Gromansky Lameda recuerda las luchas del Comandante Carache, hombre profundamente humanista
Como un “hombre profundamente humanista” catalogó Gromansky
Lameda, combatiente del Frente Guerrillero Simón Bolívar, a Argimiro Gabaldón.
Lameda, nació en el municipio Morán, específicamente en la población de El
Tocuyo en el estado Lara, narró parte de su vida, cómo llegó a la lucha
revolucionaria, y a dejar muy claro que el comandante Gabaldón no murió de un
‘disparo accidental’.
Lameda contó que se crió en una familia con profundas raíces
revolucionarias, “todos nosotros llevamos persecución, mi papá y mi mamá” con
una gran influencia en la formación política en el seno de su familia, resaltó
que su formación viene de ese influjo que dejó Pío Tamayo, “nuestro gran poeta
que trajo el Marxismo hasta aquí”, narró.
“Paradójicamente” – dijo – cuando Tamayo llegó, “ya el
anticomunismo y el marxismo tenían años, cuando él llegó con sus ideas ya el
clero y la godárrea de aquí de El Tocuyo, habían fomentado el anticomunismo en
la población y de ahí vengo yo, de esas luchas de mi padre en contra de la
dictadura de Gómez y de Pérez Jiménez”.
Lameda recordó una anécdota donde detallaba que su madre
llegó a tener en sus manos el archivo del Partido Comunista, “mi mamá tenía el
archivo y papá no lo sabía, era parte de las normas que regían al partido en
esa época”.
Las luchas que vienen desde los Vargas, el General Montilla,
influenciaron a Gromasnky y a su familia “y todavía sigo con esa influencia, la
resistencia de los Gayones me influenció”, este revolucionario también destaca
como un excelente escritor, y habló de un poema donde resalta ‘Nadie descubre a
nadie’, donde explica la resistencia de los pueblos, que niega lo pre y post
colombino, “yo no lo acepto, porque la historia humana es una sola y nosotros
nos fuimos descubiertos”.
Si no estábamos cubiertos, si tan solo la distancia, los
dogmas y la ignorancia, nos hacían desconocidos al invasor europeo, ¿por qué
sostienen entonces que Colón nos descubrió al profanar nuestro suelo?
Nadie descubre a nadie dentro del género humano, ellos
vinieron sedientos de rapiña y de dominio, en nombre de Dios y un rey y de todo
se adueñaron, hubo una invasión, hubo un etnocidio, no descubrimiento de
ningunos indios, no había colonización no había propiedad privada, tampoco
necesidad de que nos civilizaran.
De tierras lejanas hasta nuestras tierras trajeron al negro
y trajeron su negra, pa’ servirle al caita pa’ servirle al amo, mercaderes de
hombres negreros tiranos, traído a la fuerza marcado y atado el negro es
vendido y reducido a esclavo, debían entregarse a la horda de bárbaros la hija
del negro y del aborigen y esa aberración de miles de años de sabiduría de
Aztecas, de Incas, de Mayas de Chibchas, mezcla de tres razas produjo la orgía
de los europeos que nos invadían.
La espada y la cruz ambas cercenaron nuestra libertad por
trescientos años y aunque al mar fue echada tanta feronía cambiamos de dueño
cual oligarquía.
Triunfa la República y el generalato junto al mantuanaje
estampan sus rúbricas de auténticos dueños del botín de guerra, todo un
continente había Ayala entero.
La vena poética del guerrillero viene, según afirma, de la
memoria genética, “yo pienso que son espíritus que me usan para que yo hable,
yo recojo toda la historia oral, la verdadera historia, la que no se ha
escrito”, Lameda conserva con orgullo y defiende su ancestro aborigen.
CONSECUENCIAS DE LA DICTADURA PEREJIMENISTA
“Cuando cae Pérez Jiménez, mi madre se ve obligada a darnos
a otras familias, éramos 14 hermanos, de los cuales tres murieron a
consecuencia de la dictadura, pasábamos mucha hambre y papá andaba huyendo,
posteriormente mi papá es detenido y el 3 de agosto de 1950, cuando el
terremoto de El Tocuyo fue indultado junto a otros más de esta región”.Recordó que al momento de irse con otra familia, le tocó
trasladarse a la parroquia San Juan de Barquisimeto, destacó que en la época
había ‘pandillas’ que eran patotas enormes de muchachos que se dedicaban a
jugar, “a los 12 años de edad me hice amigo de la pandilla ‘San Juan’, y en
Barquisimeto existían también las pandillas del Olimpo y la del Pegón, y no era
el concepto peyorativo que se conoce hoy en día”.
