Prof. Eseario Sosa
A pesar de que hemos crecido en estos tiempos de revolución, todavía somos prisioneros de la vieja manera de hacer política. Esa forma que implica crecer sobre el cadáver del otro, en ocasiones, camaradas de nuestro proceso pero que su pecado es no ser del equipo cerrado que nos adula. Esa manera perversa que promueve el ensañamiento contra todo aquel o aquella con el cual ya no podemos trabajar en equipo.
Esa forma tradicional, cuartarepublicana de derecha y quintarepublicana de izquierda, de hacer y decir la política, es lo que estamos llamando: “la visceralización de la política” ¿Y eso qué es? En lenguaje sencillo es hacer la política desde las vísceras.
Un viejo maestro nos decía que hacer la política desde la boca, desde las vísceras, desde el estómago, es lo más fácil. Igual, es fácil aunque es inevitable, hacer política desde el corazón. Difícil aprender a hacer política desde la razón. Aclaremos la boca, el corazón y la cabeza, es necesario para hacer buena política. Sin corazón no hay pasión, sin la boca nada se comunica, sin la razón, caemos en hacer política desde las vísceras. Cuando caemos en esto último nombrado cometemos demasiados errores y provocamos injusticia.
Las vísceras y uno que otro camarada visceral, nos animan a ejercer la política en clave de venganza y fácilmente caemos en el sectarismo. Solo sirven los y las que andan con nosotros, los demás, las demás, son nuestros enemigos aunque están en el proceso revolucionario y debemos procurar que desaparezcan del mapa.
Esto no es nada nuevo. A Jesús de Palestina, cuentan, que le llegaron sus discípulos diciéndole:
- Encontramos a unos haciendo el bien en tu nombre y se lo prohibimos.
Jesús les llamó la atención a sus discípulos y les dijo:
- Déjenlos quien no es contra nosotros por nosotros es.
El sectarismo, vieja práctica política, es un indicativo de mala formación política, de miedo y de debilidad.
La visceralización de la política unida a la prepotencia ideológica nos lleva a asumir conductas como líderes, como funcionarios, como servidores públicos, queriendo solo actuar para los míos, dejando sin atención a los demás. Si nos toca un papel como decisores o nos corresponde otorgar algún beneficio o derecho y lo hacemos a través de las vísceras, vamos a cometer muchos errores
No estamos para nada sugiriendo que nos convirtamos en unos “perdona vidas”, pero sería bueno preguntarnos quién nos dio el derecho de actuar así. Cuando se trata de camaradas que andamos en la revolución, debemos aplicar INVEDECOR o el método de “VER, JUZGAR Y ACTUAR”, y en ese sentido, tomar decisiones algo mas justas. De lo contrario, seguiremos alimentando nuestras diferencias y se hará muy difícil la unidad y el crecimiento de las fuerzas revolucionarias...
“Endurecer nuestro corazón sin perder la ternura jamás”
Che Guevara
SONREIR NO ES CONTRARREVOLUCIONARIO
Eseario Sosa Rodríguez
Obispo Auxiliar de la Unión Evangélica pentecostal Venezolana.
Miembro de la Brigada Mayor del CALEB.
Miembro del Equipo Municipal del PSUV, Palavecino Lara.
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