sábado, 7 de abril de 2012


Algunas veces en Abril...
Aída Santana Nazoa*

Anoche dejé de ver La Hojilla. Mario había presentado un resumen de la misa que en Barinas su familia había organizado para el Presidente Chávez y luego continuó con la presentación de videos sobre los días previos al golpe de Estado de 2002, así como del propio 11 de Abril, fecha en la que se consumó el mismo.
Para colmo, acabé de leer por estos días ese extraordinario y escalofriante trabajo periodístico de Ernesto Villegas, “Abril Golpe Adentro”. De manera que me sentía agobiada, extenuada con las crónicas, las imágenes, los sucesos de aquella horrible pesadilla que para entonces vivimos los venezolanos. En ese estado me iba a ser imposible conciliar el sueño, así que decidí irme al cable en busca de alguna peliculita gringa, bien sosa, bien bobalicona, que me ayudara a agarrar sueñito.
Me fui a la banda de “sólo películas” y comencé a buscar con el control remoto alguna película que estuviese por comenzar. Pero qué lata, todas las películas al parecer estaban empezadas. De pronto me topé con “HBO Signature”. Alli estaban rodando los créditos de una película que acababa de terminar, así que le di al botón que muestra la banda de programación y se anunciaba a continuación una película titulada “Algunas veces en Abril” (Sometimes in April)
¡Listo! –dije para mi misma. Ese nombre me sugería, no sé por qué, a alguna peliculita gringa bobalicona sobre una historia de amor –igualmente bobalicona- o quizás una comedia romántica que llaman –más bobalicona aún- Perfecto, lo que necesitaba para que me diera sueño y poder así acurrucarme en los brazos de Morfeo y ¡por favor! darle un poco de descanso a mi agobiada “informatitis aguda”.
Pero no. No era ninguna película de romance bobalicón alguno, ni comedia romántica idem. No, para nada. La película era sobre los horrorosos hechos acaecidos en Ruanda, en Abril de 1994. Y, lógicamente, pese a mi agobio absoluto por mi “informatitis”, aquella historia me atrapó sin remedio frente a la pantalla.
-Algunas veces en Abril- comenzaba diciendo el protagonista- cuando llegan las lluvias… Y allí se desataba la película más espantosa que he visto sobre acontecimientos de la vida real, de la vida misma, sucesos además de hace prácticamente nada ¡apenas 18 años atrás!
Hechos además de los cuales todos conocemos apenas y a titulo general que fue el más grande genocidio cometido por incitación de los medios de comunicación, pero que muy pocos conocemos sus detalles, su desarrollo (yo no conocía la historia, digamos, más allá de los “titulares”)
Pero anoche me enteré, paso a paso, del horror. De cómo un conflicto étnico fue atizado día con día, hora a hora, por una emisora de radio, la RTLM, y sus principales “anclas”, de entre los cuales resaltaba el hermano del protagonista, el preferido de la audiencia hutu, enferma de odio contra sus compatriotas tutsis, de los cuales decía, entre otras perlas, que eran “cucarachas, y que las cucarachas no podían engendrar mariposas sino más cucarachas y por lo tanto había que aplastarlas como eso: como cucarachas… hombres, mujeres y niños, todos son cucarachas y todos engendran más cucarachas…”
La masacre se inició con el atentado contra el Presidente, quien había participado de algunas discusiones y acuerdos con la llamada “comunidad internacional”, acuerdos que fueron tomados por los rabiososhutus como traición a sus ideales de nación, de gobierno y de libertad.
En 77 días de desbandada criminal de los hutus contra los tutsis –y contra los llamados hutus “moderados”- se produjeron entre 800 mil y un millón de muertos. Contaban aquellos con armamento de guerra de todo tipo, pero también con machetes y otras armas “blancas” con las que dieron cuenta, cual carnicería en matadero de reses, de sus presas, desmembrándolas, degollándolas y muchas otras acciones por sanguinarias inimaginables. Y durante el tiempo que duró la carnicería ¡la radio RTLM jamás detuvo sus transmisiones de odio, sus llamados a seguir asesinando a cuanto tutsi hubiere, a sacarlos de sus “inmundas madrigueras y aplastarlas como lo que eran: cucarachas…”
