Prácticas docentes y educación popular
Por: Mirna Sojo
Hablar de los aportes que pedagogos latinoamericanos han dado a nuestra educación a los largo de siglos y décadas es plantearse el reto de asumir sus legados desde la construcción de la nueva sociedad que estamos intentando construir. En nuestro país, se intenta desarrollar un modelo educativo que supere la estructura y superestructura que tenemos impregnados en nuestro sistema educativo.
La escuela, los maestros y sus prácticas, se convierten en interrogantes a la hora de definir rumbos que acerquen cada vez más el poder popular en su desenlace victorioso sobre el modelo capitalista burgués, de allí que estos tiempos son tiempos de revisión de todos los referentes y aportes que pedagogos preocupados por el ser humano han construido modelos y formas de desarrollar practicas acercándose a una educación que libere mas allá de los mitos impuestos por la sociedad burguesa.
La educación popular es fuente de inspiración desde la perspectiva pedagógica que nos ocupa, pues surge desde el llamado insurgente de muchos que como nosotros y nosotras andamos en las profundas transformaciones educativas.
En el caso de los aportes de la educación rural mexicana este movimiento de maestros y maestras contribuyó enormemente a romper con los parámetros de la escuela acartonada y encumbrada en sus cuatros paredes. La realidad de la primera década orientó a filósofos, pedagogos, políticos a definir un modelos educativo para el México rural abandonado y excluido de sus derechos más elementales durante siglos, el cual insurgen desde otra perspectiva política dando como resultado las experiencias de las misiones culturales, la casa del pueblo, los maestros itinerantes cuya dignidad no se basó en el conocimiento del experto sino en la sensibilidad y el encuentro entre sus semejantes, el pueblo, la vinculación con las comunidades desarraigadas y el deseo por la superación de las necesidades que mantenían en vilo a su gente.
La escuela rural mexicana desde sus principios, legados y formas de construirse planteaba para el México de ayer y para el México de hoy, y… mucho más allá para Latinoamérica entera un modelos de educación popular que entre otras cosas plantea: “el estudio de las condiciones socioculturales predominantes en cada lugar en su vivir cotidiano y, con ese marco de referencia, se crea ahí la escuela capaz de movilizar las fuerzas internas y el potencial humano del lugar”, estos elementos de encuentro y juntura social donde los muros se derriban y la escuela es la comunidad y la comunidad es la escuela son legados bien significativos para los maestros que andamos en esas búsquedas por construirnos desde los referentes nuestros americanos.
Esta caracterización de maestros que insurgen desde sus prácticas cotidianas superando las fragmentación y volcándose a la vida misma, caminando los territorios, construyendo el saber desde lo necesario y útil, más allá de los contenidos preestablecidos de un programa o plan de estudio, esparce desde nuestra educación liberadora el retomar los rumbos que redefina mas nuestro modelo a construir, aspectos que generan vida desde la vida misma en sociedad son los elementos de la escuela sencilla que se pasea por caminos de encuentro y sencillez cotidiana.
Veamos algunos principios de esta educación liberadora de principios del siglo en el México del siglo XX.
1. la escuela es un medio donde el niño se instruye con lo que ve y hace, rodeado de personas que trabajan, por lo cual no existen lecciones orales, programas desarticulados, horarios rígidos o reglamentaciones estrechas.
2. La educación que promueve deriva de las relaciones del niño y el hombre con la naturaleza y la sociedad por medio del trabajo cooperativo y de utilidad inmediata, y no la simple y monótona escritura y lectura, ni las ideas hechas de lecciones fragmentadas.
3. Las actividades que realiza la escuela sirven para explicar los hechos de los fenómenos naturales y sociales, por lo que carece de programas estáticos que sólo los profesores suelen entender.
4. Proscribe los castigos y los premios para dejar al educando toda su libertad y espontaneidad, porque la conducta humana, como la virtud y la verdad, no se enseñan teóricamente, sino por el uso personal de la libertad.
5. Establece el gobierno de los alumnos a través de los comités que ellos mismos eligen, es decir no juega a la democracia, sino que es la democracia. (Ramírez. Obras completas, FCE-SEP/80’s, México, 1925, pp.27)
Desde esta perspectiva los principios se preocupan más de una educación SOCIAL, dando al traste con la educación individual y mercantil.
Muchas pudieran ser las críticas que se le adosan a esta manera de ver la educación nuestra americana, sin embargo, a pesar de que la escuela rural mexicana toma referentes de Jhon Dewey, norteamericano que impulsó la “escuela activa” en Estados Unidos con el método de proyecto, es necesario resaltar el contexto histórico donde surge la propuesta y su intencionalidad política pues su desarrollo estuvo signado en el período en que se logra la revolución mexicana 1910- 1917-1940, periodos estos donde se logra constituir las ideas que permitieron insurgir desde la visión transformadora y a lo mexicano.
