La vuelta a Venezuela en 90 días
El gran fraude de Capriles
Chávez dice, Capriles “es experto en el guabineo… pensando que aquí somos pendejos”.
Ante los reiterados anuncios de algunas encuestadoras, incluyendo aquellas que no apoyan al gobierno nacional, como Datanalisis y otras, el candidato de la llamada Mesa de la Unidad, (Mud), Enrique Capriles Radonski, a pocas semanas de las elecciones presidenciales pisa el acelerador. Además de recorrer en tiempo record el país-dijo haber visitado por estos días unos 50 pueblos- su contraofensiva verbal contra el candidato de la patria, Hugo Chávez, comienza hacerse más frontal.
Al parecer es tiempo de dejar las formalidades, temores y arengar la pelea pero en el plano emocional, ya que la ideológica, de plan de gobierno brilla por su ausencia.
Es así como no es casual ver a Capriles, quien se autodenomina “el flaquito”-lo que no es casual sino para conectar al menos una chanza con las mayorías, que aun no se ligan con su estilo parco y harto de concreto, quien casi se limita a vociferar tres palabras “progreso”, “futuro” y “Hay un camino”.
Pero es que así se maneja cualquier producto que se vende, con slogans precisos, una estrategia publicitaria no tan pueril como muchos pudieran creer. Estas palabras se posesionan en la mente de muchos como una verdad absoluta. Y ello es por la falta de tener un líder que pueda competir con la verborrea de Chávez, ni siquiera con un discurso cónsono con su aspiración presidencial, tiene, en efecto, pobreza en oratoria y sumado al silencio que seguramente le exigen para dar a conocer el contenido programático de su posible plan de gobierno. De un plan que se le meta en los huesos, en el corazón de la gente. De manera, que sigue siendo un candidato que se soporta en la antipatía que manifiesta la misma oposición de siempre, los del “Chávez vete ya”.
No es casual que el candidato Capriles reitere algunos conceptos para poder contraponerse a la figura presidencial de Hugo Chávez y a la vez imitarlo en algunas actitudes, como el de tratar de ser coloquial.
Veamos algunas tretas tramadas: En contraposición, mostrarse como un joven lleno de salud y energía, deportista. Presentarse como un hombre sencillo, y caminar con la gente. Un líder ajeno a la IV República y resaltar que representa lo nuevo. Y subestimar la importancia de la historia patria es otra ardid, (para distanciarse del bolivarianismo, del chavismo), con la excusa que él es presente y no pasado.
No hablar, ni de broma, del proyecto nación que suponemos o hacen ver ha sido y es producto de “los mejores” profesionales del país. Un plan que dicen a cuenta gotas algunos voceros, pero que la mayoría no conoce, salvo algunas ideas que el mismo Capriles y su amigo Leopoldo López, han dejado conocer ocasionalmente. Es un modelo político, económico y social, obviamente antagónico al proceso bolivariano que conduce Hugo Chávez, de allí que no hablan de eso. Algunos se inclinan en decir que sería “un gobierno de transición”.
Amigos de la derecha radical extranjera apoyan y anuncian su respaldo sin remilgos. Un político como Álvaro Uribe no se escabulle sino que confronta. Una mala señal. Por cierto, no es casual que Capriles se ponga un sombrerito de estilo colombiano. Como tampoco es casual su intento de hablar llano, espontáneo, con la gente. Y es que imitar a Chávez en autenticidad debe ser para él un mayor reto que caminar un maratón de decenas de kilómetros.
Incluir al final de algunas de sus intervenciones “que Dios los bendiga”, “los quiero” “amo mi pueblo”, “cuanto te quiero Venezuela”, es un intento por conectarse en lo emocional, lo que tanto le reitera el encuestador Schamel y que la mayoría sabe tiene que ver con la conexión “amorosa” del pueblo con Chávez. La piedra en el zapato.
El reciente llamado de Capriles a la Fuerza Armada Bolivariana, es como una bocanada de ahogado. Y es que la Mud sabe que ese es un hueso duro de roer, al menos para un candidato que como Capriles no destacó en el pasado precisamente como un líder de respeto a la Constitución, con talante democrático, así lo demuestran sus acciones en asalto a la embajada cubana y otras menudencias desestabilizadoras. ¿Cómo ser el comandante en jefe de unas FAN con ese historial?. No debe ser nada fácil abordar ese terreno.
Por eso los asesores de campaña de Capriles no aciertan. Es como si dieran palos a una piñata a ver con que salen. El esfuerzo por conocer a Venezuela en 90 días es heroico, sí, pero fatuo en su propósito político ya que la mayoría de venezolanos no comen con frasecitas y devaneos. La exigencia del electorado subió de nivel y la oferta de la oposición tiene que estar por encima de lo que desean dejar atrás.
Bien a dicho Chávez recientemente: “El engaño, la farsa, el intento de un gran fraude, es incluso una falta de respeto a los venezolanos (…) El majunche es candidato, además de adeco y copeyano, pretende decir que es de izquierda, que es progresista”...
