EL HOMBRE UNIDIMENSIONAL
Por: Nidia González
El Hombre Unidimensional de Herbert Marcuse es una obra que se publica en 1964 pero que en la Venezuela del Siglo XXI tiene más vigencia que nunca. En ella se resalta, entre otras ideas, la necesidad de un compromiso social emancipatorio de las estructuras establecidas en la sociedad moderna. Es un análisis del mundo occidental, que aunque se asume a sí mismo como libre y democrático, es absolutamente totalitario.
Y este totalitarismo se personifica de acuerdo a Marcuse, en la evidente tendencia de nuestra ‘sociedad industrial avanzada’ de crear falsas necesidades en el individuo e insertarlo en un sistema de producción y consumo, focalizado a través de los medios de comunicación masiva, la publicidad y el sistema industrial y empresarial, convirtiendo a estos ‘individuos’ en unidimensionales, con "encefalogramas planos", incapaces de realizar análisis, críticas de tipo social o siquiera oponerse a lo establecido, es decir, ese mismo sistema de producción y consumo capitalista.
¿Pero cómo se convierte ese individuo, ese ciudadano de a pie, ese obrero, ese maestro, la secretaria, el chamo que alquila teléfonos, en un ente que se mimetiza en el sistema de producción capitalista y peor aún, que llega en algunos momentos a reproducir y defender dicho sistema? ¿Por qué defienden a su verdugo? El entender ese por qué es entender la razón de ser de un gran sector de la oposición venezolana.
Marcuse, responde en mi opinión a estas incógnitas cuando expresa que el propio sistema capitalista ‘integra’ a la clase trabajadora en su modelo de sociedad al otorgarles una supuesta ‘estabilidad’. Una estabilidad que va más allá del triste fenómeno conocido en Venezuela como ‘el bozal de arepa’ sino la necesidad en ellos imperiosa, de identificarse con eso que tanto admiran y veneran, por lo tanto, deben emular los anti valores capitalistas que a la larga atentarán contra ellos (gracias a los siempre eficientes y letales medios de comunicación social que te venden el sueño de que si tienes plata, eres catire, mides 1,90, hablas 5 idiomas, viajas regularmente al extranjero, te vas a los mejores clubes a tomar hasta que el hígado te explote, hablas con el acento más insulso y te codeas con la ‘high’ eres mejor persona).
Ofreciéndoles un supuesto ‘estado de bienestar’ que no es más que una falacia, ya que se basa en el consumismo exacerbado y el satisfacer necesidades plásticas y superficiales. Por eso, vemos hoy en día a un Juan Pueblo gritar a los cuatro vientos ‘POLAR SOMOS TODOS’, ‘NO TE METAS CON MI FEDERAL’, ‘NO TE METAS CON MIS CANALES’, ‘NO TE METAS CON ESTO O CON LO OTRO’ porque ya tienen ‘bien adentro’ el veneno pérfido del capitalismo en sus venas. ¿Y es qué acaso esas son sus empresas? Habrá que preguntarle a Mendoza, a Mezerhane u a otro de estos supuestos ‘dueños del valle’ si es que esas empresas son de propiedad social o si ellos estarían dispuestos a compartir ganancias con el ‘pela mandarinas’ ese que gritó anoche en Globovisión con su cervecita en mano ‘con mi Polar no te metas’. ¿Cómo defender lo indefendible?, ¿cómo alguien puede defender a quien le explota?, ¿cómo hay aún pueblo que defiende los zarpazos del Capitalismo?, y no quiero hablar de cantidades o mayorías en este momento, si son más los que están a favor o en contra del Capitalismo, hablo de que sí hay quienes lo defienden aún cuando no se lucran de él, aún cuando son proletariado. Hablo de conciencia de clase, hablo de formación.
Afortunadamente, Marcuse llega en su texto ‘El Hombre Unidimensional’ a una conclusión que puede ayudarnos a encontrar una solución frente a semejante barbarie y es que necesitamos "despertar y organizar la solidaridad” convertirla en una “necesidad biológica para mantenerse unidos contra la brutalidad y la explotación humanas". Y no hablo de la solidaridad ‘amarillista’ (por supuesto producto de los medios de comunicación, ellos son los que se encargan del trabajo sucio), no hablo de esa solidaridad tipo ‘Sábado Sensacional’ que se da luego de un desastre natural o desgracia, terremoto, tornado, inundación, etc., sino de la solidaridad verdadera, esa solidaridad con esencia humana y no la que busca salir bien en cámara casi pareciéndose a un reality show o a un teletón. Hablo de la solidaridad del día a día, la solidaridad que nace de la empatía, la solidaridad del Che cuando decía "Me siento tan patriota de Latinoamérica, de cualquier país de Latinoamérica, como el que más y, en el momento en que fuera necesario, estaría dispuesto a entregar mi vida por la liberación de cualquiera de los países de Latinoamérica, sin pedirle nada a nadie, sin exigir nada, sin explotar a nadie” o cuando dijo "sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más bonita de un revolucionario". Ya que después de todo, el ser humano no es malo ni egoísta por naturaleza (por más que ‘ellos’ nos quieran convencer de lo contrario).
