Stelling advierte que la sociedad venezolana sufre de hiperanomia
La crisis económica que vive la sociedad venezolana ha sumergido al país en una especie de laberinto social, en donde las normas éticas y morales han sido desplazadas por prácticas y costumbres individualistas, profundamente egoístas, con la justificación de conseguir “a cualquier precio” la subsistencia material.
VTActual.com le presenta un análisis exclusivo de la profesora, analista de medios y socióloga Maryclen Stelling quien hace un diagnóstico detallado de la situación:
“En Venezuela actualmente está ocurriendo una grave crisis multidimensional, donde vamos a destacar la crisis económica que ha devenido también, en una crisis de subsistencia, caracterizada por un proceso de hiperinflación, el cual hasta los momentos, ha sido incontrolable y eso por supuesto incide en todos los otros sistemas de la vida venezolana”, afirma la analista.
Desde el punto de vista sociológico, se han encendido las alarmas en el país suramericano debido a que lamentablemente la corrupción, la burocracia, la ineficiencia, la impunidad, la intención de tomar el camino del facilismo para conseguir dinero, productos de primera necesidad, bienes y servicios, ha permeado en todas las capas de la sociedad venezolana sin importar clase social, ideología ni partido político; es una especie de cuerpo social que padece metástasis, en el que apenas se diferencian las células aún sanas. Ante esto la profesora Stelling continúa explicando:
“Este proceso desarrollado en Venezuela afecta todo lo que es el ámbito social, cultural, psicológico y lo valorativo. Con esto me refiero a que existe entonces una crisis social que tiene que ver con las normas de convivencia, una crisis valorativa que tiene que ver con los valores que rigen nuestra convivencia. Esto desemboca en una suerte de canibalización de la vida, de las relaciones sociales. Y esta canibalización ha generado una fuerte lucha por la sobrevivencia, una mercantilización de todos los factores de la vida social y cultural y lo que he estado analizando y denomino una hiperanomia, que supone la suspensión de todas las normas que rigen la convivencia”, aseveró.
La agresión permanente a la que ha sido sometido el pueblo venezolano, especialmente de dos años y medio hasta el período actual, producto de un híbrido entre la brutal guerra económica y el bloqueo financiero que han aplicado los grandes centros de poder contra la nación que intenta proteger su soberanía y, a la vez, los graves errores en las acciones económicas implementadas u omitidas por el Estado, han desatado un ciclón social que parece no tener freno. Stelling agrega:
“La hiperanomia, de alguna manera, ha originado que en este país cualquier acción sea considerada ¨legítima¨ para la subsistencia y se han desdibujado las fronteras entre la legalidad y la ilegalidad en todos los niveles. La hiperanomia es observable; no solo la podemos ver en el comportamiento del tránsito, en las conductas que suceden en las calles, sino también en las relaciones afectivas, en las relaciones amorosas, en las relaciones laborales, familiares y por supuesto también en las relaciones comerciales”, afirma la profesora.
Un país en el que cada semana, incluso en algunos casos cada dos horas, cambian las etiquetas de lo que cuestan las cosas, suben indiscriminadamente los precios en los mercados y establecimientos comerciales en una especie de masacre económica organizada -cuyos dueños siguen al pie de la letra un sistema ilógico, criminal, magíster en especulación y ladronaje a partir de un dólar paralelo fijado desde el exterior- y ante el cual el salario mínimo y pago para los pensionados de toda la nación es de 2.500.000 bolívares pero un kilo de carne pasa los 6.000.000 de bolívares, ha llevado al venezolano a perder la cordura y la paz dentro de su propio hogar, que es Venezuela. Quienes hicieron de las necesidades del pueblo medianos y grandes negocios, en asociaciones ilícitas, hamponiles, donde lo único que tiene valor es la acumulación compulsiva del capital, ocasionaron que salieran a flote todas las miserias humanas en su forma más visceral y en su peor versión, presenciando cómo unos son depredadores de otros.
El análisis de la sociólogo continúa: “Esta crisis social, cultural, valorativa, en mi opinión, es muchísimo más grave que la crisis económica que puede ser arreglada con un cierto período de tiempo, con una serie de medidas en el área económica que se deben tomar y que creo se están tomando para solventar la hiperinflación y la profunda crisis de sobrevivencia que tenemos. Pero la crisis valorativa, social, cultural y psicológica del venezolano es solventable muy a largo plazo porque hay que reconstituir la convivencia desde el punto de vista de los valores. En este momento rige algo así como “La Ley de la Selva”o “La Ley de que todo se vale para sobrevivir”. Es un cuadro bastante preocupante y ¿cómo comenzamos a resolver esto? Primero solucionando la subsistencia material de la vida humana en el país y luego haciendo un verdadero y profundo trabajo, una suerte de plan educativo nacional donde deben jugar un papel principal los medios de comunicación, la educación informal y la educación formal, que debe ser diseñado por especialistas y en el que todas las fuerzas políticas deben canalizar sus esfuerzos para crear unas nuevas normas de convivencia en Venezuela”, señaló Stelling.
“El deterioro del cuerpo social venezolano, drásticamente mutilado y desprovisto de una serie de dimensiones humanas; una sociedad anómica profundamente fragmentada e incapacitada para asumir la responsabilidad por los actos cometidos”, añora una figura fuerte, una autoridad que corrija el sistema perverso en el que nos movemos actualmente.
Se esperan acciones contundentes por parte de los Poderes del Estado -que puedan observar y diagnosticar la gravedad de la situación en toda su magnitud- luego de que el pueblo haya otorgado, mediante sus votos, la responsabilidad y el poder de casi todas las instancias de Gobierno a la corriente histórica del chavismo que está por cumplir su segunda década como autoridad. El Gobierno debe pasar a accionar y percibirse como “fuerte y contundente” frente a los grupos económicos para poner freno a la actual coyuntura en la que se ha exacerbado el individualismo en la interpretación de las normas y todo el sistema social se ha distorsionado de acuerdo a los intereses particulares por encima de los objetivos colectivos.
SC
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