Chávez dice, Capriles “es experto en el guabineo… pensando que aquí somos pendejos”.
Y ante la estrategia provocadora, le replica: “Tú eres diez veces más viejo que Chávez. Chávez es lo nuevo, Chávez es el cambio, nosotros somos el futuro…”.
Sobre lo nuevo vale destacar los logros del gobierno bolivariano y sobre lo viejo, ni hablar, un bipartidismo de 40 años que dejó a Venezuela en el foso de la pobreza y el endeudamiento, luego que los partidos políticos, los mismos que ahora están atrás o adelante del candidato opositor, aspiran tomar nuevamente el poder.
Lo sensato es no caer en triunfalismo y estar alerta ante una oposición venezolana que se mantiene a la defensiva, renuente a respetar al CNE. Y nunca debemos subestimar al contrincante…allí está México, con el PRI nuevamente al mando y ni hablar de España, que creyó que Rajoy era la solución, y que ahora los españoles, no sólo los indignados, piden más que nunca ayuda.
De manera que caer en silogismos sobre lo nuevo y lo viejo, el fuerte y el débil, es asunto de poca importancia en un debate por la presidencial.
No sólo es la carencia de un discurso, del candidato Capriles, ni la falta de un proyecto país, sino que además ese candidato no conoce su tierra, sus pueblos, su gente, porque apenas comienza a oler las necesidades que ya Chávez hace décadas las lleva en el alma. Por eso el tabulador de las encuestas refleja una importante diferencia en la preferencia electoral a favor de Chávez
Para desdicha del presidente Chávez, otra vez, en esta campaña no tiene con quien cotejarse un buen discurso dialéctico, humanista, desarrollista.
Cuando la campaña es imberbe no hay remedio. Recuerdo hace años cuando los candidatos de la IV centraban sus campañas sólo en burlas al contrincante, cuando alguno se burló diciendo que Rafael Caldera se pintaba el pelo y este le refutaba. Hay que dejar atrás esos argumentos pueriles y trascender el discurso. Contradictoriamente Capriles refería a Fidel Castro en torno a la palabra “nuevo”, que le preguntarán sobre su significado. Ojala y tuviera éste joven algún día la genialidad de un líder de la talla intelectual y política de un Fidel.
Diría que mejor es no caer en la banalidad de responder a tonterías, a un candidato de oposición que ha sido preformateado por la publicidad de todos los tiempos, la misma de siempre, la cual vende un producto, vende un candidato, soportado con slogans que agraden a la gente. Y ojo, eso también es de cuidado.
Yudithleon6@gmail.com
Periodista
Ante los reiterados anuncios de algunas encuestadoras, incluyendo aquellas que no apoyan al gobierno nacional, como Datanalisis y otras, el candidato de la llamada Mesa de la Unidad, (Mud), Enrique Capriles Radonski, a pocas semanas de las elecciones presidenciales pisa el acelerador. Además de recorrer en tiempo record el país-dijo haber visitado por estos días unos 50 pueblos- su contraofensiva verbal contra el candidato de la patria, Hugo Chávez, comienza hacerse más frontal.
Al parecer es tiempo de dejar las formalidades, temores y arengar la pelea pero en el plano emocional, ya que la ideológica, de plan de gobierno brilla por su ausencia.
Es así como no es casual ver a Capriles, quien se autodenomina “el flaquito”-lo que no es casual sino para conectar al menos una chanza con las mayorías, que aun no se ligan con su estilo parco y harto de concreto, quien casi se limita a vociferar tres palabras “progreso”, “futuro” y “Hay un camino”.
Pero es que así se maneja cualquier producto que se vende, con slogans precisos, una estrategia publicitaria no tan pueril como muchos pudieran creer. Estas palabras se posesionan en la mente de muchos como una verdad absoluta. Y ello es por la falta de tener un líder que pueda competir con la verborrea de Chávez, ni siquiera con un discurso cónsono con su aspiración presidencial, tiene, en efecto, pobreza en oratoria y sumado al silencio que seguramente le exigen para dar a conocer el contenido programático de su posible plan de gobierno. De un plan que se le meta en los huesos, en el corazón de la gente. De manera, que sigue siendo un candidato que se soporta en la antipatía que manifiesta la misma oposición de siempre, los del “Chávez vete ya”.
No es casual que el candidato Capriles reitere algunos conceptos para poder contraponerse a la figura presidencial de Hugo Chávez y a la vez imitarlo en algunas actitudes, como el de tratar de ser coloquial.
Veamos algunas tretas tramadas: En contraposición, mostrarse como un joven lleno de salud y energía, deportista. Presentarse como un hombre sencillo, y caminar con la gente. Un líder ajeno a la IV República y resaltar que representa lo nuevo. Y subestimar la importancia de la historia patria es otra ardid, (para distanciarse del bolivarianismo, del chavismo), con la excusa que él es presente y no pasado.
