Tu voto, tú dirás…
Carola Chávez
Los mismos guarimberos que sembraron sus municipios de violencia, los que trancaron las calles con barricadas de escombros y árboles que ya no darán sombran, convirtiendo urbanizaciones bonitas en terribles zonas de guerra. Los mismos que nos juraron que vivimos en una cruel dictadura de la cual no se sale con diálogo -¡no, señor!- ni con votos -¡mucho menos!-, solo con “calle, calle, y más calle sin retorno, 350 ya”. Los mismos de la Hora Cero, ahora participan mansitos en las elecciones regionales, convocadas por la dictadura, con ese CNE “ilegítimo, tramposo y parcializado que te va a robar tu voto, fraaaaude, fraaaaaude”.
Esos cuya campaña se basa en regodearse de especulación y el acaparamiento, sin aportar ni una mínima solución para aliviar al pueblo. Esos mismos que llegaron a la Asamblea Nacional con el cuentico de “la última cola”, y que luego se olvidaron de la cola y para dedicarse a votar que si Nicolás Maduro era colombiano y que si había abandonado el cargo. Esos que usaron tu voto, no para solucionar, sino para desestabilizar, esos que hace apenas unos meses, en medio de las guarimbas declaraban, sin un ápice de pudor, que su meta era generar ingobernabilidad, para lograr una intervención internacional.
Esos que han recorrido el mundo suplicando sanciones para Venezuela, presión internacional, le llaman a modo de metáfora a un bloqueo, antes silencioso, hoy abiertamente declarado, que pretende, como lo declaró un vocero de la Casa Blanca, asfixiar a Venezuela.
Esos que ante la amenaza de asfixia, aplauden, justifican y piden mayor severidad. Esos que pretenden sacar réditos electorales de las consecuencias de la asfixia que ellos mismos impulsaron, y que fingen sufrir por los padecimientos que ayudaron a imponerle al pueblo, mientras siguen haciendo lobby para que haya más sufrimiento, hasta torcerle el brazo, hasta quebrarle el alma, hasta domarlo…
Esos mismos que hoy, disfrazados de candidatos a gobernadores, se presentan como “alternativa democrática”, sin ofrecer a los electores ni un solo proyecto más allá de convertir a sus estados en “bastiones de la resistencia”, dibujándonos un futuro de calles en llamas, encapuchados con morteros, vecinos secuestrados, autobuses quemados, linchamientos, caos, angustia y muerte… Ellos quieren tu voto.
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