Luego de tres años viviendo en Barquisimeto, regresa a su
casa y se encuentra con una pobreza extrema y decidió salir a trabajar, y se
dedicó a limpiar zapatos y a la agricultura, “busqué siempre algo que hacer”
cuando cae Pérez Jiménez empieza la pugna y el partido comunista se pronuncia y
no se le permitía nada, “Acción Democrática le cerraba el paso, cerraba los
sindicatos, y centros estudiantiles, una represión recrudecida, por eso no le
quedó otro camino al movimiento que irse a las armas”.
Gromansky mencionó que el MIR como desprendimiento de AD se
sumó también a la lucha armada, incluso recalcó que se les utilizó como campo
de experimentación, “el Departamento de Estado y la CIA utilizaron esto para
implementar el Plan Cóndor, lo que nosotros experimentamos fue muy duro, la
barbarie en el estado Lara fue quizás la más fuerte”, sostuvo.
Fueron muchas las torturas, los muertos y desaparecidos,
“sobre todo en el gobierno de Leoni, esa fue la mayor carnicería que hubo
aquí”, mientras Lameda narraba esos hechos, levantó su mano izquierda señalando
hacia las montañas afirmando que “esos campos están llenos de cadáveres”.
Lamentó que las nuevas generaciones no conocen esa parte de
la historia y tampoco ha habido una forma de hacer llegar esa historia tan
reciente de tanta barbarie.
SU EXPERIENCIA EN EL FRENTE GUERRILLERO
Previamente fue detenido en una acción de propaganda el 16
de septiembre de 1963, día de la Juventud Comunista, en la ‘bomba Cuba’ que hoy
es el terminal de pasajeros de El Tocuyo, “me detuvieron a media noche a mí y a
Simón Montesinos que ya falleció, y nos llevaron para la Comandancia de la
Policía, me fugué y me incorporé al Frente”.La experiencia fue de mucha relación con el campesinado,
relató Lameda, había trabajo político organizativo, Lara fue uno de los más
organizados, “a mí me asignaron trabajo de base social de apoyo a la guerrilla,
posteriormente cuando aprieta la represión, meten la acción definitiva y larga
que era el exterminio, era un cargo más fuerte y me llevan a las montañas de
Lara, en el destacamento era otro estilo, era más militar que civil, era más
dedicación a la Guerrilla”.
Contó que las instrucciones llegaban por escrito, “Argimiro
bajaba a través de los cuadros medios las directrices, la etapa que vivimos fue
muy dura, el armamento era ligero”.
ENCUENTRO CON ARGIMIRO GABALDÓN
El recorría el Frente, en un sitio duraba poco tiempo y en
otros duraba más, pero donde yo estaba que era zona baja, no debía por
cuestiones de seguridad pernoctar mucho tiempo, tuve la oportunidad dos veces
de verlo.
“Argimiro fue un luchador desde mucho antes del Partido
Comunista y juró lealtad al partido a orillas del Río Tocuyo, fue seguidor de
los ideales de su padre que se alzó contra Juan Vicente Gómez, el general José
Rafael Gabaldón y el siguió el ejemplo de su padre, un patriota, un
bolivariano, un comunista integral”.
Cuenta que ‘Chimiro’ como también era conocido, tenía mucha facilidad
para llegar a las masas, por donde el pasaba, dijo Gromansky, lo querían mucho,
“hay personas a las que todavía se les agua el ojo cuando hablan de Argimiro
Gabaldón y nos duele, nos duele el Argimiro que estudió arquitectura, pintura,
que fue poeta que fue profesor en el Lisandro Alvarado”.
Con los campesinos de la zona en Santo Cristo donde él
nació, el trato era muy humano, afirmó Gromansky, al tiempo que indicó, que esa
fibra muy humana de Argimiro Gabaldón, viene de lo que su papá le enseñó.
