viernes, 19 de agosto de 2011


El “¡yo no fui!” de Uribe Ayer sembró miedo y ahora tiene… ¡MIEDO!


Dick Emanuelson
 El ex presidente Álvaro Uribe fue interrogado hoy ante la Comisión de Acusaciones, en el congreso colombiano.
Crítica, desenmascaramiento, desnudo de la verdad, sacuden hoy a esa disminuida figura, así como a casi todos los directores de la policía política secreta del DAS y sus diferentes jefes de la contrainteligencia, personajes confesos por haber interceptado a la oposición, periodistas, líderes de DD.HH. militantes políticos y sociales.
Agentes al servicio de un Terrorismo de Estado, son todas esas personalidades que él mismo ubicó en sus cargos. Pensar que fue tan “macho”, el pobre, que ahora resulta que teme y se apresura en decir que toda esta investigación es “una venganza criminal en contra de su gobierno y familia”.
EL CINISMO DE URIBE no tiene límites, todavía piensa que subiendo el tono de su voz puede asustar a la gente, cuando ya le pegó un trompazo la verdad. Aún rodeado de fuertes engendros desde que comenzara su carrera política como aliado y socio de Pablo Escobar, barón de la droga en Medellín, semejante aparato montado en torno suyo no lo salvó de aparecer ocupando el puesto N° 82 en el ranking de corruptos.
Y no es que lo haya puesto cualquiera, sino que ese sitial se lo otorgó, nada más ni nada menos que el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, según un informe secreto elaborado por esos otros engendros, en 1991 y publicado en la revista estadounidense News Week 2001.
Está muy bien posicionado porque la lista completa está formada por 103 personas, todas acusadas de formar parte como socios al “narcotraficante más violento y asesino que haya tenido Colombia”, el Capo No 1. de los Carteles, Pablo Escobar.
Esto le augura un triste final, como siempre ocurre en los cárteles mafiosos cuando de cobrar facturas se trata.
 
De izquierda: Mario Uribe, primo de Álvaro, presidente de la cámara
de representantes pero encarcelado por sus nexos con la mafia narco-
paramilitar. A la derecha, José Obdulio Gaviría, asesor político
y mano derecha de Uribe pero también primo al Capo No. 1, Pablo
Escobar
, (No. 3 de izquierda), jefe del cartel de Medellín.
CUANDO LUÍS GUILLERMO PÉREZ, representante de las víctimas y secretario general de FIDH, Federación Internacional de los DD.HH. con sede en París, tomó la palabra, el ex presidente colombiano no tuvo valor para quedarse frente a la comisión investigativa del Congreso colombiano. Su rostro demuestra tanto odio, tanto veneno incorporado en su anatomía, que jamás lo han visto sonreír. Ver su fotografía es percibir la ausencia del más mínimo sentimiento, una frialdad comparable a la de la serpiente.
A esta percepción personal, ahora se suman los datos y pruebas aportadas por Luis Guillermo Pérez contra el ex presidente de los colombianos, que lo dejan enganchado como un mandatario que ordenó las acciones terroristas más espantosas a través de sus órganos de seguridad y de inteligencia militar.
En lo que a mí respecta, tengo experiencias de lo que representa el terrorismo de estado, ya sea a través de acciones de guerra psicológica como de amenazas de muerte constantes durante todo 2005. También están las pruebas técnicas a través de los documentos que confirman cómo las máximas autoridades del DAS daban cuenta e informe de sus andanzas diarias al mandatario.
 

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