No hablar, ni de broma, del proyecto nación que suponemos o hacen ver ha sido y es producto de “los mejores” profesionales del país. Un plan que dicen a cuenta gotas algunos voceros, pero que la mayoría no conoce, salvo algunas ideas que el mismo Capriles y su amigo Leopoldo López, han dejado conocer ocasionalmente. Es un modelo político, económico y social, obviamente antagónico al proceso bolivariano que conduce Hugo Chávez, de allí que no hablan de eso. Algunos se inclinan en decir que sería “un gobierno de transición”.
Amigos de la derecha radical extranjera apoyan y anuncian su respaldo sin remilgos. Un político como Álvaro Uribe no se escabulle sino que confronta. Una mala señal. Por cierto, no es casual que Capriles se ponga un sombrerito de estilo colombiano. Como tampoco es casual su intento de hablar llano, espontáneo, con la gente. Y es que imitar a Chávez en autenticidad debe ser para él un mayor reto que caminar un maratón de decenas de kilómetros.
Incluir al final de algunas de sus intervenciones “que Dios los bendiga”, “los quiero” “amo mi pueblo”, “cuanto te quiero Venezuela”, es un intento por conectarse en lo emocional, lo que tanto le reitera el encuestador Schamel y que la mayoría sabe tiene que ver con la conexión “amorosa” del pueblo con Chávez. La piedra en el zapato.
El reciente llamado de Capriles a la Fuerza Armada Bolivariana, es como una bocanada de ahogado. Y es que la Mud sabe que ese es un hueso duro de roer, al menos para un candidato que como Capriles no destacó en el pasado precisamente como un líder de respeto a la Constitución, con talante democrático, así lo demuestran sus acciones en asalto a la embajada cubana y otras menudencias desestabilizadoras. ¿Cómo ser el comandante en jefe de unas FAN con ese historial?. No debe ser nada fácil abordar ese terreno.
Por eso los asesores de campaña de Capriles no aciertan. Es como si dieran palos a una piñata a ver con que salen. El esfuerzo por conocer a Venezuela en 90 días es heroico, sí, pero fatuo en su propósito político ya que la mayoría de venezolanos no comen con frasecitas y devaneos. La exigencia del electorado subió de nivel y la oferta de la oposición tiene que estar por encima de lo que desean dejar atrás.
Bien a dicho Chávez recientemente: “El engaño, la farsa, el intento de un gran fraude, es incluso una falta de respeto a los venezolanos (…) El majunche es candidato, además de adeco y copeyano, pretende decir que es de izquierda, que es progresista”...
Chávez dice, Capriles “es experto en el guabineo… pensando que aquí somos pendejos”.
Y ante la estrategia provocadora, le replica: “Tú eres diez veces más viejo que Chávez. Chávez es lo nuevo, Chávez es el cambio, nosotros somos el futuro…”.
Sobre lo nuevo vale destacar los logros del gobierno bolivariano y sobre lo viejo, ni hablar, un bipartidismo de 40 años que dejó a Venezuela en el foso de la pobreza y el endeudamiento, luego que los partidos políticos, los mismos que ahora están atrás o adelante del candidato opositor, aspiran tomar nuevamente el poder.
Lo sensato es no caer en triunfalismo y estar alerta ante una oposición venezolana que se mantiene a la defensiva, renuente a respetar al CNE. Y nunca debemos subestimar al contrincante…allí está México, con el PRI nuevamente al mando y ni hablar de España, que creyó que Rajoy era la solución, y que ahora los españoles, no sólo los indignados, piden más que nunca ayuda.
De manera que caer en silogismos sobre lo nuevo y lo viejo, el fuerte y el débil, es asunto de poca importancia en un debate por la presidencial.
No sólo es la carencia de un discurso, del candidato Capriles, ni la falta de un proyecto país, sino que además ese candidato no conoce su tierra, sus pueblos, su gente, porque apenas comienza a oler las necesidades que ya Chávez hace décadas las lleva en el alma. Por eso el tabulador de las encuestas refleja una importante diferencia en la preferencia electoral a favor de Chávez
Para desdicha del presidente Chávez, otra vez, en esta campaña no tiene con quien cotejarse un buen discurso dialéctico, humanista, desarrollista.
Cuando la campaña es imberbe no hay remedio. Recuerdo hace años cuando los candidatos de la IV centraban sus campañas sólo en burlas al contrincante, cuando alguno se burló diciendo que Rafael Caldera se pintaba el pelo y este le refutaba. Hay que dejar atrás esos argumentos pueriles y trascender el discurso. Contradictoriamente Capriles refería a Fidel Castro en torno a la palabra “nuevo”, que le preguntarán sobre su significado. Ojala y tuviera éste joven algún día la genialidad de un líder de la talla intelectual y política de un Fidel.
Diría que mejor es no caer en la banalidad de responder a tonterías, a un candidato de oposición que ha sido preformateado por la publicidad de todos los tiempos, la misma de siempre, la cual vende un producto, vende un candidato, soportado con slogans que agraden a la gente. Y ojo, eso también es de cuidado.
Yudithleon6@gmail.com
Periodista
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