La gestión pública en tiempos de presiones (III)
Juan Martorano
Una vez finiquitada la coyuntura del pasado 20 de mayo de 2018, con la elección presidencial e integrantes a los Consejos Legislativos estadales, hemos podido observar como la agenda política, en el caso de los factores de la Revolución Bolivariana, ha versado sobre las 6 líneas lanzadas por el Jefe de Estado Venezolano, de cara a desarrollar el plan para el próximo sexenio. Se ha convertido al país en un amplio escenario para el debate político y la propuesta popular y ciudadana.
Por otra parte, dentro de la configuración de fuerzas por parte de grupos vinculados con sectores de la oposición, se observa una atomización y fragmentación de sus fuerzas. De hecho reivindico aquellas frases del Comandante Chávez cuando expresó que en Venezuela no debería hablarse de una oposición sino de oposiciones, que van desde los sectores que se manejan dentro del ámbito político y democrático (Caso Javier Bertucci y su incipiente organización Esperanza por el Cambio) a los más fascistas como Soy Venezuela y Frente Amplio Venezuela Libre, que promueven un conjunto de acciones desestabilizadoras que buscan impulsar la reactivación de una agenda violenta tendiente a concretar el derrocamiento del actual Primer Mandatario Nacional.
Todo ello en el marco de la profundización del cerco económico, político, diplomático, financiero en el marco de amenazas multidimensionales y multiformes que no cesan, y que pudieran escalar en las semanas y meses por venir, por parte del gobierno de Estados Unidos de Norteamérica.
Indudablemente, la administración Trump es la principal responsable de las penurias por las que afronta el país, ante el bloqueo económico y financiero contra el país, además de la adopción de medidas coercitivas unilaterales tendientes a hacer más gravosa la situación de nuestro pueblo, y fundamentalmente de los sectores más vulnerables del país. No obstante, y aunque parezca duro expresarlo, no podemos excusarnos en ese argumento para dedicar y enfocar nuestros esfuerzos en atender las necesidades más ingentes y sentidas de la población, porque para ello somos gobierno.
Llama poderosamente la atención que muy poco se habla en esta etapa que ha llegado la Revolución en el tema de desarrollar un nuevo modelo de gestión gubernamental. Se celebrará el congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV); en el próximo mes de diciembre acudiremos a la elección número 26 de la era revolucionaria, con posibilidades de que, sectores de la oposición, si se tornan un poquito inteligentes, puedan ganar espacios de poder dentro de los diferentes concejos municipales de los 335 municipios en el país, a fin de poderse presentar como alternativa a sus seguidores y seguidoras, o en su defecto, los niveles de abstención sean de tal manera tan abrumadores, que les sirva de argumento para tratar de deslegitimar el modelo constitucional venezolano, y escalando en el empleo de la subversión político- ideológica, derrocar a Nicolás Maduro de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela.
De ahí, que se impone en las actuales circunstancias de nuevas dificultades, el debate sobre el modelo de gestión a desarrollar, sobre el quehacer ante este escenario de presiones y asedio contra la Patria. Convenimos sí, en que el escenario y el análisis de la coyuntura y la actual situación venezolana es no convencional, pero ya tenemos bastante del diagnóstico, y los compatriotas y camaradas de a pie están a la espera de las acciones y las soluciones a sus necesidades.
La postergación de los problemas de la cotidianidad de la población, se está traduciendo en que el fenómeno que Chávez había contribuido a desterrar, como lo es de la antipolítica, esté comenzando a reaparecer. Si bien es cierto como lo expresa Oscar Schemel, que el PSUV es la principal fuerza político electoral y cultural en Venezuela, no es menos cierto también, y esto de acuerdo a sus propias cifras, que el 45% de la población venezolana no se identifica con ningún partido político, lo cual traería poco interés por los asuntos públicos, lo que pudiera ser utilizado por los enemigos del proceso para deslegitimar el modelo de Estado Democrático y Social de Derecho, pero sobre todo de Justicia, contenido en nuestra Constitución, en proceso de mejoría.
Es ahí, como hemos estado lanzando propuestas e ideas para la gestión gubernamental de cara a esta nueva etapa de la Revolución Bolivariana. Es imperioso dejar de lado la retórica panfletaria y dedicarnos más en el hacer. Creo que debe haber una mayor proactividad de los servidores públicos y servidoras públicas, de la mano de la comunidad, en golpear duramente al delito y la trampa, con labores coordinadas de inteligencia social, a fin de poder neutralizar los terribles flagelos del bachaqueo, la especulación desmedida, la venta y contrabando de nuestro papel moneda, entre otros terribles flagelos.
Es importante la educación, la información y formación popular acompañada de la labor de organización del pueblo. Que el mandato del artículo 62 constitucional donde la establece la obligación al Estado de fomentar las prácticas de la participación popular deje de ser mera consigna retórica y se vuelva una realidad.
En cuanto a las propuestas económicas, apoyo todas y en cada una de sus partes las formuladas por la profesora Pascualina Curcio Curcio, quien con otro grupo de compatriotas que tienen desde hace bastante tiempo trabajando este ámbito, y nos dan el plan de lucha a seguir en esta nueva etapa de nuestra Revolución.
Si bien es cierto que las circunstancias actuales no son las mismas que las afrontadas por Chávez durante sus 14 años de gobierno, también sería un error señalar que hay que realizar todo de nuevo. Si tomásemos como cierta esta afirmación, entonces implícitamente estaríamos insinuando que el modelo promovido por nuestro Comandante Inolvidable no sirvió, argumento este en el que no estaría de acuerdo, ya que Hugo nos demostró que el modelo si funciona, y por eso nos lo asesinaron. Lo que haya que hacer de nuevo, pues bienvenido, y que se haga, pero lo que funcionó, o lo que funcionó pero se debilitó, hay que revisarlo, ajustarlo, adecuarlo, y relanzarlo.
Estas ideas de lo que debe ser la gestión en tiempos de presión o de nuevas dificultades no será nunca una obra acabada. Los escenarios de hoy en día estarán signados por la incertidumbre, y lo excepcional se basará en la estabilidad. No obstante, desde nuestro Gobierno tenemos que tener la capacidad de prognosis, de prever en la medida de lo posible lo que pueda acontecer, a fin de elaborar los correspondientes planes de acción para poder sortear de una mejor manera los embates del entorno, y en dado caso que no podamos evitarlo, poder minimizar sus impactos y afectaciones en la menor medida a nuestra población.
He aquí algunas ideas que someto al escrutinio de la opinión del pueblo.
¡Bolívar y Chávez viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
¡Hasta la Victoria Siempre!
Abogado, Activista por los Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiter@s Socialistas (RENTSOC).
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