¿DONDE ESTÁ
NUESTRA COMBATIVIDAD HISTORICA?
Federico Ruiz Tirado
Un signo extraño de este tiempo de guerras feroces, de eventos electorales,
de múltiples y dudosas, por decir lo menos, formas de asumir el hecho político;
de acontecimientos inexplicables (como por ejemplo el cese de las guarimbas al
día siguiente de activada la ANC); de grandes y pequeños misterios que gravitan
en torno a los discursos, tanto del gobierno como de la oposición, que insinúan
acuerdos "técnicos", vitales para la búsqueda
de la estabilidad social, económica y política del país, siempre en nombre de
las mayorías, lo constituye, sin duda, la ausencia de la fibra popular,
imponiéndose en su lugar una suerte de secretismo, de palabras fallidas y
lugares comunes que prosperan sin freno ni pudor en medio de la escandalosa y
alucinante escalada de precios de todos los productos y servicios.
Si miramos atrás (no tan lejos), la capacidad combativa de los sectores
históricamente golpeados por las desigualdades socioeconómicas, tan vigorosa y
estelar, frente a los desmanes del poder político que hacía de las suyas basado
y usufructuando la renta petrolera, debe servirnos para preguntar al aire libre
qué suerte de consenso es el que ha permitido su opacamiento o, dicho de otro modo,
su insólita parálisis frente al actual estado de cosas que vive Venezuela.
Más allá de las votaciones recientes, el pueblo ha permanecido inactivo
frente a la despiadada implantación de la usura y las prácticas mercenarias de
los comerciantes, que no sólo se comportan como actores siniestros de la guerra
económica, sino que han ido configurando una ruta sin retorno por donde campean
la impunidad, el tráfico de dinero, de gasolina y alimentos hacia Colombia,
guiados por el mortal resplandor del dólar paralelo cuyo ritmo y dictamen lo
ejercen a través de DOLAR TODAY unos forajidos sin rostros, con la complacencia
de una oposición (¿de Derecha?) que se da el lujo de formar parte protagónica
de un diálogo con el gobierno dizque para acordar las bases de una nueva
plataforma social.
El gobierno da vueltas y volteretas en torno a todo esto, y no prefigura
ninguna acción para neutralizar la amenaza de un estallido social inducido por
los agentes del caos y la derecha nacional e internacional. El gobierno se
muestra triunfal con la experiencia electoral reciente, mientras las mayorías
permanecen impávidas, sujetas a una bolsa de carbohidratos que a veces no
llega; aturdidas por la pérdida total del valor del papel moneda, por el
despliegue mediático de la celebración de una navidad herida de muerte.
¿Qué vamos a hacer? No es una simple pregunta, desde luego. ¿Hacia dónde
nos conduce esta pesadilla?
No hay comentarios:
Publicar un comentario