miércoles, 25 de abril de 2012


TALÓN DE AQUILES DE VENEZUELA
Rafael Flores, 25-04-2012
La Revolución Bolivariana debe incrementar con urgencia la producción agrícola. Alimentación, nuestra mayor vulnerabilidad, será aún mayor durante la guerra mundial que está a punto de alcanzar magnitud total e incorporar el uso de armas atómicas. Bajo estas circunstancias, además de la escasez real, o deliberada, habitual en el mercado internacional de alimentos, habrá que rechazar alimentos afectados por la contaminación de  las armas, especialmente las atómicas
Como productor agrícola doy fe de los esfuerzos del Presidente Chávez para incrementar la producción y considero acertadas sus directrices sobre política agrícola; sin embargo, en mi Estado Falcón he podido apreciar la fallas en la ejecución de esa política, la escasa capacidad gerencial para ejecutar sus ambiciosas instrucciones, pero sobre todo, la poca voluntad de los responsables, para fomentar el incremento de la producción, a pesar de los recursos y medidas que dispone el Presidente para tal fin.
En Falcón he convivido y compartido durante años con jóvenes profesionales del agro, al servicio del estado, dispersos en la zona rural, sin instrucciones claras, sin orientación para organizar al productor, sin planes concretos de siembras o de cría, sin regularidad en el pago de sus emolumentos y pasando penurias para comer o conseguir alojamiento donde pernoctar, frustrados por la indiferencia o cómoda actitud de algunos de sus gerentes. Por otra parte, no conozco política alguna para fomentar el riego mecánico controlado en el Estado Falcón, la zona más soleada del planeta; no hay planes para desarrollar infraestructura de canalización y almacenamiento de agua para riego. En materia de transporte, y a pesar de que la vialidad terrestre del Estado ha sido afectada durante sucesivos años de intensas lluvias, no hay noción del uso de su extensa costa, para resolver problemas de vialidad rural; puertos nacidos durante el histórico pasado agrícola  están abandonados.
Otro factor que se opone al incremento de la producción agrícola en Falcón es el financiamiento, que llega transcurrido un año o más después de la solicitud y que no contempla diversidad de cultivos por un mismo productor, ni la alternabilidad de cultivos respecto a períodos de lluvia y de sequía. En mi comunidad rural, en la Costa Oriental de Falcón, los créditos son fundamentalmente para el cultivo de melón, propio del período de sequía, nadie siembra como antes maíz o frijol durante períodos de lluvias. En los últimos 7 años ha desaparecido el delicioso y saludable pan de costumbre ancestral: la arepa de maíz pelado con cal. Este hecho, la desaparición de la arepa pelada, como la llamamos en Falcón, es manifestación de la absurda ejecución de la política agrícola, en contradicción a lo que ordena Chávez. Cierto que los agricultores de mi comunidad se muestran ansiosos por la tardanza del financiamiento, para sembrar melón,  pero peor aún, resulta inexplicable  e injustificable que miles de hectáreas queden ociosas durante el período lluvioso. El sentido del financiamiento y la ineptitud o indiferencia de los gerentes regionales del agro han hecho, de quienes fuimos productores de maíz, dependientes de la importación local de harina precocida de maíz, el rubro agrícola más importante para la seguridad alimentaria de Venezuela.
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