jueves, 26 de diciembre de 2013

Letra Veguera/
DICIEMBRE

Federico Ruiz Tirado

Es probable que pasada la fiesta de Noche Buena, ese paréntesis cosmogónico que encierra nuestra cordura bajo el signo de muchas profecías  y por eso mismo unos se animan sin saberlo  y otros se vuelven parcos, llorosos, alentados en el fondo por el insondable porvenir, por una pizca casi neurótica de optimismo, muchos nos entregamos a   preparar el desayuno, ese animoso y certero  bocado que enciende la locomotora del día para así mirar a la Nada, hablar con ella. Esa noche jodimos, reímos de chistes banales, comimos carbohidratos hiperglicémicos, unos más, otros menos, y en esa medida, después, el 25, y quizás hasta hoy, sigue el jaleo. Unos estarán en el rio, en la playa, en los patios de sus casas mientras los parientes pican los aliños para el sancocho, mientras los perros realengos que pasaron la noche agonizando por el impacto de choques y cohetazos amanecieron muertos en la calle y nadie se acordó de la Misión Nevado.
 Este año ha sido vertiginoso y rudo, antes y después de la muerte de nuestro querido Hugo Chávez: elecciones, experiencias humanas y políticas sin precedentes. Soy de los que creen en eso de que los chavistas nos cuidamos a veces sin saberlo colectivamente, nos protegemos hasta escondernos de nosotros mismos. Tal vez esa sea una de las más íntimas vivencias después del 5 de marzo de este año.
Miremos atrás: veremos la Venezuela después de Chávez, a Maduro ejerciendo un liderazgo no vacilante, a la gente en la calle, a las inspecciones enfrentando la guerra económica, a muchos sin poder verbalizar la ausencia del Comandante pero echándole leña a la ardentía.

Yo sentí  su ausencia como un hueso filoso. Pensé en el 2014. Sospecho será un año sin tregua ni disminución de la conflictividad. El Presidente Maduro se reunió con unos alcalduchos pedigüeños e inmorales, no significa que la conflictividad cesará, es real. El 2014 servirá para la discusión. Eso es el chavismo, el que salió victorioso y el que salió con el corazón esmoñingao, sobre todo en las ciudades donde perdimos, geopolíticamente claves. Barinas, San Cristóbal, Barquisimeto, Maracaibo, quiere discutir. El chavismo habita en el corazón de la gente y ese corazón también está ajado, maltratado por esas derrotas.


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