jueves, 10 de abril de 2014

ARGIMIRO GABALDON, 

EL  COMANDANTE CARACHE..
"Mucho deseo tener los conocimientos
que se requieren para mejor servir a la revolución,
pero por ninguna razón me apartaré ahora de mi pueblo,
él ha sido siempre el gran maestro de sus conductores,
él me enseñará a servirle"...

Argimiro Gabaldón


Luego de haber transcurrido 10 largos años de violenta represión impuesta por el general Marcos Pérez Jiménez, surge en Venezuela una intensa actividad guerrillera que estremece al país en los años que le siguieron a 1958. La revolución cubana había contribuido a sacudir miles de almas adormecidas por el miedo y a sembrar de nuevo la ilusión de poder cambiar a un mundo inhumano y profundamente desigual por uno más justo y esperanzador. Cuando dicha revolución se instaló en la Sierra Maestra, la izquierda venezolana liderada por el Partido Comunista, crea un equipo de respaldo a la insurrección conducida por Fidel Castro y el "Che" Guevara. Tanto es así que, Radio Rumbos, una de las emisoras más escuchadas de Caracas, brindó un espacio para transmitir un programa de apoyo a los rebeldes llamado "Un bolívar para la Sierra Maestra", que proporcionó importantes recursos económicos para los luchadores.

Ya para el año 1960, se habían formado en Venezuela varios núcleos guerrilleros ubicados en diferentes zonas estratégicas. Unos en los llanos de Apure, otros en Lara, en Turimiquire y en los montes de Aroa en Yaracuy. Más tarde se instalarían importantes frentes guerrilleros en las montañas de Trujillo y Portuguesa, por donde precisamente transitó el pintor, poeta, escritor y maestro Argimiro Gabaldón, con su fusil en mano y un saco lleno de ilusión, esperando el día del tan anhelado cambio. Luego paso a fundar y a comandar en Lara el Frente Simón Bolívar, cuya lucha estaba directamente articulada con el Frente José Leonardo Chirinos, ubicada en ese mismo estado, el Ezequiel Zamora apostada en los llanos, y un Frente guerrillero en el Oriente del país denominado Frente Manuel Ponte Rodríguez. La guerrilla en Venezuela había tomado una fuerza descomunal que resistió desde 1959, una serie de actos represivos desatada por el gobierno pro-imperialista y entreguista de Don Rómulo Betancourt, quien le toca presidir al país en ese particular período caracterizado por huelgas, protestas callejeras, intentos de golpes de Estado, divisiones de partidos, insurrecciones cívico-militares, guerrilla urbana y campesina, suspensión de garantías constitucionales e inhabilitación de partidos políticos. Específicamente, un intento de Golpe de Estado comandado por el reincidente Castro León, quien invade por el Táchira el 20 de abril de 1960; y otras rebeliones cívico-militares como el Barcelonazo (25 de junio de 1961), el Carupanazo y el Porteñazo (el 4 de mayo y el 2 de junio de 1962 respectivamente).

Argimiro Gabaldón fue un luchador que creyó, durante todo ese tiempo, en la posibilidad de la liberación popular. Mantuvo hasta el final una postura ejemplar de clara ideología y nobles valores cuyos signos había ya exteriorizado desde muy pequeño. Como comentara su hermano, el ensayista Edgar Gabaldón Márquez en uno de sus textos: "Junto con su hermano Edgar menor un año y medio, Chimiro, según el nombre familiar, inició sus estudios primarios en la casa de la hacienda con Don Arturo Simonet, un preceptor que vino a compartir con la familia el pan de cada día: la cartilla y los libros de lectura que se usaron, con imborrable recuerdo son los escritos por el maestro José Martí, el Libertador de Cuba, y firmados con el nombre de su suegro, el seño Luis F, Mantilla. Allí continuó una educación que había empezado precozmente, porque Chimiro fue de una inteligencia temprana, con ayuda de los trabajadores de la hacienda, los peones, como se les decía, quienes sentían por él una especial preferencia y debilidad, y lo ponían al corriente de las cosas de la vida, de todas sin excluir ninguna, y en particular del arte de pensar, pues fueron estos peones, tocuyanos las más de las veces, quienes le estimularon el valor belicoso desde siempre sin ser ni agresiva ni torcida por la mala intención; se esmeraban en enseñarle a jugar garrote, esa esgrima que es una escuela de coraje y de malicia, y para ello le cortaban garrotitos de guayabo y de vera (...)
El aprendizaje de sus peones y amigos se impuso en Chimiro por sobre el papel impreso, y ello era así porque él les preguntaba las cosas y prefería atenerse al dato de aquellos hombres sencillos, en cuanto a lo que el libro de lectura no le pareciese bastante verdadero; del libro de Mantilla-Martí se le grabó hondamente la lectura aquella del pájaro prisionero, y decía: Mira aquí dice: Di libertad al pájaro que gozoso saltó a su nido. Ese mismo escrito, más adelante decía; tendamos siempre la mano al necesitado, consolemos al atribulado, socorramos al desvalido y tratando de hacer felices a los otros, nos haremos felices a nosotros mismos" i. Y al respecto él comentaba con sólo siete u ocho años de edad, lo hermoso y fácil que le parecía hacer el bien en vez de estar siempre del lado malo. 
El joven Argimiro Gabaldón

