El elefante bocarriba
LA VIDA
EXGERADA DE JULIO BORGES
Federico Ruiz Tirado
Debe ser horrible morir y reencarnar en Julio Borges.
En el Borges de antes, del durante y del después. El mismo que le alzó la mano
a Soto Rojas y “arrugó” cuando Diosdado le mostró el cheque de la Madre de
López.
Puede chocarle a muchas y a muchas que uno se cite a
sí mismo, pero me temo que no tengo otra opción: voy a parafrasearme en un
escrito del 2012 que habla sobre su parentela con Tradición, Familia y
Propiedad, publicado en un libro (La patria está en otra parte, gente que no
le gusta ver a nadie bien), en
el que intenté retratar la ética y la estética de la clase a la que pertenece
este insolente infiltrado en la cultura venezolana.
Me parafraseo no sólo como un ejercicio lúdico, sino
por una causalidad relacionada con el modus operandi de esta joya que logró
fundar un partido gracias a un cheque de la madre, de la tuya, Leopoldo López, cuando
ésta manejaba las chequeras de Asuntos Públicos de PDVSA.
Un partido que se convirtió en la fiera que azota a
los demás, a los nobles y principalísimos habitantes de este vecindario llamado
Venezuela, hoy bombardeado por todos los flancos.
Para entonces, y seguramente hoy día también,
prevalecen esos signos psicológicos y excesivos del diputado. Basta verlo
brincando el traspatio de los hospitales, como lo iba a hacer hace poco en el
Hospital Vargas en nombre de una autoridad usurpada. Sigue siendo el mismo, o
el Otro pero con más echonerías: vean sus histrionismos y morisquetas, como muchos
de sus correligionarios de partido o de cargos electos, o de maniquíes de otro
partido, como Guevara.
Por eso es bueno recordar que sus payasadas van
acompasadas, esta vez quizás no tanto, pero no elude las cámaras, por dos
necesidades propias del paranoico: una, la teatralización, como si no le diera
pena sino gloria mostrar la coñaza que le han dado en las calles aledañas a la
Plaza Caracas, sus bellas cejas pobladas de sangre, cuando se echonea entre la
gente que odia. Siempre quiere hacer parecer que todo es posible en su
accionar, real e irreversiblemente inconjeturable. Otra, y que viene por
añadidura, es la teatralización ahora que es el sustituto de Ramos. Como el Rey
Midas, como si el Hemiciclo le hubiese conservado en formol desde el 2007, una
patente de corso, con sueldo, viáticos y jalabolas incluidos, para lucirle a
Rajoy, a la embajada norteamericana, a Marcel Granier y a la ultraderecha
mundial su renovado estilo; fuentes donde debe figurar en sus generosas
partidas, destinadas a sufragar los golpes contra Venezuela y el Presidente
Maduro.
Este personaje acaba
de recibir una Asamblea Nacional destruida por Henry Ramos, un megalómano
encanecido con su consorte envuelta en trajes y empatucada. Una AN en pleno
desacato constitucional, sin norte político, y además, llena de guarimberos y
diputados espurios. Además vivir con Henrique Capriles –que estrena un rostro
lleno de botox y maquillaje Revlon- como jefe político no debe ser peras en almíbar.
Pobre de él.
Pero un acto de verdadera desesperación, de vida sin
sentido de la trascendencia, es esa mamarrachada de declarar abandono del cargo
por parte de Nicolás Maduro. Sobre todo porque se le ve el bojote a la
propuesta: lo que persigue Borges –como perro callejero que corre detrás de un
carro en marcha- es provocar un escenario de confrontación aún más
radical de los que hasta ahora hemos vivido.
Borges piensa que la FANB, atenderá a su desesperado
llamado a la Rebelión Militar. O que el pueblo –que a estas alturas los conoce
de sobra- saldrá a reeditar una versión del Caracazo dirigido por –carcajada
general- el entretenido de Freddy Guevara
Pero dos cosas debemos agradecerle al diputado
Borges. La primera es nos enseña que la MUD sigue meando fuera del perol. Y la
segunda, es que para desmontar su absurda propuesta, volvimos a leer la
Constitución. Sino lean y escuchen la intervención del diputado revolucionario
Pedro Carreño que circula por las redes en estos días.
Lección es lección.
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