La comunidad internacional en general –representada por la ONU como organismo máximo- y el Departamento de Estado de los EEUU en particular, no sólo no reaccionaron a tiempo y con celeridad y efectividad ante la matanza por tratarse de un conflicto “interno” en el cual “ruandeses mataba a ruandeses”. El colmo del cinismo, el colmo del horror: no podían intervenir la señal de la radio RTLM para detener la apología genocida transmitida sin pausa porque sería “UN ATENTADO CONTRA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN!!!
Lógicamente, mientras veía todo este horror irremediablemente comparaba con aquel, nuestro propio horror de Abril de 2002, del cual estamos cumpliendo 10 años. Volvieron  a mis recuerdos aquellas imágenes de las masas conglomerada en PDVSA Chuao, enardecidas por el mismo efecto de los medios encadenados en sus mensajes de odio, de revancha contra otro sector de la sociedad, sus conciudadanos, los chavistas, llamados hordas, gentuza, delincuentes y otros calificativos peores (quizás muchos pensaban, aunque no nos conste que lo verbalizaran, las cucarachas)
La matanza de LLaguno, el Presidente preso, los llamados a desconocer toda autoridad y/o legalidad vigentes. ¡Dios mio! Aquel aquelarre a las puertas del aeropuerto La Carlota, donde la “sociedad civil” escribía en un muro los nombres de los chavistas –miembros del Gobierno y de todos los podres públicos—a quienes iban a perseguir y eliminar, todo ello revuelto en una especie de macabra ceremonia diabólica con velas y antorchas y cánticos festivos y vengativos.
Las otras jaurías desatadas –y transmitidas en vivo por la TV—en la aprehensión denigrante del Ministro Rodríguez Chacín, la de William Saab,de Blanco La Cruz; el bochornoso ataque a la Embajada de Cuba y la participación estelar del hoy candidato presidencial (¿?) Capriles Radonski, quien, embriagado por el furor revanchista, fascista, penetró el sagrado territorio soberano de un país extranjero, exigiéndole al Embajador que permitiera revisar la Embajada para “buscar chavistas” Y mil cosas más que sólo supimos habían pasado mucho tiempo después.
El infausto decreto y auto juramentación del dictador. La orgía de los asistentes a Miraflores, etc.etc. TODO TRANSMITIDO EN VIVO POR RADIO Y TV!!! Como sin pausa han continuado haciendo terrorismo informativo –deformativo-- durante estos 10 años Y estas atrocidades bajo el mismo argumento que se esgrimió para no detener los llamados a la matanza vociferados por la radio RTLM de Ruanda en 1994: ¡la libertad de expresión!
Todo ello me hacía preguntarme, sin remedio, cuestiones como ¿Qué hubiera pasado aquí si la dictadura de “el breve” no hubiera sido tan breve? ¿Qué habría pasado, Dios mío, si esos canallas hubieran matado efectivamente al Presidente Chávez? ¿Qué habría pasado aquí si, aún sin asesinarlo, hubieren logrado mantenerlo secuestrado, incomunicado y amordazado sin poder dirigirse a su pueblo para pedirles “vuelvan a sus casas”?
Apenas unos 50 ó 60 personas fueron enjuiciadas por la matanza de un millón de ruandeses. Todos los demás quedaron cubiertos por un asqueroso manto de impunidad, como aquí también ocurrió, al punto que hoy uno de los principales coautores de nuestro sangriento y bochornoso Abril es candidato a la mera-mera Presidencia de la República.
Estas y muchas otras reflexiones y angustias me acompañaron el resto de la noche. La cosa se puso color de hormiga cuando me sorprendí haciéndome preguntas ya no en pasado (¿Qué habría pasado aquí si…?) sino en futuro: ¿Qué va a pasar aquí si…? ¿Qué podría pasar aquí si…?
De más está decir que no pegué ojo en toda la noche…
 
 
 
*Profesora jubilada UCV

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