Argimiro Enrique de la Santísima Trinidad Gabaldón Márquez, hijo del General José Rafael Gabaldón Iragorri (quien combatió contra la dictadura del General Juan Vicente Gómez y fue Gobernador en dos oportunidades del Estado Lara y embajador de Venezuela en Brasil y Cuba) y de Doña Teresa Márquez Carrasqueño, nace en la casa de la hacienda Santo Cristo, situada hoy a cinco minutos del pueblo cafetalero de Biscucuy, el 15 de Julio de 1919. Fue su propio padre quien lo trajo a este mundo pues, en aquel momento no hallaron a nadie quien pudiera socorrer a la madre en el trabajo de parto. Fue el octavo de diez hijos: Joaquín, Carmen Amelia, Natty, María Auxiliadora, Roberto, José Rafael, Esther, Argimiro, Edgar y Alirio Ugarte Pelayo, quien era hijo del General con Romelia Tamayo Anzola. A los 4 años casi muere de altas fiebres pero nuevamente su padre le salva la vida aplicándole un remedio casero; de modo que cuando llega el médico le dice al General que lo que él había hecho era exactamente lo que había que hacer. Luego de haberse formado en la propia hacienda, comienza en 1929 sus estudios formales en una escuela pública de Biscucuy, para continuar luego en Barquisimeto, después en el Tocuyo y finalmente en la ciudad de Trujillo hasta el año 1935. Luego vino el Bachillerato que comenzó en este última ciudad con diversos profesores y continuó en Barquisimeto y El Tocuyo, con ayuda entre otros de los profesores Roberto Montesinos y Elías Lozada Orihuela (ex Director del Liceo Andrés Bello, quien lo expulsó de ese Instituto por co-dirigir un movimiento huelgario organizado por la Federación de Estudiantes, FEV en 1938). El diploma de Bachiller lo obtuvo en 1939 con una Tesis titulada: La Filosofía de Demócrito.

"Chimiro fue deportista destacado: (...) nadador a la antigua; pescador y cazador; excursionista incansable, llegó a conocerse no sólo la hacienda, paso a paso, sino los alrededores de Barquisimeto, de Trujillo, de El Tocuyo; pero su mejor deporte fue el coraje; jamás perdió una pelea a puños, desde muy pequeño, nunca supo lo que era el miedo ni el titubeo para calcular los resultados de una refriega; las ciencias naturales de oposición y conoció bien las plantas y las bestias de los lugares donde vivió; la tradición revolucionaria de su padre se encarnó mejor en él que en ningún otro de sus hermanos y hermanas, y por eso desde niño vivió en el mundo de los héroes como Bolívar, San Martín, Martí, Pancho Villa y Lenin" ii.

En 1934 nace en el Tocuyo una célula del recién creado Partido Comunista de Venezuela de la cual fue fundador junto a varios hombres. Muy joven comienza entonces su actividad política y su interés por la justicia social. Desde el momento en que juró fidelidad al partido con su palabra comunista, inició una participación activista que no cesó sino hasta el momento en que, aparentemente, una bala desvió su rumbo para introducirse en su corazón salvaje. Pero, para ese entonces, no era sino un soñador revolucionario que leía muy poco, porque los libros sobre teorías comunistas, socialistas y los de liberación estaban prohibidos, y cada texto hallado era verdaderamente una joya. Durante toda la época de López Contreras (1936-1941), participó en las células de lucha clandestinas, y sus múltiples actividades políticas lo llevaron a Caracas para incorporarse en las luchas estudiantiles y en las huelgas organizadas por la Federación de Estudiantes de Venezuela.