Debemos decir NO a la mercantilización de la cultura, decir NO a la cosificación de la consciencia, esas son las armas del Capitalismo para controlarnos, para asimilarnos en su sistema, para presionarnos y seducirnos, a través de los medios de comunicación comerciales. Digamos NO al individualismo, ya que es opuesto a nuestros valores originarios americanos, como la solidaridad y el sentido de comunidad, valores distintos a los que esa América colonial nos enseñaría a la fuerza luego.
Pero hay sin embargo, otra característica muy común en la siempre asombrosa oposición venezolana a la que Marcuse hace referencia, y es que ellos se caracterizan por su delirio persecutivo, rayando en la paranoia interiorizada por medio de los sistemas de comunicación masivos (quien no se asuste con la musiquita macabra de Globovisión que levante la mano por favor). Se convierten a sí mismos en víctimas, el ‘NO TE METAS…’ no es casualidad; la alienación llega a niveles tan extremos que los hacen vivir en una zozobra constante (quién no recuerda la cuña de VTV de la señora a la que se le quema su apartamento y al ver a los bomberos vestidos de rojo los acusa de ‘hordas chavistas’ que quieren invadir su hogar). Una paranoia necesaria, de acuerdo a la ‘Doctrina del Shock’ ya que en tal estado alterado de consciencia, no son capaces de razonar con lógica lo que en otro momento sería más claro que el agua.
POR ESO, defienden el Capitalismo, y a la Polar, y al Federal, y a Globovisión, porque los están volviendo locos, y ojo, no es Chávez realmente quien los vuelve locos, es el propio sistema capitalista, ya que una persona en sus cinco sentidos JAMÁS apoyaría o defendería al Capitalismo.-
nidiaale1@hotmail.com
Por: Nidia González
El Hombre Unidimensional de Herbert Marcuse es una obra que se publica en 1964 pero que en la Venezuela del Siglo XXI tiene más vigencia que nunca. En ella se resalta, entre otras ideas, la necesidad de un compromiso social emancipatorio de las estructuras establecidas en la sociedad moderna. Es un análisis del mundo occidental, que aunque se asume a sí mismo como libre y democrático, es absolutamente totalitario.
Y este totalitarismo se personifica de acuerdo a Marcuse, en la evidente tendencia de nuestra ‘sociedad industrial avanzada’ de crear falsas necesidades en el individuo e insertarlo en un sistema de producción y consumo, focalizado a través de los medios de comunicación masiva, la publicidad y el sistema industrial y empresarial, convirtiendo a estos ‘individuos’ en unidimensionales, con "encefalogramas planos", incapaces de realizar análisis, críticas de tipo social o siquiera oponerse a lo establecido, es decir, ese mismo sistema de producción y consumo capitalista.
¿Pero cómo se convierte ese individuo, ese ciudadano de a pie, ese obrero, ese maestro, la secretaria, el chamo que alquila teléfonos, en un ente que se mimetiza en el sistema de producción capitalista y peor aún, que llega en algunos momentos a reproducir y defender dicho sistema? ¿Por qué defienden a su verdugo? El entender ese por qué es entender la razón de ser de un gran sector de la oposición venezolana.
Marcuse, responde en mi opinión a estas incógnitas cuando expresa que el propio sistema capitalista ‘integra’ a la clase trabajadora en su modelo de sociedad al otorgarles una supuesta ‘estabilidad’. Una estabilidad que va más allá del triste fenómeno conocido en Venezuela como ‘el bozal de arepa’ sino la necesidad en ellos imperiosa, de identificarse con eso que tanto admiran y veneran, por lo tanto, deben emular los anti valores capitalistas que a la larga atentarán contra ellos (gracias a los siempre eficientes y letales medios de comunicación social que te venden el sueño de que si tienes plata, eres catire, mides 1,90, hablas 5 idiomas, viajas regularmente al extranjero, te vas a los mejores clubes a tomar hasta que el hígado te explote, hablas con el acento más insulso y te codeas con la ‘high’ eres mejor persona).
