domingo, 30 de diciembre de 2018

Diciembre 30, 1958
Muere en combate Roberto Rodríguez Fernández...."EL VAQUERITO",
Jefe del Escuadrón Suicida de "La Columna Ocho Ciro Redondo". Sucedió a pocas horas de la victoria, en la batalla de Santa Clara, de un balazo en la cabeza, cayó El VAQUERITO, tenía 23 años.
El Che resumió su dolor en una frase...."ME HAN MATADO CIEN HOMBRES".Recibió su alias de "Vaquerito" debido a unas botas mexicanas que recibió de Celia Sanchez al llegar al campamento guerrillero y por su sombrero de campesino, se destacaba además por sus ocurrencias y humor constante.
El 30 de diciembre de 1958 cayó en combate durante la Batalla de Santa Clara. Había recibido la orden de atacar con sólo 24 hombres la estación de Policía de la ciudad, donde había más de 300 hombres bien equipados, apoyados por tanquetas y avionetas.
Pasando de casa en casa por huecos abiertos en las paredes, logró llegar a una posición muy avanzada en un techo cercano a unos cincuenta metros de la estación de Policía y desde allí, disparaba de pie su fusil Garand. En el intenso tiroteo, una bala lo alcanzó en la cabeza y cayó mortalmente herido. Casi sin vida lo llevaron de inmediato a la Comandancia de las fuerzas rebeldes y allí murió.
Al conocer que habían matado al capitán del Pelotón Suicida, el comandante Ernesto Guevara exclamó:
“Me han matado cien hombres”
Esta frase se esculpió sobre su primera tumba. Guevara ordenó darle sepultura en Placetas, zona ya liberada y donde, bajo el hostigamiento de aviones enemigos, algunos de sus compañeros y el pueblo le tributaron un sencillo homenaje.
La jefatura de policía que atacaba al morir fue transformada en una escuela que lleva el nombre de «El Vaquerito». Desde diciembre del 2009 sus restos se encuentran con los demás caídos durante la Guerra de Liberación en el Mausoleo dedicado al Frente de Las Villas, muy cerca de donde descansan los restos del Comandante Ernesto Guevara y sus compañeros de la guerrilla boliviana..
"El Pelotón Suicida era un ejemplo de moral revolucionaria y a ese solo iban voluntarios escogidos. Sin embargo, cada vez que un hombre moría, y eso ocurría en cada combate, al hacerse la designación del nuevo aspirante los desechados realizaban escenas de dolor que llegaban hasta el llanto. Era curioso ver los curtidos y nobles guerreros mostrando su juventud en el despecho de unas lágrimas, por no tener el honor de estar en el primer lugar de combate y muerte".
Ernesto Guevara de la Serna. Nota : editado de la publicacion original de .Marissa Segova..

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