jueves, 8 de marzo de 2012


FELICITAMOS A LAS MUJERES REVOLUCIONARIAS, EN SU DÍA...


LA MUJER EN LA HISTORIA


Por Patricia Valenzuela
Comisión DDHH, La Granja
A partir de la división ideologizada de los sexos, la
mujer fue ubicada en un papel secundario en la
sociedad y en la historia. Mientras los varones eran
preparados para el desafío, para enfrentar
situaciones nuevas y ser autosuficientes, las mujeres
eran educadas para evitar lo hostil, evadir lo
desconocido, buscar la seguridad, protección y
comodidad.
Pero esa seguridad y protección tenía un precio: la
ignorancia y el enclaustramiento. La mujer sería
mantenida como una niña, sin relaciones sociales
propias e imposibilitada de participar de decisiones
familiares o sociales. Estará sometida primero a la
autoridad del padre y luego a la del esposo,
tendiendo a consagrar la reclusión de la mujer en la
esfera de la vida doméstica, mejorando sólo sus
condiciones de permanencia en ella, pero no
buscando las formas de su liberación.
En Chile la primera experiencia política real de las
mujeres (de sectores acomodados) la constituye el
acceso a la educación, ésta es la primera puerta
derribada por las mujeres en cuanto a género,
aunque por decreto presidencial desde el siglo XIX
existía la obligación pública de proporcionar
educación secundaria y superior a las mujeres que
la requirieran.
Hoy se destaca mucho que Chile tuvo las primeras
mujeres médicos, abogadas, dentistas de
Latinoamérica, lo que no se cuenta es el calvario
que padeció cada una de ellas, de parte de sus
profesores y compañeros de aula.
La segunda experiencia política (del mismo sector)
comienza tras la caída de Carlos Ibáñez del Campo
en 1931, con un auge democrático y de lucha
contestataria en general, que concluirá con la
obtención del voto femenino en 1949.
La historia de las mujeres del proletariado es
diametralmente distinta a la de sectores
acomodados, pues debieron resignarse a la suerte de
sus padres o esposos, acompañándolos en el
transitar de sus precarios destinos.
La mujer proletaria siempre cumplió una doble
jornada de trabajo, una en el hogar y la otra
remunerada (lavanderas, cocineras, comerciantes,
niñeras, temporeras, costureras). Algunas de estas
actividades las realizaba en el hogar, y por cuyo
trabajo obtenía un sueldo miserable sin acceso a
beneficios sociales como en el trabajo formal.
La tercera experiencia política comienza a
principios de los ‘70. Por primera vez inciden en la
sociedad mujeres de todos los estratos sociales. Así
se incorporan activamente al ámbito político,
religioso, científico, académico, social, étnico,
sindical, artístico y educacional, -más moderadas e
influenciables unas, más radicales e independientes
otras-. La irrupción de la dictadura militar no
disminuyo el número ni el interés de ellas, quizás
permitió que mujeres de distintos visiones, intereses
y generaciones se juntaran a sintetizar y evaluar el
proceso político que acababan de vivir.
A pesar del régimen dictatorial y sus métodos de
“gobernabilidad”, en las poblaciones se siguieron
desarrollando muchísimas experiencias
protagonizadas por mujeres, algunas de carácter de
subsistencia, de salud, derechos humanos, pero
todas ellas preocupadas y ocupadas de lograr un
cambio que tendiera a la democratización efectiva
de nuestro país.
En los años ’90 llego aquel cambio, pero no así la
esperada democratización. Hoy a más de dos
décadas del inicio de la transición política, las
demandas siguen postergadas, la desigualdad no ha
sido corregida y la discriminación impera en el
diario vivir.
Los cambios que necesitamos no serán
proporcionados por los gobiernos de turnos, pues
esos cambios requieren de una transformación
estructural que ambos sectores binominales no están
dispuestos a impulsar, pues implicaría desestabilizar
un sistema político, económico y social altamente
rentable para el bloque en el poder.
La organización y unidad puede generar ese
cambio, una organización con política propia,
independiente y soberana en sus objetivos y formas
de lucha, en donde las mujeres participemos con
plenos derechos en la construcción de una vida
digna para todos

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