domingo, 18 de enero de 2015

El chavismo no necesita jalamecates ni chupamedias 

sino chavistas combativos

A quien pueda interesar y especialmente a los jalamecates y chupamedias disfrazados de rojo que al hablar de la situación nacional justifican lo injustificable mientras permanecen a la espera de un mendrugo de pan, los mismos que en vez de unir fuerzas populares contra el peligro de un estallido social (porque al pueblo hoy le cuesta adquirir alimentos y medicinas) prefieren atacar a camaradas leales al socialismo, entre tales este humilde "escribidor-opinador" a quien con ferocidad más de una vez se ha intentado asesinarle moralmente como ya lo intentaron -sin exito-ciertas cúpulas parasitarias en partidos aburguesados y academias sin luces; a esos asalariados frustrados en la inflada nomina del Estado que me difaman compulsivamente -hasta usurpando mi identidad en Twitter-  como represalia contra mi pecado terrenal e irremediable de ser un revolucionario marxista, autogestionario, antigobiernero, crítico y rebelde, a ellos hoy serenamente les respondo, quizás por última vez: 
 
No escribo con la morbosa tarea de simplemente hacer enfadar a los que en nombre de Hugo Chávez y con el favor del pueblo ocupan hoy altas posiciones, pero tampoco me aplico autocensura con temor de que eso ocurra, pues en verdad mi afán revolucionario se encamina a generar conocimientos que sirvan de aporte para defender la democracia revolucionaria que el propio pueblo ha defendido con sangre, sudor y sacrificio. 
 
Aunque algunos camaradas ortodoxos no comprendan, el tiempo histórico exige hablarle a toda Venezuela y ya no solamente a una mitad o a grupos de chupamedias que sólo saben aplaudir y estirar la mano para que les regalen las sobras. Nosotros que no pedimos nada, salvo respeto a nuestros años de lucha por la justicia social y por ello hablamos sin tapujos.
 
Este año hay elecciones y por primera vez en quince años el movimiento revolucionario no es el favorito para salir ganador en la votación. Grandes dificultades económicas y la ausencia del legendario líder Hugo Chávez parecen ser elementos que motivan a la oposición que esta vez un triunfo electoral si es posible.
 
Tener mayoría de diputados en la Asamblea Nacional significa una poderosa herramienta para conducir los destinos de la República por esta razón una hipotética derrota de los revolucionarios en ese gran foro político sería equivalente a un quiebre histórico y un cambio de rumbo radical en perjuicio de la Revolución Bolivariana.
 
Entonces si la dirigencia chavista es humilde y recuerda que necesita al pueblo para vencer en el desafío electoral de 2015, debe pensar no sólo en lograr los votos de la gente sino en promover máxima participación popular para que todos se sientan tomados en cuenta dentro del proceso revolucionario. 
 
Desde esta óptica estimamos que En la actual lucha por recuperat la seguridad alimentaria y resolver el abastecimiento de productos esenciales, se debe incorporar al pueblo organizado en las tareas de vigilancia y control social en puntos estratégicos de la cadena económica para restablecer el orden
 
Asimismo el gobierno con apoyo del poder popular debe fijar metas concretas en tiempo determinado y que ello sea parte de una planificación administrativa conocida por el pueblo en áreas como la productividad económica, la generación de empleo, la lucha contra la delincuencia, el fortalecimiento de la seguridad ciudadana, y el combate contra la corrupción.
 
En este sentido subrayamos que si un ministro, gobernador, alcalde, viceministro, presidente de instituto, director general, raspa el examen de calidad administrativa debe ser removido o revocado de su cargo, pero, por favor, ya no “reciclado” a otro elefante blanco para que prosiga con su negligencia y aburguesamiento que tanto irrita al ciudadano chavista y no chavista.
 
En paralelo, sugerimos la implementación de una red de consejos comunales y comunas que no sean apéndice del gobierno ni sean objeto de discriminación política sino que tengan niveles de autonomía suficiente para gradualmente sustituir el poder representativo de los funcionarios y fomentar el nuevo poder protagónico del pueblo en todos los niveles, pues mientras más comunidades se involucren en las tareas de la administración pública, más elevada será la comprensión de los problemas colectivos y más eficaces serán las soluciones generadas desde el interior del propio pueblo organizado.
 
En este contexto es menester recordar lo que nuestra Constitución plantea en su artículo 136: "El Poder Público se distribuye entre el Poder Municipal, el Poder Estadal y el Poder Nacional (…)". De modo que la instauración de un cuarto ámbito en la distribución del poder público, es decir, el desarrollo sistemático del poder comunitario o comunal a lo largo y ancho de toda la geografía de Venezuela será la estrategia determinante para democratizar las relaciones entre pueblo y gobierno a fin de alcanzar una exitosa reestructuración del Poder Público, más allá de la superficie burocrática.
 
Expandir el poder comunal, o sea, asignarle más tareas al pueblo en vez de a los burócratas, es perfectamente constitucional y para tal fin basta revisar lo dispuesto en el artículo 5 de nuestra Carta Magna cuando se refiere a las formas previstas en la ley para el ejercicio directo de la soberanía.Una de esas formas debe ser la "organización popular" de allí que las nuevas leyes del poder popular tenga que ser convertidas en acción para un mismo plan estratégico de cambio radical en la gestión pública a fin de que el poder popular se concrete en mecanismos de cogobierno y control social.
 
Dentro de cada comuna o consejo comunal, deben activarse los comités comunales para la reestructuración del Estado, ya que sólo el pueblo organizado puede encabezar un nuevo proceso constituyente comunitario desde abajo y erradicar plagas como el burocratismo y la corrupción heredados del viejo Estado burgués que todavía se opone a la construcción del nuevo Estado revolucionario.

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