Ofreciéndoles un supuesto ‘estado de bienestar’ que no es más que una falacia, ya que se basa en el consumismo exacerbado y el satisfacer necesidades plásticas y superficiales. Por eso, vemos hoy en día a un Juan Pueblo gritar a los cuatro vientos ‘POLAR SOMOS TODOS’, ‘NO TE METAS CON MI FEDERAL’, ‘NO TE METAS CON MIS CANALES’, ‘NO TE METAS CON ESTO O CON LO OTRO’ porque ya tienen ‘bien adentro’ el veneno pérfido del capitalismo en sus venas. ¿Y es qué acaso esas son sus empresas? Habrá que preguntarle a Mendoza, a Mezerhane u a otro de estos supuestos ‘dueños del valle’ si es que esas empresas son de propiedad social o si ellos estarían dispuestos a compartir ganancias con el ‘pela mandarinas’ ese que gritó anoche en Globovisión con su cervecita en mano ‘con mi Polar no te metas’. ¿Cómo defender lo indefendible?, ¿cómo alguien puede defender a quien le explota?, ¿cómo hay aún pueblo que defiende los zarpazos del Capitalismo?, y no quiero hablar de cantidades o mayorías en este momento, si son más los que están a favor o en contra del Capitalismo, hablo de que sí hay quienes lo defienden aún cuando no se lucran de él, aún cuando son proletariado. Hablo de conciencia de clase, hablo de formación.
Afortunadamente, Marcuse llega en su texto ‘El Hombre Unidimensional’ a una conclusión que puede ayudarnos a encontrar una solución frente a semejante barbarie y es que necesitamos "despertar y organizar la solidaridad” convertirla en una “necesidad biológica para mantenerse unidos contra la brutalidad y la explotación humanas". Y no hablo de la solidaridad ‘amarillista’ (por supuesto producto de los medios de comunicación, ellos son los que se encargan del trabajo sucio), no hablo de esa solidaridad tipo ‘Sábado Sensacional’ que se da luego de un desastre natural o desgracia, terremoto, tornado, inundación, etc., sino de la solidaridad verdadera, esa solidaridad con esencia humana y no la que busca salir bien en cámara casi pareciéndose a un reality show o a un teletón. Hablo de la solidaridad del día a día, la solidaridad que nace de la empatía, la solidaridad del Che cuando decía "Me siento tan patriota de Latinoamérica, de cualquier país de Latinoamérica, como el que más y, en el momento en que fuera necesario, estaría dispuesto a entregar mi vida por la liberación de cualquiera de los países de Latinoamérica, sin pedirle nada a nadie, sin exigir nada, sin explotar a nadie” o cuando dijo "sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más bonita de un revolucionario". Ya que después de todo, el ser humano no es malo ni egoísta por naturaleza (por más que ‘ellos’ nos quieran convencer de lo contrario).
Debemos decir NO a la mercantilización de la cultura, decir NO a la cosificación de la consciencia, esas son las armas del Capitalismo para controlarnos, para asimilarnos en su sistema, para presionarnos y seducirnos, a través de los medios de comunicación comerciales. Digamos NO al individualismo, ya que es opuesto a nuestros valores originarios americanos, como la solidaridad y el sentido de comunidad, valores distintos a los que esa América colonial nos enseñaría a la fuerza luego.
Pero hay sin embargo, otra característica muy común en la siempre asombrosa oposición venezolana a la que Marcuse hace referencia, y es que ellos se caracterizan por su delirio persecutivo, rayando en la paranoia interiorizada por medio de los sistemas de comunicación masivos (quien no se asuste con la musiquita macabra de Globovisión que levante la mano por favor). Se convierten a sí mismos en víctimas, el ‘NO TE METAS…’ no es casualidad; la alienación llega a niveles tan extremos que los hacen vivir en una zozobra constante (quién no recuerda la cuña de VTV de la señora a la que se le quema su apartamento y al ver a los bomberos vestidos de rojo los acusa de ‘hordas chavistas’ que quieren invadir su hogar). Una paranoia necesaria, de acuerdo a la ‘Doctrina del Shock’ ya que en tal estado alterado de consciencia, no son capaces de razonar con lógica lo que en otro momento sería más claro que el agua.
POR ESO, defienden el Capitalismo, y a la Polar, y al Federal, y a Globovisión, porque los están volviendo locos, y ojo, no es Chávez realmente quien los vuelve locos, es el propio sistema capitalista, ya que una persona en sus cinco sentidos JAMÁS apoyaría o defendería al Capitalismo.-
nidiaale1@hotmail.com
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