DÍA DE LA PACHAMAMA
El 1 de agosto,
Día de la Pachamama, se impone agasajar con manjares a la Gran Madre Tierra y tomar una copita de caña con ruda para alejar los maleficios, tener buena suerte y salud.
Dueña de las cosechas y del ganado, rectora de las es
taciones y proveedora de vida, el hombre no puede menos que reverenciarla una vez al año, tal como a ella le gusta, porque los enojos de la Pachamama son de temer: terremoto, sequía, inundación, helada, incendio, granizo, huracán, hambre, enfermedad y muerte.
En el norte andino, el ritual incluye cavar un hoyo donde se mete una olla de barro con comida, pan y dulces, espigas de choclo, una botella de chicha o aguardiente, tabaco y hojas de coca, para "carar" (alimentar) a la Pachamama, el que luego se cubre con piedras, hasta formar un montículo llamado "apacheta".
La veneración a la diosa Tierra es quizás la más antigua de la región andina sudamericana, hasta el punto que algunos autores la consideran anterior al culto a Inti, dios Sol de los incas.
Con la conquista española, Inti fue reemplazado por el Dios cristiano y con el tiempo se extinguió; pero a falta de otra diosa femenina, el culto a la Pachamama, en cambio, adquirió fuerza.
Cuando Pizarro mata a Atahualpa, cuando el Sol es derrotado por el Dios de la Biblia, se produce un curioso fenómeno: por un lado, Inti es reemplazado con relativa facilidad por el Dios cristiano, que también es varón y tiene su dominio en los cielos; y al contrario, de las profundidades de la más antigua historia americana, reaparece el culto a la Pachamama.
Las comunidades indígenas del noroeste argentino, Chile, Bolivia y Perú le riden culto a la Pachamama durante un mes.
Según una leyenda, la diosa habita en el macizo del Nevado de Cachi (Salta) a 6.380 metros sobre el nivel del mar, en una de cuyas ocho cumbres habría un lago y una isla, donde un toro de astas doradas la custodia y emite nubes de tormenta al bramar.
Se la identifica con la Tierra, pero Pacha, en kolla, Significa "tiempo".
El 1 de agosto se toma una copita de caña con ruda, brebaje que se prepara con anticipación para que macere: se compra una botella de caña, se echan dentro algunas hojas de ruda, se la cierra y se la guarda.
Llegado el momento, se la sirve a los seres queridos para que tengan un buen año. En el noroeste del país también se estila colocar amuletos: en el tobillo, la muñeca o el cuello, se ata un hilo blanco y negro de lana de llama o de oveja, hilado hacia la izquierda, y se lo conserva puesto hasta que se rompa.
En Salta y Jujuy, la celebración tiene tanta importancia como las fiestas conmemorativas de la Virgen María, a la que también se le ofrecen "apachetas": la única diferencia es que a la procesión de la Virgen la preside un cura y a la de la Pachamama, un chamán.
El 1 de agosto,
Día de la Pachamama, se impone agasajar con manjares a la Gran Madre Tierra y tomar una copita de caña con ruda para alejar los maleficios, tener buena suerte y salud.
Dueña de las cosechas y del ganado, rectora de las es
taciones y proveedora de vida, el hombre no puede menos que reverenciarla una vez al año, tal como a ella le gusta, porque los enojos de la Pachamama son de temer: terremoto, sequía, inundación, helada, incendio, granizo, huracán, hambre, enfermedad y muerte.
En el norte andino, el ritual incluye cavar un hoyo donde se mete una olla de barro con comida, pan y dulces, espigas de choclo, una botella de chicha o aguardiente, tabaco y hojas de coca, para "carar" (alimentar) a la Pachamama, el que luego se cubre con piedras, hasta formar un montículo llamado "apacheta".
La veneración a la diosa Tierra es quizás la más antigua de la región andina sudamericana, hasta el punto que algunos autores la consideran anterior al culto a Inti, dios Sol de los incas.
Con la conquista española, Inti fue reemplazado por el Dios cristiano y con el tiempo se extinguió; pero a falta de otra diosa femenina, el culto a la Pachamama, en cambio, adquirió fuerza.
Cuando Pizarro mata a Atahualpa, cuando el Sol es derrotado por el Dios de la Biblia, se produce un curioso fenómeno: por un lado, Inti es reemplazado con relativa facilidad por el Dios cristiano, que también es varón y tiene su dominio en los cielos; y al contrario, de las profundidades de la más antigua historia americana, reaparece el culto a la Pachamama.
Las comunidades indígenas del noroeste argentino, Chile, Bolivia y Perú le riden culto a la Pachamama durante un mes.
Según una leyenda, la diosa habita en el macizo del Nevado de Cachi (Salta) a 6.380 metros sobre el nivel del mar, en una de cuyas ocho cumbres habría un lago y una isla, donde un toro de astas doradas la custodia y emite nubes de tormenta al bramar.
Se la identifica con la Tierra, pero Pacha, en kolla, Significa "tiempo".
El 1 de agosto se toma una copita de caña con ruda, brebaje que se prepara con anticipación para que macere: se compra una botella de caña, se echan dentro algunas hojas de ruda, se la cierra y se la guarda.
Llegado el momento, se la sirve a los seres queridos para que tengan un buen año. En el noroeste del país también se estila colocar amuletos: en el tobillo, la muñeca o el cuello, se ata un hilo blanco y negro de lana de llama o de oveja, hilado hacia la izquierda, y se lo conserva puesto hasta que se rompa.
En Salta y Jujuy, la celebración tiene tanta importancia como las fiestas conmemorativas de la Virgen María, a la que también se le ofrecen "apachetas": la única diferencia es que a la procesión de la Virgen la preside un cura y a la de la Pachamama, un chamán.
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