domingo, 28 de agosto de 2011


La primera vez que me engañas es tu culpa. La segunda vez es mi culpa--Proverbio árabe
Libia:
Por: Roberto Hernández Montoya



Apenas comenzó lo de Túnez me hice muchas preguntas, gambeteando presiones por solidaridad automática. Luego vino Egipto y aún me hago iguales preguntas. Finalmente vinieron Bahrein, Yemen, Libia. Dudas que siempre tengo. Porque el Imperio nos vive poniendo trampas. Y Al Yazira (Al Jazeera) atizando con su propia agenda.
  No me gustan las ideas recibidas. Lo primero que hago con ellas es ponerlas en duda, como esa de Gadafi dictador. Como la de Chávez dictador, el gobernante más liberal desde Guaicaipuro. Pero eso lo sabemos en Venezuela; en Tanzania o en Malasia solo reciben los embustes del totalitarismo mediático. La confusión era mayor porque muchos hermanos árabes odiaban a Gadafi y a mí mismo no me caía demasiado bien, será por lo farolero. Pero de farolero a dictador hay cierto trecho.
  Pongamos que era un dictador. No sé juzgar el gobierno en una sociedad tribal poco propincua a lo que aquí entendemos como legitimidad democrática. Y también que el totalitarismo mediático ha terminado por hacernos simpático a todo aquel a quien vitupera, lo merezca o no, Idi Amin Dada, Milošević, Strauss-Kahn.
  Mira lo que se proponían en Libia. Lo malo de la verdad es que puede ser más perversa que la mentira. La única verdad que dicen algunos periódicos es la fecha. Y si alguno de ellos me dice que el Hotel Humboldt está al norte de Caracas me compro una brújula y un mapa para verificarlo. Y si es cierto paso a preguntarme por qué malandrería le convino decirme la verdad.
  Luego de machacarnos durante cuatro décadas todo lo que decían de Gadafi, vino lo de que estaba masacrando a su pueblo. El mismo cuento simplón: el villano a derrotar: Capitán Garfio, Brutus, Darth Vader.
  Y vino uno de esos esperpentos lógicos que ya nos entrenaron a tragar: en Venezuela no hay libertad de expresión tal como lo estoy expresando libremente ante esta ringlera de micrófonos. El guirigay de Libia fue: «Masacramos civiles para que no los masacren». ¡Cuánto nos han embrutecido! Eso valen el petróleo, el agua y las divisas de Libia.
  En 2010 Libia vivía su vida normal. Hay quien celebra su actual horror en Venezuela. Por eso el Che decía que debemos estar dos pasos delante del caos. «Socialismo o barbarie», dijo Rosa Luxemburgo en 1916.
roberto.hernandez.montoya@gmail.com

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