viernes, 27 de diciembre de 2013

MAÑANA 28 ES EL DÍA DE "LOS ZARAGOZAS" MANIFESTACIÓN FOLKLORICA DE SANARE, ESTADO LARA

Los ZaragozasCada 28 de diciembre los pobladores de Sanare celebran su tradicional Baile de los Zaragozas, una hermosa y colorida festividad con el cual conmemoran el Día de los Santos Inocentes, en medio de la creencia de que sólo ocultando su identidad y bailando durante todo el día podrán hacer realidad sus promesas
Entre el nacimiento del Niño Jesús y la llegada de los Reyes Magos se celebra en la parte andina del estado Lara una de sus manifestaciones folclóricas más bellas y coloridas del año, el Baile de los Zaragozas de Sanare cada 28 de diciembre.
Es la capital del municipio Andrés Eloy Blanco, Sanare, también llamada el Jardín de Lara, donde tiene lugar la festividad en homenaje a los Santos Inocentes, los niños asesinados por el Rey Herodes, según la cita bíblica.
El origen y la fecha de inicio del Baile de los Zaragozas es incierto, pero se sabe que es muy antiguo. Los historiadores e investigadores destacan que se trata de una tradición agrícola de origen indígena que con la evangelización se convirtió en una devoción a los Santos Inocentes, a quienes se acostumbra pedir promesas ese día y ocultar el rostro con disfraces para que se cumplan.
A los Zaragozas también se le denomina el baile de la locas como alusión simbólica al pasaje bíblico referido a la mujeres cuyos hijos fueron muertos por orden de Herodes, quienes se enloquecieron por el dolor de la perdida de sus hijos.
Entre las características de esta hermosa tradición sobresale la conformación de una cofradía encargada de la organización de la fiesta, encabezada por un Capitán Mayor, quien desde 1955 y después de cinco generaciones de capitanes, es el señor Berbabé Alvarado, quien ha creado una Escuela de la Zaragoza, dirigida por el mismo, donde entrena anualmente a los niños que reemplazarán a los viejos Zaragozas.
La estructura la componen otros capitanes menores, encargados de diferentes tareas en las festividad, como la custodia del cuadro de los Santos Inocentes, la organización de los Zaragozas que van a pagar promesas y la música. Tradición con más de 200 años
La celebración comienza con los primeros rayos del sol en la casa de la señora María Elvira de González, la custodia del cuadro de los Santos Inocentes, frente al cual los Zaragozas se presentan a partir de las 4:00 de la mañana para ser bendecidos y pedir la promesa.
A las 8:00 de la mañana se ofrece la primera misa del día en la Iglesia San Isidro de Sanare, sede por tradición de los Zaragozas, antes de iniciar la procesión hasta la iglesia principal, donde se ofrece la segunda misa del día a las 10:00 de la mañana.
En las celebraciones litúrgicas los sacerdotes hacen un llamado a no bailar durante la misa porque es pagano festejar frente a la imagen de Jesús. La misa se desarrolla con intervalos de cantos de golpes y música sacra, como una muestra de la mezcla de bailes, ritos religiosos, indígenas, y cánticos tan diverso que conforman la tradición cultural.
La tradición de la Zaragoza sanareña es muy antigua, se estima que supera los 200 años. Una cofradía es la responsable de la organización de la festividad, la cual conserva una pintura al óleo que representa el degüello de los Santos Inocentes por ordenes del Rey Herodes El Grande.
La creencia generalizada en el pueblo es que este cuadro tiene poderes milagrosos. Se desconoce la fecha de la obra, pero según los testimonios de los Zaragozas más viejos fue realizada a principios del siglo XX por el artista sanareño Mateo Segundo Viera, sin embargo existe otra representación de la escena bíblica más antigua perteneciente a la familia del Capitán Menor José Nicolás Rodríguez, la cual fue heredada de sus antepasados y tampoco se conoce el autor ni la fecha de elaboración.
Después de la primera misa inicia una procesión encabezada por don Severiano Alvarado, capitán menor de las fiestas quien lleva el cuadro y es escoltado por un zaragoza que baté al viento una bandera amarilla, mientras son acompañados por filas de músicos y recitadores de décimas, entre quienes se cuentan instrumentos como cuatro, maraca, tambor, entre otros tradicionales. El cura y los tres indígenas
Los indígenas que se quedaron en el antiguo asiento de la primera fundación de Sanare, en los alrededores de la laguna de Moreco (Chamíos y Yacambu), celebraban las festividades de los disfrazados con pantomimas y atuendos hechos de materiales recogidas del medio natural: bejucos, palmeras y flores.
Entre los aborígenes, los historiadores e investigadores resaltan a tres: Lucio, Saturno y Bruno, quienes usaban plantas de yagrumo, charrasca de carrizo y cuatros de totuma y recitaban al compás de la música el grito popular de la Zaragoza “Ay Zaragoza”, explica el folclorista, músico y compositor José Nemesio Godoy.
Los tres indígenas no viajaban a Sanare debido al estado crítico en el cual vivían, así que intercambiaban sus andanzas melódicas con sus vecinos de El Volcán, Escalera y El Degredo, hasta que en una oportunidad en el siglo XIX el reverendo español Pedro Antonio Pisá, inauguró las primeras misiones para evangelizar a los nativos del medio rural de Sanare.
Como los vestidos eran eminentemente rústicos, el padre Pisá modernizó la vertiente y los llevó a Sanare donde entronizó la festividad para conmemorar el Día de los Santos Inocentes. La esencia de los 28 de diciembre en Sanare, como en otros lugares de Lara y el resto del país, es pedir una promesa y bailar todo el día al son del golpe para que se cumpla. En su libro “Maíz taita coyon: Cultura y cultivo del maíz en Sanare”, sus autores, los hermanos Juan José y Juan Ramón Escalona, propone que las fiestas de los Santos Inocentes de Sanare son una extensión modificada de la Fiesta del Jojoto que realizaban los indígenas de la zona como tributo a la buena cosecha y la bendición de la tierra en la nueva temporada de siembra que iniciaba. Los investigadores resaltan que los caseríos del Jardín de Lara estaban habitados por indígenas yacambúes, gayones y Jiraharas, a quienes se les atribuye el verdadero origen de la mascara, el traje adornado con hojasy espigas de maíz, hoy reemplazados con retazos de telas, así como el chaparro de membrillo, el ocultamiento de la identidad, las cintas de colores y la estructura jerarquica de capitanes

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