Earle Herrera | Genocidio
humanitario
El Presidente de Perú se autodefinió como un perrito
echado en la alfombra que no le causa problemas al
imperio. En su envilecido autoperfil incluyó a todos
los países de América Latina, con excepción de
Venezuela, exclusión que se le agradece.
En correspondencia, Estados Unidos no permitiría
que a su meloso cachorro lo sacaran de la
presidencia
presidencia
y metieran en la cárcel por pillo. Para lograrlo se
recurrió
recurrió
a un nauseabundo cambalache, como diría Gardel:
la absolución de un corrupto por la libertad de un
genocida.
genocida.
Pedro Pablo Kuczynski recibió sobornos de la empresa
brasileña Odebrecht (la única transnacional corruptora
del planeta). El Congreso de su país lo montó en la olla
y lo tenía listo para la parrilla carcelaria. Pero bajo su
manga tenía la carta de dos ex presidentes peruanos
presos por choros y criminales: Fujimori y Humala.
Les cambió sus votos en el Parlamento por medidas de
“gracia”. Una palabra que la derecha manosea mucho
en Venezuela, fue el manto para cubrir el pacto entre
pranes: “humanitaria”.
Ambos reos de la justicia, Fujimori y Humala, incurrieron
en lo que la semántica facho-imperial podría denominar
“genocidio humanitario”, el primero, y “corrupción
humanitaria”, el segundo. La larga mano del imperio
decidió que su perrito debía seguir echado en la
alfombrita, ladrándole sus improperios a la soberana
República Bolivariana de Venezuela. Fujimori no solo
autorizó masacres contra estudiantes, trabajadores y
campesinos, sino que adelantó un plan de esterilización
forzosa de mujeres peruanas. Kuczynski aulló que estos
crímenes de lesa humanidad fueron “errores”.
Así nos asomamos a 2018, con el imperio y sus cachorros
arremetiendo contra la única nación, según Kuczynski
(y tiene razón), que se niega a echarse en la alfombra
de nadie. Sus colegas en el obsesivo y lucrativo oficio de
atacar a Venezuela, entrarán al nuevo año con cadáveres
en los puentes de México, incumplimiento con asesinatos
del acuerdo de paz con la Farc por parte de Colombia,
fraude clamoroso en Honduras y mejor dejamos hasta
aquí los cañonazos de corruptos sensibilizados ante
genocidios humanitarios perpetrados en Perú. Que
nadie olvide el año viejo para que no sigan ocurriendo
cosas tan feas.
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