martes, 19 de diciembre de 2017

¿ Y   C H A V E Z ?


Federico Ruiz Tirado




He leído una extensa opinión de Elías Jaua en la que señala, entre otras cosas, que en los resultados de las elecciones presidenciales del 2018, estaría la clave para garantizar o no "la permanencia del chavismo en el gobierno".
Yo quisiera compartir una inquietud sobre ese aspecto, relacionada con una advertencia pública que hiciera Julio Escalona, al preguntarse alarmado -y con razón- cómo era posible que "mientras el pueblo está pasando hambre, nosotros estamos pensando únicamente en votos".
Esa opinión de Julio, por cierto, no fue posible re-leerla, pues al abrir el link, éste aparece cerrado y refrendado con un texto en inglés que no deja de parecerse a un epitafio, lapidario y asombroso.
El asunto mío estriba en lo siguiente: ¿Es el chavismo una expresión meramente electoral o una forma de hacer política y de ejercer, colectivamente, un liderazgo conductor -como lo hizo Chávez- con voluntad de trascender los formalismos del poder y colocarse al frente de las mayorías?
Si seguimos pensando así, vamos a tener que elevar a Shemel, el constituyentista empresario y neoliberal, a un pedestal florido.
Desde el inicio del arribo al poder político, Chávez prefiguró en su accionar un modo pugnaz y contra hegemónico frente al capitalismo. Chávez fue desarticulando los nexos que nos hacía dependientes de ese salvaje y perverso sistema que, muchas veces, se presenta bajo distintas modalidades de dominación. Le dijo adios al FMI,al ALCA, al Banco Mundial y no mandó al carajo a la OEA porque, creo, la confrontación con ese organismo imperial era necesaria para extender los valores y principios antiimperialistas a muchos países del mundo y particularmente a aquellos cuyos gobiernos estaban subordinados a sus designios.
Pero no sólo eso: cuando el golpe petrolero dirigió la batalla, rescató de las garras golpistas a los buques y barcos, comandó directamente las operaciones con los trabajadores, tomó por asalto la televisión y condujo con eficiencia, calidad revolucionaria y fibra nacionalista, la liberación de la industria petrolera, mientras el pueblo venezolano resistía valientemente a los embates de ese golpe siniestro y casi mortal.
También le sobró tiempo para mandar a la porra los nombres de reinas de belleza que ostentaban los buques y rebautizarlos con referentes patrios.
¿Cómo olvidar ese episodio, esa talla de líder y conductor que fue Chávez?
Hoy, cuando la guerra económica devora la paciencia de la mayoría y esta caterva de usureros y especuladores se erigen como piezas de este ajedrez mortal, valdría muchísimo la pena buscarle sitio honroso al Hugo Chávez que dejó la vida en el campo de batalla, a su legado libertario, a su esencia popular.

No vivimos sólo ni a punta de votos.

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