domingo, 29 de enero de 2017


LA OTAN Y LA PARAPOLITICA COLOMBIANA: BINOMIO DE ORO PARA LA DESESTABILIZACION DE LA PATRIA GRANDE.
JULIO CHAVEZ.
Cuando analizamos en profundidad el papel que está jugando Colombia para restaurar el neoliberalismo en el hemisferio, entendemos que no se trata solamente de infelices declaraciones de un vicepresidente colombiano, en vísperas de elecciones y que aspira ganarlas, sino que responde fundamentalmente a un problema de carácter ideológico, es la vigencia hoy más que nunca de la confrontación de dos visiones geopolíticas: Monroísmo vs Bolivarianismo.
Ciertamente, la doctrina Monroe, desde 1823, seguido de la Doctrina del Destino Manifiesto, plantea la expansión y control territorial de América Latina por parte de EE.UU. y para cumplir su dictamen se apoyará en poderosas maquinarias belicistas surgidas en el marco de la llamada guerra fría, para instalar bases militares a lo largo y ancho de América Latina, en connivencia con gobiernos entreguistas y lacayos como lamentablemente ocurre en la vecina y siempre amada Colombia.
En este contexto se desarrolla el plan Colombia, la instalación de siete bases militares, acuerdos con la OTAN, toda una infraestructura delincuencial para atacar a la economía venezolana, exportación del paramilitarismo desde Colombia a nuestro país, los acuerdos de paz con las FARC, para desmovilizar al movimiento insurgente y todas las formas y maneras de guerra no convencional para derrocar al gobierno bolivariano del presidente Maduro y de esta forma lograr detener el avance de los procesos de liberación nacional que se levantan a lo largo y ancho de la patria grande.
Es por ello que ante todas las agresiones, la respuesta debe ser desde la perspectiva del bolivarianismo como doctrina, la diplomacia de los pueblos que se ejerce desde las instancias y mecanismos inspirados en el ideal bolivariano e impulsadas por el comandante supremo Hugo Chávez como la V Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños que se celebra en Bávaro, República Dominicana , en donde claramente se expresa, se declara y se asume la lucha por una América Latina unida, como zona de paz y libre de bases militares, entre tantas resoluciones importantes para la actual coyuntura.
Pero más allá de las resoluciones y declaratorias políticas de buena voluntad, se impone el espíritu de lucha expresadas por los pueblos, la necesidad de impulsar en todo el hemisferio una plataforma de lucha unitaria que aglutine y direccione los movimientos sociales, frentes de lucha antiimperialistas como una clara visión programática integradora, que eleve a una dimensión continental la defensa de la soberanía, el principio de autodeterminación de los pueblos, la consolidación de los mecanismos de integración multipolar en todas las áreas y, en definitiva, la derrota de los intentos restauradores de la doctrina Monroe en América Latina. ¡América Latina para los latinoamericanos!
Visto el horizonte internacional de manera generalizada, a lo interno del país persiste la actitud irracional de una oposición que se levanta y patea la mesa de diálogo para descalificarla y acusar al gobierno bolivariano de no dialogar y “no dejarse tumbar”, con una Junta Directiva de la Asamblea Nacional en abierto desacato, ilegal, que busca reconocimiento internacional ante la falta de apoyo popular y que además de ser el foro político más importante del país, no discute ni aprueba leyes que atiendan las necesidades y los problemas del desabastecimiento que han creado quienes ofrecieron hacer la última cola el 6 de diciembre del año 2015, para salir del “régimen”.
Creo que a la oposición venezolana le hace falta una mesa de dialogo a lo interno para retomar el rumbo democrático y desmarcarse de los partidos terroristas que tanto daño le han hecho. Siento que la oposición venezolana dilapida un enorme capital electoral que no supo orientar, dejándose llevar por el odio y la rabia de una generación fascista, muy violenta, carente de valores y principios humanistas.
El efecto devastador que produjo el cruce de la tendencia descendente del viejo liderazgo adeco-justiciero con la tendencia ascendente de una generación fascista que pretendió manipular la “voluntad popular”, ocasionó la implosión y, en consecuencia, la diáspora y atomización de una desmoralizada y desmenguada oposición venezolana.
A pesar de los intentos desestabilizadores desde la alianza OTAN-Gobierno Colombiano en lo internacional y de la MUD en lo interno, seguimos avanzando en los mecanismos de integración y en la consolidación de las alianzas con China y Rusia, consolidándose así el eje sur del continente, más allá de algunos gobiernos proclives a la sumisión, lo cual nos prepara para enfrentar estos enemigos de los pueblos que luchan por su independencia y su autodeterminación. ¡No podrán con Venezuela..!

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