Memorias de un escuálido en decadencia
Olimpiadas
¡No me tiren serpentinas que ya el carnaval pasó! Somos unos verdaderos sinvergüenzas. No hemos sido capaces de felicitar por su medalla de plata a Yulimar Rojas rojita, y mucho menos al boxeador que ganó bronce y va por la de oro o la de plata. Somos descarados. Creemos que con apoyar a los deportistas en las olimpíadas estamos apoyando al régimen de Maduro. Esas son las vainas que nos joden. Que se nos nota de lejos lo mala gente. Lo malasangroso que somos.
Si existieran unas olimpiadas con la especialidad de Lanzamientos de Insultos, ahí sí es verdad que no nos gana nadie. Porque todo lo arreglamos insultando. Cada vez que sale Tibisay Lucena a dar declaraciones, salimos nosotros en cambote a lanzar insultos por las redes. En eso somos campeones. Medalla de oro diaria. Lo que no tiene perdón es que nos alegremos con la derrota de los venezolanos, dígame cuando perdió la esgrimista Alejandra Benítez, qué fiestón pusimos, y lo de Limardo, no joda, aquello no tenía desperdicio. Es que, repito, lo malasangroso se nos sale por todas partes.
También da una pena del carajo que cuando Yulimar Rojas rojita ganó la medalla de plata, saliera el secretario general de esa cosa que llamamos Mud a decir que los chavistas la iban a utilizar para hacer propaganda y otro montón de vainas, en vez de quitarse de encima por un momentico el odio que carga, y decir qué bien, felicitaciones, Venezuela despunta. Ni de vaina, se lo comen vivo en la coordinadora democrática, o sea Mud.
Ahora estamos ligando que el boxeador ese no gane la de oro, porque si la llega a ganar, entonces sí es verdad que se arma la de Dios es Cristo y los chavistas pondrán un fiestón del carajo y nosotros nos vamos a morir de la arrechera. Y todo porque no soportamos ver felices a esos carajos, que a pesar de que estamos pasando las de Caín y Abel y Adán y la serpiente del Paraíso, esos carajos andan con unas caras de feeeeria de la alegría como si supieran que viene alguna vaina buena a este país.
El papá de Margot estaba viendo por TVS las olimpíadas cuando Yoel Finol, (así se llama el tiracoñazos, es decir, el boxeador que ganó bronce y nos tiene temblando no vaya a ganar la medalla de oro,) estaba contentísimo levantando su brazo derecho porque había asegurado su medalla de Bronce. El hombre se puso de pie, aplaudió y dijo: "Que se joda la oposición, yo si apoyo a estos carajos". Después cambió de canal y se encontró con Embajada Radonski invitando a una marcha, y apagó el televisor y dijo: "Van a seguir con ese calamar". Y se fue al cuarto y le metió su carajazo a la puerta tan duro, que un vecino gritó. "Ganamos oro, carajo".
- Y todo a media luz.- Me canta Margot
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