viernes, 2 de noviembre de 2018

Socialismo sí, fascismo no: Uruguay anuncia romper relaciones con Brasil

"Estamos realmente en un límite de cómo se canaliza el descontento que puede llevar a manifestaciones nazi-fascistas. ¿Qué capitalizó Hitler? El descontento", afirma Javier Miranda


El Frente Amplio anunció que romperá relaciones con Brasil si Bolsonaro si se vuelve fascista pero respalda a Venezuela socialista.(Fotomontaje de PanAm Post)
El presidente del partido de gobierno, Frente Amplio, Javier Miranda, anunció que si en Brasil hay fascismo con el presidente elegido Jair Bolsonaro, Uruguay romperá relaciones con Brasil.
Estas declaraciones fulminantes surgen por parte del mismo partido y gobierno que ha respaldado al socialismo en Venezuela desde sus inicios.
Tanto es así que el partido anunció que no respaldará al secretario general de la OEA, Luis Almagro, compatriota e integrante del Frente Amplio, en vista de su postura tajante frente al régimen de Nicolás Maduro.
De hecho, desde la vertiente comunista del partido de gobierno hay peticiones oficiales para exigir la expulsión del Almagro; dado que es considerado servil al “imperialismo”.
No obstante, el partido no ve el espíritu expansionista del socialismo internacionalista dirigido desde La Habana, Cuba, que gobierna en Venezuela.
Tampoco reconoce la raíz socialista del fascismo.
En palabras del padre del fascismo, Benito Mussolini, “socialismo significa la elevación y purificación de la conciencia individual, y su implantanción será el resultado de una larga serie de esfuerzos. Todos, en realidad, desde el profesional al obrero, pueden poner una piedra en este edificio, realizando un acto socialista todos los días y preparando así el derrocamiento de la sociedad existente”.
Para el lector curioso, la cita se encuentra en la obra Opera Omnia II, página 5.
Y es que el fascismo nace de la causa obrera. El fascio es un instrumento de trabajo. Por tanto, el fascismo el instrumento del trabajador.
Por eso Mussolini declaró: “durante toda mi vida fui socialista internacionalista. Cuando estalló la Gran Guerra vi que todos nuestros partidos que eran internacionalistas se convirtieron en socialistas nacionalistas. Eso me pasó a mí y eso es el fascismo.”
Es decir, ante la avanzada del socialismo internacionalista, conocido como comunismo, hubo vertientes proletarias que optaron por un gobierno local, tanto en las ciudades como en las naciones. Así nació el fascismo, a la izquierda y con un ligero vuelco hacia un proyecto . Consagrándose así el tercerposicionismo: “ni izquierda ni derecha”.
Lo mismo aplica al nazismo, que es la abreviación del Partido Nacional Socialista del Obrero Alemán.
Sin embargo, el presidente del Frente Amplio afirma que “estamos realmente en un límite de cómo se canaliza el descontento que puede llevar a manifestaciones nazi-fascistas. ¿Qué capitalizó Hitler? El descontento”.
No ve que el mismo igualitarismo que pregona es lo que lleva a la anulación del distinto.
Es decir, pese a ser un partido vinculado al sindicalismo, o sea a la causa obrera, acusa de fascismo, e incluso nazismo, a un candidato que acaba de vencer en las eleciones al Partido de los Trabajadores (que es de izquierda) de Brasil.
Por último, en la obra La doctrina del fascismo, Mussolini explica lo siguiente: “El liberalismo negaba al Estado en interés del individuo particular; el fascismo reconfirma al Estado como verdadera realidad del individuo. Se pronuncia por la única realidad que puede ser una cosa seria, a saber, la libertad del Estado y del individuo en el Estado. Ello, en razón de que, para el fascista, todo reside en el Estado, y nada que sea humano o espiritual existe fuera del Estado”.
Mientras que Jair Bolsonaro fue elegido como presidente bajo el Partido Social Liberal, que promete reducir al Estado y garantizar al ciudadano el derecho a la autodefensa, la antítesis conceptual del fascismo.
Pero lo más llamativo de las declaraciones de Miranda fue que alertó que Uruguay romperá relaciones con Brasil en caso de Bolsonaro cumpla con algunos postulados que anunció, por ejemplo “campos de concentración”, cuando en ningún momento ha dicho algo semejante.
De modo que la izquierda uruguaya y continental ha caricaturizado a su oponente, llegando incluso a decir lo que no dijo y recrear un discurso donde no hay.
Mientras tanto, ignora la realidad de un régimen al que ha apoyado, pese a que el venezolano promedio luce tan famélico como la víctima de un campo de concentración del socialismo nacional alemán o bien de los pogromos del socialismo soviético, es decir, de ambas corrientes de un sistema político y económico que le da al Estado el poder de centralizar la economía y de socializar el castigo, al anular el individuo y agrupar de acuerdo a colectivos de acuerdo a sus características sociales, sean económicas, ideológicas o étnicas.
Pues, el Frente Amplio no tiene tapujos para respaldar al totalitarismo, siempre y cuando le convenga.
Avala el socialismo en su variante internacionalista, pues es el mismo que pregona.

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