miércoles, 4 de marzo de 2015

Néstor Francia / 

Análisis de Entorno: La oposición “moderada” ante la ultraderecha radical

- El tuit de Maduro

- Sin evidencias, apenas indicios

- La oposición “moderada” ante la ultraderecha radical

- Radicales favoreciendo históricamente al chavismo

- El golpe de 2002 y la Fuerza Armada

- El sabotaje petrolero y PDVSA

- Saltando al 2014

- La derrota de “La Salida” y de las guarimbas

- El golpe continuado contra los “moderados” de la oposición

- ¿Y que fue del llamado a Constituyente?

- El llamado a un “Acuerdo Nacional”

- Soberbia y supremacismo de la gran burguesía monopolista

- No hay peor ciego que quien no quiere ver

Ayer el presidente Maduro envió al mundo, con un tuit, un videoclip en el que se presentan evidencias sobre el intento de golpe de Estado en Venezuela. Es un material bien hecho, que aunque no deja todo absolutamente claro, sí demuestra que el intento existe y que, al menos intelectualmente, Machado, López y Ledezma son parte de un esquema subversivo, aunque su participación material en la planificación del atentado aéreo denunciado sigue sin tener evidencias suficientes. De todos modos, bien por el Presidente.
En cuanto al caso de la detención de Antonio Ledezma, el tuit ayuda a despejar parcialmente la preocupación que expresamos en el Análisis de ayer por el ablandamiento del apoyo internacional a Venezuela generado después de este evento: “esta reacción internacional tiene que ver con un problema que de algún modo hemos señalado anteriormente: la debilidad de las evidencias. Se ha anunciado una y otra vez que se presentará las pruebas, pero no se ha hecho”. En nuestra opinión, con respecto a este caso, ni siquiera se puede hablar de evidencias, aunque sí de indicios. Algo es algo.
A lo interno, no importa cuántas pruebas o claros indicios de la acción subversiva presente el Gobierno, la llamada oposición “moderada” no acaba de deslindarse del sector de ultraderecha que promueve una “salida” violenta. Esto no es fácil de entender, pues es evidente que todas las acciones radicales contra el chavismo no han hecho sino favorecer a este. Vamos de recuento:
El golpe de Estado de abril de 2002 permitió al chavismo consolidar su poder en la Fuerza Armada. Esto ya existía, gracias al ascendiente de Hugo Chávez en el estamento militar y al trabajo revolucionario que siempre se ha mantenido a lo interno de la Fuerza, y que ha desembocado en la existencia de una mayoría de oficiales que abrazan el ideal bolivariano y una absoluta mayoría de chavistas en la tropa. Pero el golpe de 2002 permitió al chavismo reafirmar y reforzar ese poder, deslastrar a la Fuerza Armada de elementos contrarrevolucionarios y rearmar la cadena de mando a favor del proyecto liderado por Chávez.
En cuanto a PDVSA, es claro que en 2002 el chavismo tenía la presidencia de la industria petrolera, pero no el poder interno. El mismo sabotaje de finales de ese año y comienzo de 2003, demuestra que la llamada meritocracia era el verdadero poder interno de la empresa y ello le permitió armar la extensa operación de sabotaje que se llevó a cabo. Una vez derrotada esta nueva intentona radical de la derecha, el chavismo emergió ungido con el poder efectivo en PDVSA. Miles de opositores que habían participado en el sabotaje fueron eyectados tras la victoria popular, la mayoría tontos útiles que perdieron sus carreras y su comodidad, mientras hoy los capitostes son en su mayoría gerentes y asesores de empresas petroleras extranjeras, y están nadando en dólares.
Los ataques encabezados por la derecha radical durante el año 2002, alcahueteados por todos en la oposición, permitieron al chavismo hacerse de una fortaleza poco menos que infranqueable en las dos instituciones que representan el sostén principal del poder económico y político en el país, PDVSA y la Fuerza Armada. Por supuesto que el chavismo se ha sostenido por el apoyo popular, pero imaginemos lo que ocurriría si no se contase con esos dos grandes bastiones mencionados.
Otros acontecimientos se sucedieron, como la no participación de la oposición en las elecciones parlamentarias de 2005, alentada por los sectores más radicales de la derecha, que dejó toda la Asamblea Nacional en manos de los chavistas. Algunos sectores de la oposición han criticado después el error que para ellos representó aquella decisión.
Demos un salto a 2014. Aquí se inicia un ciclo muy significativo, que no solo demuestra cómo la ultraderecha radical no da pie con bola políticamente, sino además que se trata de un sector, comandado por Machado, López y Ledezma, que no solo quiere dar un golpe a Nicolás Maduro, sino que mantiene también un golpe continuado contra la oposición “moderada”, aunque esta, torpe y oportunista, no haya caído en cuenta de ello.