Argimiro tuvo un aliado, un segundo al mando, El General
Sandalio Linárez, nacido en la población de Guajirita, a unos 5 kilómetros del
El Tocuyo, un hombre muy valeroso al que el luchador Gormansky Lameda le hizo
un corrido:
Vengo a rendirle homenaje al que en vida combatiera la
dictadura de Gómez el cojo de La Mulera, siempre dispuesto a luchar al frente
de su guerrilla que le opuso la metralla al filo de la peinilla.
En tierras de Portuguesa donde Sandalio acampó lo sorprende
el enemigo comandado por Valdó, pero Sandalio Linárez no pierde la iniciativa y
al machete rinde más a sus valientes les grita.
Y allí como en las queseras surge otro León de Payara,
nativo de Guajirita, pueblo del estado Lara, que venció la tropa al mando de
aquel oficial de Gómez, sanguinario sin piedad y verdugo de los pobres.La traición agazapada en la escena apareció, para marcar el
fracaso de aquella revolución, Gabaldón se rinde en armas para evitar la
sangría criminal del gomecismo que segaba tantas vidas.
Falsos revolucionarios que se habían comprometido, a
Gabaldón traicionaron, fueron su peor enemigo, Sandalio que se movía, como
guabina en el agua, se retira sigiloso al pueblo de Yaritagua, a ver si se
recupera y seguir en su objetivo, el de acabar con Eustoquio y el benemérito
andino.
La fiebre lo consumió pero nunca la derrota, murió empuñando
las armas como mueren los patriotas
LA MUERTE DE ARGIMIRO
Gromansky afirmó que para la época había un sector del
Partido Comunista que no estaba de acuerdo con la lucha armada, otro sector que
sí, “ingresan al Frente representantes del MIR y querían que se dejara una
parte que dirigieran ellos nada más, habían dos brigadas, 21 y 31 y querían
una, siempre fue eso”.
Había contradicciones internas, pero también había unidad en
cuanto a la conducción de la lucha, incluso, destacó que al General Carache le
disputaban la comandancia del Frente, “aquí subieron Argelia Laya y su marido
para quitarle el mando”.
“Ninguna revolución es fácil, y ninguna revolución es
bonita, la revolución es una lucha cruenta y muy difícil, donde hay que cambiar
lo que haya que cambiar, no barnizar, no tapar, cambiar lo que haya que
cambiar, lo dijo Fidel Castro”.
Sobre la muerte de Argimiro “yo deseo es que se diga la
verdad”, destacó Gromansky, “el enfrentaba contradicciones muy grandes y
contaba con Jesús Betancourt ‘Zapata’ que pertenecía al MIR, y aunque no era
del Partido Comunista se ganó la confianza de Gabaldón.
Una de las cosas que le hace dudar de la muerte accidental
de Gabaldón, es que Román Quintero, contó que vió a Argimiro orinando y cómo
‘Zapata’ enfilaba el arma de forma sospechosa hacia él (hacia Argimiro).
Contó que otros dirigentes del partido sospechaban de
‘Zapata’, Gromansky afirmó que este fue quien asesinó al General Carache, “yo
estaba con Bernabé Quintero y el cargaba un transistor y escuchamos una
fanfarrea de Notirumbo donde detallan que el hombre que fue llevado herido al
hospital de El Tocuyo era un canario y Bernabé se pone las manos en la cabeza y
dijo: ¡Carajo le dije a Carache que se cuidara de Zapata!”.
En seguida el ejército tomó la ciudad completa, no dijeron
donde recibió el disparo ni quien le disparó, “yo mantengo viva la imagen de
Argimiro, para mí Argimiro Vive, quedó en sus hijos y entre nosotros, me di a
la tarea de atar cabos”.
“Era una norma dentro del Frente no tener bala en recámara
mientras se estaba reuniones, prestaron el arma y quien la entregó, entregó el
arma con bala en recámara”.
Hoy a 53 años de la muerte de Argimiro Gabaldón, Gromansky
Lameda agradece la reivindicación que se le ha hecho al Comandante Carache por
parte del presidente Nicolás Maduro, al indicar que ‘fue asesinado’.
Hoy su lucha se mantiene viva, y aguarda por la justicia y
la divulgación justa de la historia, de quienes encaminaron la revolución, hasta
nuestros días.
BÁRBARA RODRÍGUEZ
CIUDAD BQTO
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