La Unión Europea cómplice del genocidio saharaui
Por: Ernesto Tamara
Recién una semana después del violento desalojo del campamento de protesta saharaui, ”Dignidad” en Gdaim Izik, donde estaban instaladas más de 3 mil carpas precarias, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas decidió reunirse para “analizar” la situación en la ex colonia española, ocupada por Marruecos desde 1975. El desalojo, que muchos califican de genocidio y que aún no tiene un número definitivo de víctimas, ocurrió ante la pasividad de la comunidad internacional que sigue sin condenar los hechos, especialmente Europa, comprometida con Marruecos en negar la independencia al pueblo saharaui.
El pasado lunes, las fuerzas policiales y militares marroquíes cercaron y procedieron al desalojo del campamento de protesta instalado en Gdaim Izik, en las afueras de El Aaiún, considera la capital de la República Arabe Saharaui Democrática (RASD). El campamento había sido instalado por lo menos dos semanas atrás, y el Frente Polisario había advertido entonces a Naciones Unidas y a la comunidad internacional, sobre la situación de cerco y amenaza a los residentes en el campamento. El Frente Polisario reclamó una acción de Naciones Unidas ante lo que considera una amenaza de un posible desastre humanitario.
Unos días antes del desalojo, Marruecos dio una muestra de cómo pensaba actuar, quizás para marcar cual sería su posición ante el diálogo que iba a iniciar con el Frente Polisario, bajo auspicio de Naciones Unidas, en Estados Unidos, precisamente, el lunes pasado. En ese entonces, fuerzas policiales marroquíes dispararon contra un vehículo que pretendía ingresar al campamento saharaui, matando a uno de sus ocupantes, un adolescente de 14 años, e hiriendo a otras 3 personas. El brutal asesinato, y la desaparición, por varios días de los heridos, no provocaron ninguna condena ni alarma internacional.
Así, mientras en en Manhasset -en las afueras de Nueva York-, se preparaba la reunión auspiciada por la ONU, las fuerzas represivas de Marruecos, atacaron con extrema violencia el campamento sarahui. En la represión, y resistencia armada por un pequeño grupo de manifestantes, se produjeron al menos 19 muertos saharauis y 9 policías marroquíes. Al mismo tiempo que Marruecos atacaba el precario campamento, el gobierno del rey de Mohamed VI instaba a su población a “combatir” a los sarahuis en El Aaiún. Así, cientos de personas armadas se dedicaron a asaltar las casas de los sarahuis, golpearlos y desalojarlos de sus viviendas.
Pese al cerco informativo, Marruecos ha impedido el ingreso de periodistas a la zona, distintas fuentes –entre ellas cooperantes europeos- denuncian que el ataque marroquí ha provocado hasta ahora 19 muertos, 752 heridos y más de 150 desaparecidos, y que se siguen encontrando cadáveres arrojados en las calles, o enterrados apresuradamente en fosas comunes.
Voceros del Frente Polisario denuncian que las fuerzas marroquíes abandonan los cadáveres en las calles de la capital saharaui, para provocar el terror. El ministro saharaui de Exteriores, Mohamed Uld Salek, asegura que en los barrios con mayor presencia saharaui de la ciudad "están apareciendo cuerpos degollados y cadáveres con impactos de bala, algunos de ellos de niños" a los que "resulta muy difícil identificar".
El delegado del Frente Polisario en Andalucía, España, Abidin Bucharaya, ha advertido por su parte de que el gobierno marroquí está induciendo a los colonos marroquíes a que participen en una "batalla" contra los saharauis, por lo que, a su juicio, se corre el riesgo de que en las "próximas horas" el Sáhara se sumerja en una "guerra civil" entre marroquíes y saharauis
Por: Ernesto Tamara
Recién una semana después del violento desalojo del campamento de protesta saharaui, ”Dignidad” en Gdaim Izik, donde estaban instaladas más de 3 mil carpas precarias, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas decidió reunirse para “analizar” la situación en la ex colonia española, ocupada por Marruecos desde 1975. El desalojo, que muchos califican de genocidio y que aún no tiene un número definitivo de víctimas, ocurrió ante la pasividad de la comunidad internacional que sigue sin condenar los hechos, especialmente Europa, comprometida con Marruecos en negar la independencia al pueblo saharaui.
El pasado lunes, las fuerzas policiales y militares marroquíes cercaron y procedieron al desalojo del campamento de protesta instalado en Gdaim Izik, en las afueras de El Aaiún, considera la capital de la República Arabe Saharaui Democrática (RASD). El campamento había sido instalado por lo menos dos semanas atrás, y el Frente Polisario había advertido entonces a Naciones Unidas y a la comunidad internacional, sobre la situación de cerco y amenaza a los residentes en el campamento. El Frente Polisario reclamó una acción de Naciones Unidas ante lo que considera una amenaza de un posible desastre humanitario.
Unos días antes del desalojo, Marruecos dio una muestra de cómo pensaba actuar, quizás para marcar cual sería su posición ante el diálogo que iba a iniciar con el Frente Polisario, bajo auspicio de Naciones Unidas, en Estados Unidos, precisamente, el lunes pasado. En ese entonces, fuerzas policiales marroquíes dispararon contra un vehículo que pretendía ingresar al campamento saharaui, matando a uno de sus ocupantes, un adolescente de 14 años, e hiriendo a otras 3 personas. El brutal asesinato, y la desaparición, por varios días de los heridos, no provocaron ninguna condena ni alarma internacional.
Así, mientras en en Manhasset -en las afueras de Nueva York-, se preparaba la reunión auspiciada por la ONU, las fuerzas represivas de Marruecos, atacaron con extrema violencia el campamento sarahui. En la represión, y resistencia armada por un pequeño grupo de manifestantes, se produjeron al menos 19 muertos saharauis y 9 policías marroquíes. Al mismo tiempo que Marruecos atacaba el precario campamento, el gobierno del rey de Mohamed VI instaba a su población a “combatir” a los sarahuis en El Aaiún. Así, cientos de personas armadas se dedicaron a asaltar las casas de los sarahuis, golpearlos y desalojarlos de sus viviendas.
Pese al cerco informativo, Marruecos ha impedido el ingreso de periodistas a la zona, distintas fuentes –entre ellas cooperantes europeos- denuncian que el ataque marroquí ha provocado hasta ahora 19 muertos, 752 heridos y más de 150 desaparecidos, y que se siguen encontrando cadáveres arrojados en las calles, o enterrados apresuradamente en fosas comunes.
Voceros del Frente Polisario denuncian que las fuerzas marroquíes abandonan los cadáveres en las calles de la capital saharaui, para provocar el terror. El ministro saharaui de Exteriores, Mohamed Uld Salek, asegura que en los barrios con mayor presencia saharaui de la ciudad "están apareciendo cuerpos degollados y cadáveres con impactos de bala, algunos de ellos de niños" a los que "resulta muy difícil identificar".
El delegado del Frente Polisario en Andalucía, España, Abidin Bucharaya, ha advertido por su parte de que el gobierno marroquí está induciendo a los colonos marroquíes a que participen en una "batalla" contra los saharauis, por lo que, a su juicio, se corre el riesgo de que en las "próximas horas" el Sáhara se sumerja en una "guerra civil" entre marroquíes y saharauis
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