miércoles, 20 de febrero de 2013

enviado por FEDERICO RUIZ T.
La PRIMICIA de Carlos Blanco


Carlos Blanco quizás no sea el escribidor más representativo de esta derecha prolija y sugerente que dispara a la multitud y a la dirigencia bolivariana. Pero esa  carta aval que ostenta de columnista en El Universal  semanalmente, le confiere, sin embargo, la condición de “agente” antichavista, aunque de algún modo foráneo (por el hecho de percibir sus dádivas directamente desde USA  e ir a Florida a cobrar por sus servicios prestados como empleado de una corporación con el sello Rockefeller, el industrial que según el pequeño Larousse “intuyó el futuro del petroleo”. Blanco es de la fauna ex-izquierdista de Carlos Raúl Hernández, Teochoro, Américo Martín y otros con menor “suerte” -como Pablo Medina o Puerta Aponte- que al tirar la moneda en suelo adecopeyano, salieron premiados con asesorías a CAP, a la CVG,  con cargos propios de la Agenda fondomonoteratista de los tiempos  del segundo reinado de CAP o Caldera y no dejaron nada en la vitrina de su pasado “histórico”: apenas unos libros escritos en equipo, unas carteras rimbombantes (Ministro de Planificación, Ministro para la Descentralización, para la Reforma, etc) y una caterva de pendejos exmasistas y exmiristas que aún creen que sus “ensayos” constituyen una nueva identidad intelectual si lo comparan con Yongo o el ampuloso de Ramón Guillermo Aveledo (en ausencia de Canache Mata).

Véamos: el Sr. Blanco arranca su última proclama con esta parábasis, en el entendido de que los espectadores no somos nosotros (como lo sería en un sentido griego), sino la Fuerza Armada Bolivariana: Hoy el problema no es Chávez sino Nicolás Maduro. Chávez renunció de hecho aunque tenía derechos; Maduro no tiene derechos y debería renunciar”


Su disertación sobre la ausencia del Presiente Chávez lo encharca en un lenguaje escatológico mimetizado seguramente de las catilinarias de Nelson Bocaranda, a quien cita, para decir, como si se tratara de un satírico, que no era por causa de “las células locas” (o sea el cáncer) que muchos de ellos querían ver aniquilado a Chávez, sino “por otro tipo de derrota”. ¿A cuál derrota se refiere Sr Blanco? ¿A la electoral? Sabemos que no. A usted no le lucen los eufemismos: ya sabemos que gana en dólares.


Dice Blanco: “Ni siquiera las fotos resuelven la cuestión. El problema hoy es la usurpación que hace Maduro del poder; él es quien debe renunciar a ese vaivén en que es a ratos Vicepresidente, a ratos Presidente; nunca Comandante en Jefe de la FAN y siempre comisario político del PSUV.”


“Hay que tener cuidado con las fotos”, parece decir Blanco. La credibilidad de las fotos mostradas por el gobierno para Carlos Blanco y otros, como Nelson Bocaranda, que casi regaña a Capriles para que se calle acerca de su veracidad, es un dato equivalente a la revolución catastral, al rayo que cayó en el vaticano, porque con ellas entra en el territorio perfecto del susurro, del corre ve y dile a la Fuerza Armada Bolivariana, de la conspiración abierta, diciendo que “Maduro no tiene la capacidad constitucional ni institucional para ejercer la suplencia de Chávez”, sino que además, el Comandante está inhabilitado frente a las FANB, ya que no hay Comandante en Jefe y por lo tanto sólo tenemos “vacío de poder” y crisis, la palabra predilecta de esta gente que no puede hablar de la realidad de otro modo sino adjetivando el caos, la deriva, etc.
Y lo dice así, con el estilo que revela su condición humana, su odio, “... por eso la insistencia de los mandos militares en ver, con esos ojos vidriosos, opacos, legañosos y marciales que se han de comer los gusanos, a su Comandante en Jefe”

Lo demás de su artículo son vocablos de su reencarnación en la miseria humana, en su calva brillante de aceites, de sus ojos conjurados por la necedad, por la malevolencia.
Lo indicado sería un entendimiento nacional que permita que esta fase de la transición, si no puede ser suave, sea al menos controlable”.

Así termina el llamado a las FANB. El antiguo izquierdista prócer de la Reforma y la descentralización de CAP, no es tan aventurado porque al fin y al cabo es un turista en lo que fue su país. Más lagañosas serán sus nalgas, Sr. Blanco!

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