torno a los más increíbles y laberínticos vericuetos de sus propias contradicciones.
No racionaliza su situación y por tanto está condenada a dar tumbos, a dar vueltas en una búsqueda ofuscada del lugar por donde pueda abandonar el laberinto. Pero está claro que no lo consigue porque simplemente no reflexiona. El laberinto de la oposición venezolana es su falta de coherencia, la carencia de un plan elaborado a conciencia, lo cual la condena a permanecer en el laberinto de sus enredos. Luego de 16 años de estar condenada a la fatalidad, de no encontrar salida a su situación, ésta se agrava y por tanto hace que se aferre a una equivocada y torpe manera de reaccionar ante las derrotas. Una pregunta, que esa oposición cautiva de sí misma debería hacerse, es la siguiente: si el gobierno chavista es tan malo como ella lo proclama, ¿por qué no ha ocurrido un cambio? Y lo que es peor para ella, es que no se vislumbra ninguno. La conclusión es que la oposición de hoy no tiene sentido de la política ni capacidad para idear salidas del laberinto en que está metida. O en el que escogió meterse aconsejada por el odio y el revanchismo. Los últimos desarrollos de la política lo confirman. Se le presentan oportunidades brillantes para hacerlo, como ocurre con la agresión desconsiderada de Obama contra Venezuela que en vez de condenarla la acepta con una actitud complaciente o claramente a favor de la injerencia extranjera. Definitivamente la oposición no aprende, y el destino pareciera condenarla a permanecer atada, eternamente, al error.
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