viernes, 23 de enero de 2015

LOS NOMBRES DE LOS VENEZOLANOS
En Caracas, y en toda Venezuela, se ha instaurado con fuerza demoledora una extraña manía: la de ponerle los nombres más estrambóticos a la gente. Aquí no tiene nada de raro que alguien se llame con palabras retorcidas que son el resultado de la unión (casi contranatura por lo feo del resultado) de la primera sílaba del nombre del padre con la primera sílaba del nombre de la madre. Nada tiene de raro que por ahí ande una niña cuyo nombre sea Nelmar por la mezcla de los nombres de sus padres, Nelson y Martha. Lo terrible es que algún día Nelmar se encontrará con un zagaletón de nombre Fercar (su papá se llama Fernando y su mamá Carolina), se casarán y tendrán una niña que se llamará Fernel, y ésta a su vez se casará con Willang (por Willmer y Angelina) y tendrán un hijo llamado Willfer... Y así continuarán perpetuándose los nombres horribles de la gente hasta que pase un fenómeno parecido al que le pasa a la mula... Ustedes saben que la naturaleza no permite que las especies se mezclen y se diluyan. Por eso la mula, que es hija de la unión “ilícita” de un caballo y una burra, es infértil. Un fenómeno parecido le pasará a los nombres del venezolano. Cuando Willfer se encuentre con Yiksia, y vea que el nombre de su retoño será tan extraño que ninguna secretaria de ninguna oficina pública podrá transcribirlo, entonces volveremos a los nombres cristianos. Volveremos a María, a Miguel, a Jaime, a José...
Tanto exotismo creativo sólo nos ha legado gente llamándose por los apelativos más horribles repletos de íes griegas y de manierismos que simulan nombres en inglés... Sobre este último detalle bien vale detenerse y hacer una breve reflexión: ¿qué hace que un padre o una madre quiera nombrar a su hijo con una palabra que remede en su sonido y en su grafía a un nombre en inglés? Nada, el afán de parejería. Yo no sé, pero me temo que es porque la gente cree que la felicidad viene empacada en un nombre anglosajón...
Otro método que usan los habitantes de esta ciudad para ponerle nombres a sus retoños es el escribir un nombre normal al revés. Por ejemplo: Rotceh = Héctor; Nabetse = Esteban; Mairim = Miriam; Aleuzenev = Venezuela; Susej = Jesús; Anierim = Mi Reina; Aseret = Teresa... La verdad es que un filólogo gozaría un mundo realizando una investigación en este terreno.
No hablemos más. No habría espacio para hacerlo. Simplemente lean esta lista y díganme si por poner semejantes nombres a nuestros hijos, no somos gente digna de estudio.
Ivomarelis, Kerbis, Yojanson, Yudelkis, Yon, Yefry, Yeferson, Yormis, Torkill, Danitza, Yurly, Chirly, Deivis, Brayan, Kely, Tiundy, Tísuby, Tiamy, Yeny, Sobeida, Marsobeida, Yubimar, Yurimar, Yurima, Yurubí, Dorkis, Gladiuska, Yaritza, Karitza, Ylallalic, Yeniber, Diomira, Yoniray, Maryuli, Rodwig, Kepler, Rostin, Lipso, Yurmuari, Norka, Yuruani, Yamarlef, Aleuzenev, Jubino, Davirsia, Levys, Yomira, Yudimel, Wilkinson, Yanis, Yancarlo, Owinch, Yuraima, Mairim, Nelmar, Kleiber, Yubirí, Albiera, Besaida, Damelys, Osmar, Daivi, Usnavy, Angely, Solmaira, Miraidis, Yesenia, Yuraima, Yurimia, Yaletzi, Yalisbet, Yaifré, Yoraidí, Yeniber, Yornaichel, Norkis, Franmer, Merfrán, Danixe, Dixon, Yoelbis, Petrasmit, Olmelibey, Armaribely, Rafbet, Rosaherbalaif, Dardha, Isbery, Anglory, Yorbelys, Leidy, Milka, Doreidis, Miradis, Migdalia, Migdalis, Dilsia, Diogne, Diognis, Amorfiel, Diosdado, Jiovana, Eileen, Danibel, Jennisse, Yibisenia, Sensitymoon, Yondry, Raidys, Betsy, Betsymar, Ginesca, Yenise, Amarilis, Yolimar, Denison, Etanislao, Esfreis, Vianney, Lelis, Ismaru, Yenmil, Coraima, Yorman, Dilsia, Yorbelis, Edecio, Ewin, Yanara, Keiyur, Danivell, Keliana, Gretty, Lasmey, Freilly, Erwin, Rosimar, Yenisy, Havey, Vigneys, Kismeth, Gilmer, Osnan, Janlú, Nidesca, Yovany, Yoconda, Claid, Dilexa, Kechena, Wianmal, Aroska, Mayra, Tibayre, Coraima, Aiskel, Damaris, Yumaris, Dakmar, Fanely, Iraima, Ariuxi, Dorángel, Darwis, Amarilis, Rosmely, Yumber, Norka, Zenaida, Grisel, Lenelina, Carmely, Enderson, Osly, Yolimar, Yulimar, Zulay, Isnardo, Johanson, Yamelis, Nadesca, Ismelis, Catriel, Yalisbeth, Dubraska, Desireth, Magly, Damaris, Gianine, Dalix, Wuilbert, Yoshkar, Solaine, Jean Frank, Norelys, Aneldo, Rixio, Agnelys, Dalmiro, Yorelys, Lobenis, Keindel, Derbys, Maxiel, Aliera, Williams, Georguel, Hilwilm, Mereanyela, Siuris, Esnilda, Nélida, Elisio, Yudlisbeth, Magaly, Yngrid, Mawel, Rexaimiyori, Willderman, Doreisa, Melody, Nadelys, Veruzka, Jarol, Jakson, Wester, Walfred, Yenniter, Hayram, Stuart, Nabetse, Susej, Yutsitibilisay, Malilis, Marlin, Yesaidu, Osnaiker, Yoneiker, Rotny, Ariani, Joffre, Juan Jondre, Vielman, Anyeli, Everlide, Dinalba, Yóger, Yerly, Yunior, Magalis, Mirosmar, Lilianes, Enelda, Yolimar, Caribay, Zuleimy, Lennar, Geronis, Nuris, Naileth, Wilfres, Erylin, Roselyn, Mayarleth, Wilmer, Maikol, Yan Karll, Dayana, Leido, Githanjaly, Netsemany, Yaemmy, Nereydys, Neldo, Eglida, Javiera, Marlenys, Yisel, Mayerling, Maryele, Lysber, Sheila, Georgelis, Arielis, Cheissy, Neimar, Grisaida, Franchesca, Kerallys, Yesenia, Lilibeth, Leobel, Yirly, Deivy, Vivenciolo , Elder, Jerimar, Kenry, Nelsaida, Yormari, Auralin, Yamilet, Elixy, Seiberling, Everfit, Marevi, Esmérida, Willésika, Imalay, Euridys, Yedoska, Yogualsi, Yexana, Gemsimys, Haynhect, Yasterliski, Levis, Eukenedy, Nehymalit, Chelsy, Zugehidi, Zugendy, Single, Yorelis, Yorbelis, Jorbis, Yordanik, Solsirec, Miriela, Sorensorina, Greysa, Miriana, Udemixon, Noraisola, Harinton, Icieli, Yraimisg, Royr, Silkys, Nonoska, Yasmildy, Lodval, Nandú, Uni García, Líxido, Analtilo, Ayessa, Bernily, Yinling Rodríguez, Marnie, Vicsay, Laiolkis, Hecsaidy, Yaruby, Zunell, Ayerín, Fresa, Urimare, Laudy, Winibey, Ever Nieto, Siempre Mora, Eiker, Braian, Tailor, Kenyerlin, Jean Kenedy, Kerry, Schmeider Graterol, Kervin, Richarly, Cleyder, Remiyarmery, Yunis, Edgembert, Haysamar, Osleandry, Zousire, Waryolis, Glingni, Greity, Windym, Keileen, Shonatan, Enwil, Greissy, Jahynsel, Yuquency, Kleister, Yonexis, Derwin, Johefrank, Deiby, Shaydemar, Jenfer, Juisfreira, Leudis, Yorley, Yurkleym, Jeckson… Que conste en acta que ninguno de estos nombres es inventado por mí. Mi imaginación no da para tanto...
Roberto Echeto

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