martes, 3 de octubre de 2017

Alerta pueblo: Lo que se avecina desde 

EEUU

José Sant Roz

Venezuela hoy representa un gran laboratorio de investigación mucho más complejo que lo que fue España para Alemania, Francia, Inglaterra y Estados Unidos durante aquella guerra civil iniciada el año de 1936. Hay estudioso que han asomado la posibilidad de que incluso una tercera guerra mundial pudiera generarse como consecuencia de los desafíos "incontrolables" (para el imperio euro-americano) que representa la revolución bolivariana. Es tal este cuadro de complejidad geopolítica en América del Sur surgida del proyecto bolivariano y chavista, que China y Rusia han creado sus propias cátedras de análisis de lo que ocurre y podría ocurrir en Venezuela si Estados Unidos llegara a incrementar su agresión contra la patria de Bolívar.
Todas las etapas que hemos vivido desde que murió el Comandante Chávez (cuya cronología presentó admirablemente Mario Silva en su programa de La Hojilla el 30 de septiembre pasado), han sido milimétricamente elaboradas por los centros de estudios de inteligencia estadounidenses: los sabotajes, los frenéticos ataques desde la OEA y desde la Unión Europea, los actos terroristas (las guarimbas), la pavorosa guerra económica y la feroz campaña mediática mundial.
La conclusión sobre todos estos ataques en estos centros de investigación apunta a que el plan forjado para propiciar una guerra civil (paso esencial previo para una intervención), se ha visto seriamente afectado por la imposibilidad de penetrar los estamentos de la Fuerzas Armadas Bolivarianas. Un poderoso centro de estudio norteamericano establecido en Los Ángeles (California) está avocado ahora al estudio de la personalidad del presidente Nicolás Maduro, al cual ahora Estados Unidos cataloga de "peligroso líder mundial con altas dosis de influencia conductora en pueblos confundidos del hemisferio occidental". La conclusión de estos análisis apunta a que Maduro no es ningún mandatario "fácil de convencer o de tratar". Lo ponen al nivel del "intratable macaco" Cipriano Castro.
Cientos de millones de dólares ha invertido EE UU sobre todo en calentar las calles y en tratar de comprar altos oficiales, y los estudios revelan que gran parte de este dinero o ha sido desviado o ha sido evaporado por los encargados de las finanzas de la contrarrevolución. Dice parte del informe: "… cuatro años han sido invertidos en la procura de crear condiciones adversas que puedan hacer ver la realidad de un estado fracasado económicamente y que termina en dictadura y con violaciones muy graves de los derechos humanos…". Fueron pulsaciones (hacia la anhelada guerra civil) que nos llevaron a aquellos niveles demenciales de la última arremetida frontal en los cien días de terror que se vivieron en Venezuela a partir de abril de 2017.
En ciertas ocasiones algunas alarmas dieron la señal de que había llegado el momento de actuar militarmente, lo que llevó a que Trump y a la mafia mayamera a jugar posición adelantada y declararse como el único partido de oposición en Venezuela, y así, la MUD dejó de existir.
Alerta, compatriotas: vivimos una etapa de stand-by, producto de la sorpresiva reacción del pueblo el 16-J, con los resultados del 30-J que condujeron a un rápido repliegue de las fuerzas de la reacción. Ni el chavismo ni mucho menos los gringos esperaban estos resultados. Anonadados los terroristas se agazaparon esperando órdenes y más dinero para reforzar el terror. Pero los jefes de las guarimbas entraron en dudas, plantearon la necesidad de ir a las elecciones regionales y consideraron que las trancas, los plantones, paros, sabotajes y el terror en las calles "aunque muy necesarios" de momento no calaba en la mayoría de la oposición, y era fundamental seguir jugando un poco a los "valores de la democracia". Un posición interesante porque obstante el terror sigue siendo (y ha sido siempre para la política norteamericana) el verdadero recurso con el que cuentan para seguir generando tensión y fuerza mediática en el mundo sobre el tema de Venezuela.
En todas las últimas reuniones en Washington se ha llegado a la conclusión, que los analistas de EE UU, la Unión Europea y los países lacayos en América Latina consideran fundamental que la tensión en las calles deba seguir siendo indetenible en Venezuela.
Insisten en que la agitación o el calentamiento de las calles le podrá dar vida a esa fuerza que en definitiva habrá de desembocar en la guerra civil. En reuniones con políticos y mandos militares de Colombia, Perú y Brasil se exploraron realizar contratos con empresas de mercenarios cuyas acciones han sido muy "efectivas" para el estado de horror en las guerras de Libia, Siria, Afganistán e Irak. De hecho cientos de colombianos, peruanos y chilenos han servido en estas empresas. El desplazamiento de contingentes camuflados de estas fuerzas mercenarias unidas a los centros del narcotráfico, ha sido un punto que ahora se coloca como crucial sobre la mesa de estas discusiones. Sigue siendo imprescindible el tema de la guerra civil entre nosotros.
De momento han tomado algunos puntos sensibles para ir experimentando sus efectos en las regiones que hacen frontera con Colombia y Brasil, como zonas del Estado Bolívar, Apure, Zulia y Táchira, con prolongaciones hacia los corredores de Mérida, Barinas y Trujillo. Particularmente han pulsado en estas regiones de manera exploratorio en principio, el tema del contrabando de combustible, y la escasez de gas; se han robado miles de metros de cables de CANTV, de CORPOELEC; las comunicaciones son catastróficas con fallas tremendas en la telefonía móvil y en internet; han tratado de corromper comandos policiales y militares en muchos puntos estratégicos de la Nación; han llegado hasta funcionarios del gobierno central y de las propias regiones con planes de penetrar las instituciones y desarticularlas en sus funciones primordiales; han tocado sindicatos del transporte, centros estudiantiles, entidades bancarias, comercios, centros de producción, con resultados que están resultando extremadamente preocupantes. Con planes de volver a una guarimba terrorífica mucho más intensa y penetrante que las sufridas en los cien días pasados.
Todo esto que lo teníamos escrito desde hace un mes, coincide ahora perfectamente con las afirmaciones del ex comandante de las Fuerzas Aliadas de la OTAN, el almirante James Stavridis, quien ha advertido sobre una posible "guerra civil" en Venezuela.
EE UU no quiere, y es una estrategia que viene implementando desde los años 90, no intervenir directamente sino hacer lo por mampuesto. Porque esto le daría mucha más "fuerza moral" a la hora de pedirle ayuda a la comunidad internacional para "restablecer nuestra democracia". Por eso James Stavridis habla de que el poder de los EE UU "deberá ser sutil y moderado, sin llegar a ser totalmente ausente". Toda esa sutileza y moderación está muy bien presentada en el plan del ataque mercenario que vendría desde la frontera con Colombia y Brasil.
De modo, pues, que queda de parte nuestra prepararnos al máximo para darle de nuevo en la madre al imperio euro-gringo cuyos planes contra nosotros son realmente monstruosos, criminales.

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