Otros aspectos que nos permite visualizar esta escuela, desde lo que se planteó para superar el modelo social es la concepción de la comunidad como espacio educativo, veamos:
1. La organización de la comunidad es un imperativo que se apoya en las necesidades y aspiraciones de la misma;
2. La comunidad es una unidad social activa y consciente de su propio mejoramiento;
3. Los programas deben surgir de la propia estructura comunal;
4. La acción de esos programas deben ser permanentes y no esporádicas o temporal.
5. A la escuela le corresponde organizar, orientar y encauzar las actividades comunales con niños, jóvenes y adultos en todas las manifestaciones de la vida social (idem, P.204-205)
La escuela rural mexicana se goza ser un referente nuestro americano, pues fue la escuela que planteó la revolución, desde la conceptualización del México postrado y vapuleado por las oligarquías en los gritos de conquista de las tierras y la educación como trinchera para el logro de los ideales más altos del compromiso patriótico de la época, la conjunción de héroes y heroínas en las voces de Emiliano Zapata, Pancho Villa, Cándido Aguilar, el general Pascual Morales Molina, Rafael Ramírez, Enrique Corona, José Vasconcelos, Ignacio Ramírez López, José María Bonilla, José Guadalupe Nájera, Moisés Sanz, obra colectiva del México revolucionario sus maestros y dirigencia política, abordada y rebasada luego por el imperio y los enemigos de los procesos liberadores de los pueblos oprimidos.
¿Adonde iremos a buscar modelos? Simón Rodríguez, se vio reivindicado desde la educación popular generada por la escuela rural mexicana, y hoy en día en el marco de la LOE 2009 levantamos la polvareda de la historia, caminamos de lado, acompañando el sueño que se traslada a una historia común a todos los pueblos que no es otra que la historia de derrotas seguidas, hasta que retomemos los rumbos que hayan lugar, eso sí, desde la conciencia social y desde el compromiso de nuestro proceso revolucionario bolivariano, cerrando fila y construyéndonos desde las luchas y los proyectos dejados a medio andar en nuestra América abyayalana, hasta la victoria definitiva.
Escuela Social Rodrigueana Latinoamericana y del Caribe.
Movimiento Pedagógico Revolucionario.
mirnasojo@gmail.com
Por: Mirna Sojo
Hablar de los aportes que pedagogos latinoamericanos han dado a nuestra educación a los largo de siglos y décadas es plantearse el reto de asumir sus legados desde la construcción de la nueva sociedad que estamos intentando construir. En nuestro país, se intenta desarrollar un modelo educativo que supere la estructura y superestructura que tenemos impregnados en nuestro sistema educativo.
La escuela, los maestros y sus prácticas, se convierten en interrogantes a la hora de definir rumbos que acerquen cada vez más el poder popular en su desenlace victorioso sobre el modelo capitalista burgués, de allí que estos tiempos son tiempos de revisión de todos los referentes y aportes que pedagogos preocupados por el ser humano han construido modelos y formas de desarrollar practicas acercándose a una educación que libere mas allá de los mitos impuestos por la sociedad burguesa.
La educación popular es fuente de inspiración desde la perspectiva pedagógica que nos ocupa, pues surge desde el llamado insurgente de muchos que como nosotros y nosotras andamos en las profundas transformaciones educativas.
En el caso de los aportes de la educación rural mexicana este movimiento de maestros y maestras contribuyó enormemente a romper con los parámetros de la escuela acartonada y encumbrada en sus cuatros paredes. La realidad de la primera década orientó a filósofos, pedagogos, políticos a definir un modelos educativo para el México rural abandonado y excluido de sus derechos más elementales durante siglos, el cual insurgen desde otra perspectiva política dando como resultado las experiencias de las misiones culturales, la casa del pueblo, los maestros itinerantes cuya dignidad no se basó en el conocimiento del experto sino en la sensibilidad y el encuentro entre sus semejantes, el pueblo, la vinculación con las comunidades desarraigadas y el deseo por la superación de las necesidades que mantenían en vilo a su gente.
La escuela rural mexicana desde sus principios, legados y formas de construirse planteaba para el México de ayer y para el México de hoy, y… mucho más allá para Latinoamérica entera un modelos de educación popular que entre otras cosas plantea: “el estudio de las condiciones socioculturales predominantes en cada lugar en su vivir cotidiano y, con ese marco de referencia, se crea ahí la escuela capaz de movilizar las fuerzas internas y el potencial humano del lugar”, estos elementos de encuentro y juntura social donde los muros se derriban y la escuela es la comunidad y la comunidad es la escuela son legados bien significativos para los maestros que andamos en esas búsquedas por construirnos desde los referentes nuestros americanos.
