Me declaro de los de abajo.
De aquellos individuos que tienen que rascar con uñas para salir del atolladero. Me declaro de los de abajo. Los que si tienen un sueño, han de trabajarlo hasta el cansancio. De aquellos que con las rodillas rotas siguen caminando. Los de abajo, que con vendas en los ojos dan el salto. Me declaro de los que llevan los pies quemados, el alma fundida y las ojeras sin claustro. Me declaro orgulloso pecador, enfermo perverso, obrero tramposo, oficinista flojo.
De los de abajo, que cargan con la tristeza en la mochila, carga ligera en el diario acontecer. De aquellos que postergan las angustias porque no hay que comer. Me declaro individuo; perro flaco, que prefiere vivir en la calle sin correas al corazón.
Me declaro de los de abajo. De los que van cansados de sí mismos, cargando los roles aburridos. Con ganas de dejarse tirado a uno mismo en la orilla de la carretera. De los que creen de forma infantil. De los que creen en el amor, en la palabra, en el honor, en la elegancia, en la sinceridad, en la benevolencia, en el poder liberador de la locura romántica. Quijotes y Sanchos ¡Salvadores de la humanidad!
Me declaro sin otro talento que terquedad inoportuna. Me declaro carente de fe, de Dios, de espíritu equilibrado. De aquellos que hacen vacíos con su presencia. Me declaro ignorante e incompetente para el mercado. Me declaro contraproducente para la industria, el comercio, las leyes, la administración. Me declaro un problema para ser contratado. Me declaro de los de abajo. De los malos elementos laborales. De los alborotadores.
Me declaro de los de abajo. De los que no cambiaran pero serán un gran cambio. Me declaro, de cuerpo y espíritu a los de abajo. De los neuróticos pesados, escritores sin ortografía, cansados, calcinados, carcomidos, correosos, paranoicos e intranquilos. Me declaro residuo cultural y habitante de los márgenes, constructor de edificios al vacío y loco de closet. De poca confianza, de ideas alucinatorias.
Me declaro de los de abajo. Temeroso, inconcluso, impertinente, idiota, infantil, huevón irremediable, patán insoportable, aburrido crónico. Me declaro contra los trajes, anteojos, gente decente, religiosos idolatras, políticos mesías, oficinas formales, negocios redituables, ideas brillantes, científicos prominentes, personas amables de dientes, violentos de estadio, campeones de box, novelas de radio, cantantes estrella, amantes de ocasión, belleza sin imaginación,perfeccionistas, sensuales de cuerpo y deformes de mente, escritores pagados y grafiteros de encargo.
Me declaro de los de abajo.
Por Jose De la Serna
De aquellos individuos que tienen que rascar con uñas para salir del atolladero. Me declaro de los de abajo. Los que si tienen un sueño, han de trabajarlo hasta el cansancio. De aquellos que con las rodillas rotas siguen caminando. Los de abajo, que con vendas en los ojos dan el salto. Me declaro de los que llevan los pies quemados, el alma fundida y las ojeras sin claustro. Me declaro orgulloso pecador, enfermo perverso, obrero tramposo, oficinista flojo.
De los de abajo, que cargan con la tristeza en la mochila, carga ligera en el diario acontecer. De aquellos que postergan las angustias porque no hay que comer. Me declaro individuo; perro flaco, que prefiere vivir en la calle sin correas al corazón.
Me declaro de los de abajo. De los que van cansados de sí mismos, cargando los roles aburridos. Con ganas de dejarse tirado a uno mismo en la orilla de la carretera. De los que creen de forma infantil. De los que creen en el amor, en la palabra, en el honor, en la elegancia, en la sinceridad, en la benevolencia, en el poder liberador de la locura romántica. Quijotes y Sanchos ¡Salvadores de la humanidad!
Me declaro sin otro talento que terquedad inoportuna. Me declaro carente de fe, de Dios, de espíritu equilibrado. De aquellos que hacen vacíos con su presencia. Me declaro ignorante e incompetente para el mercado. Me declaro contraproducente para la industria, el comercio, las leyes, la administración. Me declaro un problema para ser contratado. Me declaro de los de abajo. De los malos elementos laborales. De los alborotadores.
Me declaro de los de abajo. De los que no cambiaran pero serán un gran cambio. Me declaro, de cuerpo y espíritu a los de abajo. De los neuróticos pesados, escritores sin ortografía, cansados, calcinados, carcomidos, correosos, paranoicos e intranquilos. Me declaro residuo cultural y habitante de los márgenes, constructor de edificios al vacío y loco de closet. De poca confianza, de ideas alucinatorias.
Me declaro de los de abajo. Temeroso, inconcluso, impertinente, idiota, infantil, huevón irremediable, patán insoportable, aburrido crónico. Me declaro contra los trajes, anteojos, gente decente, religiosos idolatras, políticos mesías, oficinas formales, negocios redituables, ideas brillantes, científicos prominentes, personas amables de dientes, violentos de estadio, campeones de box, novelas de radio, cantantes estrella, amantes de ocasión, belleza sin imaginación,perfeccionistas, sensuales de cuerpo y deformes de mente, escritores pagados y grafiteros de encargo.
Me declaro de los de abajo.
Por Jose De la Serna
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