domingo, 16 de diciembre de 2018

Geopolítica del hambre
Por: Constituyentista María Alejandra Díaz
La geopolítica del hambre está ligada indisolublemente a la geopolítica del petróleo, crecimiento, industrialización, salud, población y alimentos. Una élite que no tiene Nación, mueve por sus intereses utilizando el rostro amigable del imperialismo: la ONU y el Club de Roma con sus agendas de eugenesia y la “Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030”.
La química del petróleo ha permitido desarrollar la agricultura extensiva e intensiva y con ello la posibilidad de alimentar cada día a un mayor número de seres humanos. La criptocracia del petróleo lo sabe y extiende sus tentáculos apropiándose de tierras y petróleo.
Hoy como nunca, se utilizan el hambre y la desigualdad para someter a los pueblos por falta de alimentos y medicinas: armas silenciosas empleadas contra los Estados Nación soberanos e independientes para su claudicación.
Dijo Jhon Boyd Orr “cuando las potencias del eje sean completamente aniquiladas, las Naciones Unidas tendrán la fiscalización del mundo. Será un mundo en ruinas que merece ser reconstruido… sin embargo no será fácil mantener a la ONU para los objetivos de la paz…después del ardor de la victoria, las grandes potencias tenderán a pensar más en sus intereses imperialistas que en la contribución para la causa común del mejoramiento del mundo..”
La carta del Atlántico de 1942 y la ONU en su lucha contra el nazismo, contenía la “Liberación de la Necesidad”, para afrontar las consecuencias del hambre en Europa luego de la devastación de la 2da Guerra Mundial. Simiente de la FAO, la UNRRA se funda con el objeto de llevar socorros de naturaleza alimentaria y créditos por 60.000 millones de dólares: negocio redondo a costa del hambre de los depauperados pueblos europeos de la postguerra.
Venezuela con Chávez realizó esfuerzos no sólo para visibilizar las causas reales del hambre, concretó políticas sociales dirigidas a reducir sus efectos devastadores sobre nuestra población, utilizando como palanca la plena soberanía petrolera.
En el marco de nuestra obligación como Estado, en medio de criminales medidas coercitivas, unilaterales e ilegales, de la impotencia interna propia del embrionario modelo económico productivo, Venezuela ha buscado por todos los medios, consolidar una red de suministro seguro de alimentos, cuya logística y comercialización garanticen la seguridad y soberanía alimentaria.
El imperialismo del dólar utiliza el hambre como excusa de una supuesta crisis humanitaria trazando la geopolítica unipolar, enfrentada a nuestro deber de defender y garantizar la soberanía, la independencia y la autodeterminación, en el marco de la multipolaridad, el equilibro y armonía entre las naciones, tal y como lo perfilaron Bolívar y Chávez.

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