Esta caracterización de maestros que insurgen desde sus prácticas cotidianas superando las fragmentación y volcándose a la vida misma, caminando los territorios, construyendo el saber desde lo necesario y útil, más allá de los contenidos preestablecidos de un programa o plan de estudio, esparce desde nuestra educación liberadora el retomar los rumbos que redefina mas nuestro modelo a construir, aspectos que generan vida desde la vida misma en sociedad son los elementos de la escuela sencilla que se pasea por caminos de encuentro y sencillez cotidiana.
Veamos algunos principios de esta educación liberadora de principios del siglo en el México del siglo XX.
1. la escuela es un medio donde el niño se instruye con lo que ve y hace, rodeado de personas que trabajan, por lo cual no existen lecciones orales, programas desarticulados, horarios rígidos o reglamentaciones estrechas.
2. La educación que promueve deriva de las relaciones del niño y el hombre con la naturaleza y la sociedad por medio del trabajo cooperativo y de utilidad inmediata, y no la simple y monótona escritura y lectura, ni las ideas hechas de lecciones fragmentadas.
3. Las actividades que realiza la escuela sirven para explicar los hechos de los fenómenos naturales y sociales, por lo que carece de programas estáticos que sólo los profesores suelen entender.
4. Proscribe los castigos y los premios para dejar al educando toda su libertad y espontaneidad, porque la conducta humana, como la virtud y la verdad, no se enseñan teóricamente, sino por el uso personal de la libertad.
5. Establece el gobierno de los alumnos a través de los comités que ellos mismos eligen, es decir no juega a la democracia, sino que es la democracia. (Ramírez. Obras completas, FCE-SEP/80’s, México, 1925, pp.27)
Desde esta perspectiva los principios se preocupan más de una educación SOCIAL, dando al traste con la educación individual y mercantil.
Muchas pudieran ser las críticas que se le adosan a esta manera de ver la educación nuestra americana, sin embargo, a pesar de que la escuela rural mexicana toma referentes de Jhon Dewey, norteamericano que impulsó la “escuela activa” en Estados Unidos con el método de proyecto, es necesario resaltar el contexto histórico donde surge la propuesta y su intencionalidad política pues su desarrollo estuvo signado en el período en que se logra la revolución mexicana 1910- 1917-1940, periodos estos donde se logra constituir las ideas que permitieron insurgir desde la visión transformadora y a lo mexicano.
Otros aspectos que nos permite visualizar esta escuela, desde lo que se planteó para superar el modelo social es la concepción de la comunidad como espacio educativo, veamos:
1. La organización de la comunidad es un imperativo que se apoya en las necesidades y aspiraciones de la misma;
2. La comunidad es una unidad social activa y consciente de su propio mejoramiento;
3. Los programas deben surgir de la propia estructura comunal;
4. La acción de esos programas deben ser permanentes y no esporádicas o temporal.
5. A la escuela le corresponde organizar, orientar y encauzar las actividades comunales con niños, jóvenes y adultos en todas las manifestaciones de la vida social (idem, P.204-205)
La escuela rural mexicana se goza ser un referente nuestro americano, pues fue la escuela que planteó la revolución, desde la conceptualización del México postrado y vapuleado por las oligarquías en los gritos de conquista de las tierras y la educación como trinchera para el logro de los ideales más altos del compromiso patriótico de la época, la conjunción de héroes y heroínas en las voces de Emiliano Zapata, Pancho Villa, Cándido Aguilar, el general Pascual Morales Molina, Rafael Ramírez, Enrique Corona, José Vasconcelos, Ignacio Ramírez López, José María Bonilla, José Guadalupe Nájera, Moisés Sanz, obra colectiva del México revolucionario sus maestros y dirigencia política, abordada y rebasada luego por el imperio y los enemigos de los procesos liberadores de los pueblos oprimidos.
¿Adonde iremos a buscar modelos? Simón Rodríguez, se vio reivindicado desde la educación popular generada por la escuela rural mexicana, y hoy en día en el marco de la LOE 2009 levantamos la polvareda de la historia, caminamos de lado, acompañando el sueño que se traslada a una historia común a todos los pueblos que no es otra que la historia de derrotas seguidas, hasta que retomemos los rumbos que hayan lugar, eso sí, desde la conciencia social y desde el compromiso de nuestro proceso revolucionario bolivariano, cerrando fila y construyéndonos desde las luchas y los proyectos dejados a medio andar en nuestra América abyayalana, hasta la victoria definitiva.
Escuela Social Rodrigueana Latinoamericana y del Caribe.
Movimiento Pedagógico Revolucionario.
mirnasojo@gmail.com
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