El Frente en el fondo
Carola Chávez.- ¡Sorpresa! La MUD, ya no
se llama MUD sino Frente Amplio Venezuela Libre, porque hay que renovarse,
disimular esa raya de la Mesa de la Unidad, cuyo único criterio verdaderamente
unitario fue su vocación al fracaso, ese pisarse los callos y mangueras entre
ellos mismos, en una pelea interna planteada sobre la imposibilidad de que
Maduro saliera corriendo y dejara el gobierno al primer ¡vete ya!
Y de ese
quítate tú pa’ ponerme yo y aquel rosario de opciones para sacar a Maduro en
seis meses, tan variado, tan contradictorio, tan delirante que los seis meses
se convirtieron en años y hoy, al 2018 que parecía tan lejano, encuentra al
antichavismo pulverizado por el desgaste, la decepción, la desesperanza; sumido
en la apatía y con la ansiada elección presidencial ya no tan ansiada, a la
vuelta de la esquina.
“El que se
cansa pierde” -decían eufóricos cuando creyeron que Maduro era “maburro” y que
no iba a aguantar ni un solo round. Y nos salió Muhammad Alí el muchacho y al
antichavismo le salieron los suyos llorones, cobardes y gafos. Escondidos tras
las faldas del gobierno gringo, siempre esperando un misil importado que les
hiciera la faena.
Y mientras
esperaban, montaban un circo sangriento donde los hijos de otros, nunca los
suyos, ponían la sangre. “Descargue usted esa arrechera”, “La salida”, “La
marcha sin retorno”… “calle, calle y más calle”, “La mamá de todas la marchas”,
“La hija de la mamá de todas las marchas” y así la nieta, la abuela, más “el
plebiscito”, que ahora sí, que la hora cero… “¿Qué ya se fue?, que sigue ahí… Y
así hasta que se cansaron de tragar humo, mentiras y derrotas.
Y la MUD, que
ya no se llama MUD, tiene que recoger el reguero. Y se inventan nuevas ideas
tan viejas que huelen a bostezo, y cambian de nombre y ahora son el Frente
Amplio, y no llenan ni un pequeño teatro. Y presentan las mismas caras, con la
misma soberbia, con el mismo desprecio tanto a los suyos, como a los chavistas,
porque su desprecio nos supera a todos: desprecian a Venezuela.
Y vuelven
obligados. Y se sientan juntos, como perros adiestrados que solo acatan la voz
del amo, a cambio de migajas que se disputarán luego a dentelladas. Y ladran,
oootra vez, el mismo discurso suicida, con las mismas falacias, con los mismos
atajos que los llevaron al infranqueable fondo de barranco donde están hoy.
@Tongorocho
Carola Chávez
No hay comentarios:
Publicar un comentario