HORA DE CAMBIOS

CAPRILES YA DICE LO QUE QUIERE
por FEDERICO RUIZ
Después del 12 de Febrero de este año, cuando resultó electo por sus Mudistas, Capriles "comprende" que la puesta en escena de su candidatura iba a mostrar inevitablemente una camisa de fuerza que -todavía, claro está- le prensa el discurso, le asfixia de tal modo el pensamiento y las ideas, que opta por correr y caminar kilómetros de pueblo en pueblo y comenzar así una especie de terapia para que en algún momento se produjera el milagro de verbalizar "algo" frente a lo público, sea éste masa, televisión o un simple intercambio de palabras con un desprevenido vecino. 
Esta condición, aunque parezca un elogio, lo convierte en una suerte de personaje mediocre de Madame Bobary, reconocido por el propio Flaubert. "¡Qué monumento a la estupidez humana", habría dicho el gran novelista si lo viera por una rendija de la historia. 
Pero hay algo más curioso y notable en este sujeto que aspira ser Presidente: a medida que ha ido perdiendo el miedo escénico (hay que reconocerle ese salto de garrocha), lo que podría suponer una cierta mejoría de su campo verbal, de su oratoria, por el contrario empeora, o dicho de otra forma: sin saberlo conscientemente a veces, dice lo que piensa, lo que quiere, como ayer en el estado Vargas, cuando se atrevió a decir, en forma de chiste, que el interés del gobierno de Chávez por Venezuela podía ser leído como al abecedario.
Es inútil para él. Anoche Chávez, en Antímano, le dio con un estropajo por esa lengua loca con un discurso que todavía debe retumbarle en los tímpanos a él y a sus inventores.