El grupete de los tres tristes tigres lanza, en febrero de 2014, la línea subversiva, golpista, contenida en la propuesta que fue conocida como “La Salida”. Se da inicio así a la etapa de las guarimbas en distintas regiones del país. Más rápido de lo pensado por los facinerosos, la línea de “La Salida” y las guarimbas son claramente derrotadas por el Gobierno y las fuerzas revolucionarias, causando evidente daño a las políticas generales de la oposición. No solo termina preso uno de los capitostes del plan golpista, Leopoldo López, sin que haya ninguna reacción favorable de la población hacia él, sino que poco tiempo después otra cabecilla de la subversión, María Corina Machado, es apartada de la Asamblea Nacional ante la mirada impasible, una vez más, del pueblo venezolano. Y es que una de las consecuencias de la derrota de las guarimbas, además de hacer evidente la división interna de la oposición, fue la profundización de la desmovilización callejera de la base social de la derecha. Después de las guarimbas, ninguna movilización convocada por la derecha ha sido realmente exitosa, y esto vale también para los sectores “moderados” de la MUD, que resultaron contaminados por la derrota de las guarimbas, al no haber tenido la lucidez ni el coraje de deslindarse claramente de ellas.
Ahora bien, una característica importante de la línea de “La Salida” es que fue asumida al margen de los sectores más importantes de la oposición venezolana, que fueron puestos absolutamente de lado por el trío dirigente de las políticas fascistas. Sin consultarlos para nada, los opositores “moderados” fueron empujados a una aventura que resultó en fracaso. Aun así, la ceguera, la cobardía política y el oportunismo ha hecho que esos “moderados” todavía hoy no se hayan deslindado claramente de “La Salida”.
Posteriormente, el trío de marras lanza una nueva aventura, la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, de nuevo al margen y pasándole por encima al resto de la oposición. Una idea que murió al nacer, esta “convocatoria” a una Constituyente ha pasado sin pena ni gloria, sin que nadie se responsabilice de ese nuevo fracaso de la ultraderecha radical. Otro punto negro en la trayectoria reciente de esa derecha fascista que pareciera dirigida por amateurs de la política, pero que mantiene el apoyo del imperialismo y de destacados factores de la ultraderecha internacional, como el uribismo, el PP español, la gusanera mayamera y sus congresistas asociados, el club de ex presidentes neoliberales y otros.
Ahora, los mismos personajes se han aparecido con el “Llamado a un Acuerdo Nacional para la Transición”, una iniciativa que se produce una vez más al margen de los sectores más importantes de la oposición. El tal “Acuerdo” no tiene nada de “nacional”. Es más bien, hasta ahora, un bodrio que solo tiene el apoyo de partidos que son sobre todo entelequias. Voluntad Popular está constituido por pequeños grupos que hacen vida real solo en lugares muy específicos de alta conflictividad, como el este de Caracas, San Cristóbal, Mérida, Valencia, Barquisimeto y relativamente en Maracaibo.
Vente Venezuela no es otra cosa que María Corina Machado y su corte. Alianza Bravo Pueblo es un grupúsculo conformado por los allegados de Antonio Ledezma. Al “Llamado” se ha sumado una parte de esa caricatura en que se convirtió Copei. Los partidos más importantes de la oposición no han cerrado filas allí: Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo y Acción Democrática. Pero de nuevo los “moderados” pecan por acción u omisión y siguen dándoles respiración artificial a los tres tristes tigres.
Es en ese sentido que afirmamos que esa ultraderecha fascista desarrolla un golpe continuado que está también dirigido contra la oposición “moderada”. Son típicos representantes de la soberbia y el supremacismo que caracterizan a la gran burguesía monopolista, que los lleva a despreciar y menospreciar a todos los demás. Si ese sector llegara a tomar el poder, se apoderarían del país para su usufructo excluyente y lo pondrían además a la orden del imperialismo. No solo lanzarían al zanjón a la fuerza política más relevante del país, el chavismo, sino también a sus cómplices de ocasión, el resto de la oposición venezolana. Pero hay que decirlo una vez más: no hay peor ciego que quien no quiere ver.

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