DE REPENTE, A SUIZA Y A PANAMÁ LES PREOCUPA EL ORIGEN DE LOS FONDOS QUE RECIBEN
Lo de Suiza y Panamá es una hipocresía de campeonato mundial. Dos países que,
cada uno a su manera, han sostenido sus economías con el dinero sucio del mundo,
asumen poses de supuesta preocupación por el origen de los fondos de unos
funcionarios venezolanos, la mayoría de quienes ni siquiera tienen cuentas o
inversiones en esas naciones.
Si las autoridades suizas y panameñas realmente estuvieran interesadas en cuidar
el origen de los capitales que inyectan los extranjeros en sus economías,
pronto las dos naciones entrarían en una crisis tal que podría degenerar en la
bancarrota.
Suiza, la secreta
El caso de Suiza es particularmente vergonzoso. El país alpino ha sido la caja
fuerte de las peores organizaciones de la humanidad: el fascismo, las
dictaduras más sanguinarias, las mafias criminales de diversas especialidades,
empezando por el narcotráfico, perros de la guerra, corruptos de toda laya,
apostadores ilegales y profetas que usan la religión para su provecho personal
están en la cartera de sus instituciones financieras.
Hasta el año pasado, Suiza amparó de manera absoluta todas las operaciones,
tanto de origen lícito como ilícito, mediante la figura del secreto bancario.
Todas las investigaciones policiales, judiciales y periodísticas se han encontrado
con el escudo de la confidencialidad suiza, que ha sido, en términos más claros,
una forma de complicidad.
A partir de 2017, quedó parcialmente abolido el secreto, pero con una experiencia
de siglos en ese terreno, los bancos suizos se las han arreglado para seguir
protegiendo a sus poderosos clientes.
Si Suiza tuviera verdadero interés en verificar la limpieza de todos los fondos
que tienen en sus arcas, temblarían unos cuantos en Venezuela, y no
necesariamente los personajes "sancionados". Entre los nerviosos se
cuentan varios "empresarios" (tanto opositores como boliburgueses),
dirigentes políticos y hasta figuras del mundo mediático y farandulero.
Panamá, al son que le toca EEUU
Por su parte, Panamá ha experimentado en los últimos años un crecimiento
con todos los síntomas de estar basado en dinero de mal origen. Lo que quedó
al descubierto con el paquete de denuncias denominado Papeles de Panamá
es el retrato de un país que está dispuesto a recibir cualquier depósito,
sin preguntar de dónde salió.
En los años de los altos precios petroleros, Panamá fue uno de los lugares
favoritos para las inversiones venezolanas, tanto legítimas como ilegítimas.
Muchos de los desarrollos inmobiliarios de la capital istmeña fueron posibles
gracias a esos fondos, además de otros no menos cuestionables, como los
provenientes del narcotráfico.
Si Panamá llegara a poner al descubierto las tramas oscuras detrás del
dinero que se acumula en empresas fantasmas, rascacielos vacíos y
conexiones con paraísos fiscales, también empezaría la tembladera
generalizada por estos lados, y seguro que no serían únicamente
funcionarios o exfuncionarios del rrrrégimen los que experimentarían los temblores.
Es obvio que en este caso específico, Panamá se muestra tan diligente en cuidar
la legalidad del dinero que ingresa, simplemente porque está cumpliendo
instrucciones de Estados Unidos. Pura conveniencia, puro negocio, pura hipocresía.
(Clodovaldo Hernández / @clodoher)
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