De allí se fue a Argentina a estudiar arquitectura y al tercer año de carrera, decide detenerse para entrar en el mundo de la pintura, la literatura y el arte. Posteriormente con su mochila al hombro se fue a Brasil para regresar a Venezuela en 1945 en pleno auge perezjimenista. Durante este lapso, Chimiro dedica su tiempo al periodismo, la novelística, el cuento y la poesía. Y empieza a entender que debe conocer la historia de su país para poder actuar correctamente sobre ella. Estudia y escribe en lo que fue un período muy provechoso para él. A la hora de la lucha contra el perezjimenismo, fue el primero en plantear que no se trataba sólo de cambiar al dictador por otro gobernante, sino que había que ir a la raíz de ese acontecer para que los cambios fuesen de fondo y no de forma. Es en ese tiempo en que se plantea la tesis de la necesidad de la lucha armada como respuesta a un gobierno represivo y criminal. Discute, se pronuncia públicamente y difunde información sobre estos temas. Una cita de Douglas Bravo nos aclara ese panorama: 

"... cuando Rómulo Betancourt se trazó como estrategia liquidar todo el movimiento popular, para facilitar así los planes de explotación imperialista en Venezuela, comenzaron a surgir las primeras diferencias; era el momento en que unos sostenían que a la agresión armada, a la agresión violenta, al uso de las armas, a los asesinatos, a las torturas, a los allanamientos, a los carcelazos, a los vejámenes del régimen de Betancourt no se podía hacer frente con manifestaciones pacíficas solamente, sino con manifestaciones pacíficas por las reivindicaciones políticas y económicas, y también con manifestaciones armadas, con la lucha armada. A partir de entonces, empieza la polémica sobre este tema. Por aquel entonces los sostenedores de la vía pacífica eran muy pocos, se reducían a un minoritario grupo en el seno del movimiento revolucionario. Se inició la lucha armada en Venezuela, en los años 1960-61, no por el deseo de los partidos revolucionarios de recurrir a la lucha armada, sino como la única vía posible, la única vía abierta, la única salida que dejaban los gobiernos entreguistas, el gobierno de Betancourt concretamente.

Al iniciarse la lucha en nuestro país, aquellas corrientes ajenas a la lucha armada no fueron rebatidas suficientemente en el plano teórico, y se permitió que convinieran en el seno del movimiento revolucionario sin ser expuestas públicamente como concepciones ajenas y extrañas al movimiento revolucionario. Es decir, una falsa concepción de la unidad de las diferentes concepciones permitió que no se desenmascarara, que no se explicara al pueblo y se explicara a los propios sostenedores de esa concepción que tales puntos de vista no correspondían a la realidad venezolana.

El extraordinario auge vivido a raíz del 23 de enero se mantuvo durante los primeros años del régimen de Betancourt, e hizo posible que a las agresiones armadas y violentas de Betancourt se respondiera con las armas en la mano. Se inició entonces un conflicto, se inició lo que podemos llamar la guerra de liberación en Venezuela. En las ciudades crecían los combatientes armados, se producían desprendimientos en los cuarteles y se desarrollaban los movimientos guerrilleros campesinos. Sin embargo, en esa oportunidad no tuvimos la claridad suficiente para trazar un camino más neto y preciso en cuanto al problema de la vía armada, y algunos errores cometidos -lamentables errores que hoy estamos pagando- hicieron que entrara en crisis el movimiento revolucionario".

Argimiro Gabaldón

Unos apoyaban la lucha amada, otros estaban en contra, sin más argumento que la no-violencia. Pero, Argimiro Gabaldón, pertenecía a esa minoría de revolucionarios que no sólo actuaban y apoyaban una defensa armada contra la terrible agresión, sino que también, reflexionaba sobre la necesidad de mantener con vida el combate por la transformación social desde la perspectiva de un movimiento vinculado al colectivo, con posiciones ideológico-doctrinarias concretas y con un proyecto futuro de país específico. Y decimos minoría porque las ideologías y convicciones que se suponía debían mantenerse en pie, se transformaban de acuerdo a las circunstancias e intereses particulares, echando por tierra toda convicción moral y espiritual.

Por ello, desde el año 1958, Gabaldón comienza a ver con cierto recelo, cómo se venían comportando las políticas de unidad impulsadas por el Partido Comunista. A la hora del III Congreso del PCV, fue él quien planteó la necesidad de ir hacia otras formas de lucha. Es el inicio de la experiencia guerrillera en Humocaro y también las primeras derrotas. Desde fines del 61 hasta el 13 de diciembre de 1964, Chimiro estuvo al frente de esa lucha. Y en todo ese proceso le tocó sufrir las inconstancias de unos "líderes" que se amoldaban a las situaciones presentadas, antes que analizar histórica y estratégicamente la realidad sobre la cual vivían.

Sin embargo en 1960, Argimiro Gabaldón crea el primer foco guerrillero en la Azulita, Estado Mérida, del cual fue líder; y luego en 1961, funda el "Frente Simón Bolívar" o "Libertador", ubicado en las serranías del entonces Municipio Morán del Estado Lara, cuyos comandantes eran el mismo Argimiro Gabaldón, Carlos Betancourt y Juan Vicente Cabezas. Posteriormente nace el "Frente José Leonardo Chirinos" (Occidente), en las montañas de Falcón y Yaracuy comandado por Douglas Bravo, Luben Petkoff y Elías Manuitt Camero; y en Oriente el "Frente Manuel Ponte Rodríguez" ambos creados en 1962; sus comandantes fueron Alfredo Maneiro y el Teniente Héctor Fleming Mendoza. También en 1962, nacen las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), una organización guerrillera creada por el Partido Comunista de Venezuela (PCV), para dar forma a los nacientes grupos rebeldes que empezaban a operar en el país, de la cual Gabaldón llega a ser el conductor. Y en 1965, surge la última Fila cívico-militar que fue el "Frente de Los Llanos Ezequiel Zamora" (Llanos de Apure) que mantuvo tres comandantes: el Sargento de la Marina Adalberto González, Francisco "El Flaco" Prada y Ángel María Castillo.

La lucha fue acérrima y constante pero, era contra un ente que lo doblaba en poder y fuerza. El Comandante "Carache", como ya era conocido en el mundo guerrillero, fue un hombre que luchó hasta su último día sin descanso y con una convicción invariable, de lleno y entregado en las montañas del Humocaro a un ideal de esperanza. El 13 de diciembre de 1964, fue víctima de un disparo, al parecer de un compañero, que le quita la vida a los 45 años de edad, dejándonos en su expediente una larga lista de sus admirables características: un luchador social, defensor de los derechos humanos, agricultor, alfabetizador, poeta, artista plástico, profesor de artes plásticas, matemáticas, historia, dirigente campesino y urbano, predicador de ideas; además de cuatro pequeños hijos, Carmen Dolores, Beatriz, Alejandro y Tatiana, y una esposa y compañera, María Luisa Martí Pérez, junto con la que luchó durante todos sus años de vida.
..."No soy un guerrero, nunca lo había pensado ser, amo la vida tranquila, pero si mi pueblo y mi patria necesitan guerreros, yo seré uno de ellos y este pueblo nuestro los ha parido por millones cuando los ha necesitado"...
A pocas horas de la muerte de Argimiro Gabaldón, el Comandante Carache, su hermano Edgar, desde el dolor, escribió las siguientes palabras: "Las reflexiones que produce la muerte de un ser querido ya no son sagradas en este país, porque están separadas por el signo de la guerra civil. La vida de todo hombre no vale nada si se le pone precio a la de uno solo; todos tenemos dinero para pagar la muerte de otro; y esto significa, en términos filosóficos, que en Venezuela se ha perdido la razón moral, y que quienes fungen de ductores de la fuerza ética no han sabido hablar a tiempo, y que su silencio es cómplice de las muertes habidas en ambos bandos, y de las que habrán de venir (...). De nada sirve un ejercicio intelectual que por cobardía retrocede ante el paisaje de la realidad, diáfana y terrible. Si a este país hay que lavarlo con sangre de sus impurezas causadas por el caos social en que se debate para marchar hacia una estructura más razonable y humana, se le lavará. Pero que no digan, entonces, quienes en él habitan, que no hubo quien les dijera lo que estaba pasando. Ese es el sentido de la muerte de "Chimiro", y si su biografía, detalle a detalle, no se considera merecedora de estudio y examen no sabe nadie quien vale aquí nada, porque salir al aire limpio y frío de las sierras a exponer la vida propia por un ideal será siempre lo más noble y alto que pueda hacer un hombre de esta pobre tierra, tan triste y tan poca cosa."











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