La crisis de la derecha latinoamericana
http://www.surysur.net/2013/ 12/la‐crisis‐de‐la‐derecha‐ latinoamericana/
Emir Sader
Este comienzo de siglo no ha sido particularmente favorable para la derecha latinoamericana. Después
de haber gobernado gran parte de los países del continente por décadas seguidas – con dictaduras
militares y gobiernos neoliberales, entre otros ‐, la derecha vive una situación de profunda debilidad
política y aislamiento social en la región.
La derecha paga el precio de haber gobernado a través de dictaduras militares y/o de gobiernos
neoliberales. Estuvo identificada con la ruptura con los procesos democráticos y/o con la centralidad
del mercado. Pasados esos períodos, dejó de tener plataforma a proponer, cuando el modelo
neoliberal se agotó y surgieron gobiernos que se proponen la superación de ese modelo.
A la vez que su gran aliado internacional, los Estados Unidos, igualmente identificado con las políticas
neoliberales, además de los Tratados de Libre Comercio con ese país, también dejó de tener
propuestas que hacer a los países del continente y perdió espacios en la región donde históricamente
impuso su hegemonía.
El país que avanzó por la vía propuesta por el neoliberalismo, los organismos internacionales y los
Estados Unidos fue México – el primero en firmar un Tratado de Libre Comercio (de América del
Norte). Basta hacer un balance de lo que ha pasado con México desde entonces y lo que pasó con
países que no han seguido ese camino, como los de los gobiernos progresistas, antineoliberales, del
continente.
Basta constatar que México tiene más del 90% de su comercio exterior con Estados Unidos, hoy un
factor recesivo y no dinamizador. México ha retrocedido desde entonces: es más violento, más
concentrador de renta, más subordinado en el plano internacional, con un Estado más débil, una
sociedad más fragmentada.
Mientras que los países que han optado no por Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos, sino
por los procesos de integración regional y el intercambio Sur‐Sur, ya han logrado disminuir
significativamente la desigualdad, la pobreza y la miseria, han afirmado una política externa
independiente. Han expandido sus mercados internos de consumo popular mediante políticas
redistributivas, en lugar de la centralidad de los ajustes fiscales.
Los resultados positivos de esas políticas en países como Bolivia, Argentina, Brasil, Venezuela, Ecuador,
Uruguay, son un desafío para la derecha. En un comienzo buscaron desconocer esos avances,
denunciando como ilusorios los avances sociales, atribuyéndolos a la demagogia, al uso abusivo del
Estado para “comprar” apoyos populares (populismo), en base al desequilibrio de las cuentas públicas.
Hasta que, derrotados, sucesivamente, en los procesos electorales, se han dado cuenta de que esos
países han cambiado y han cambiado para mejor .Pero no le queda a la derecha sino oponerse
frontalmente a gobiernos que los han desalojado del gobierno y que los derrotan sistemáticamente.
Recién se pasó a promover a la Alianza para el Pacífico como la alternativa de las derechas
latinoamericanas y de Estados Unidos para el continente, en oposición al Mercosur y a Unasur. Como si
la salida para América Latina fuera abrirse al Pacífico.alianza del pacifico pres1
¿Pero qué países están con esa propuesta? México, Chile, Perú, Colombia: todos con gobiernos
debilitados, que presentan muy bajos índices de apoyo. Chile tendrá pronto nueva presidenta, que ya
anunció que pretende bajar el perfil de la participación del país en la Alianza para el Pacifico y
acercarse a los otros países del continente.
El fracaso del gobierno de Sebastián Piñera, en Chile, agotó rápidamente la nueva carta que la derecha
se jugaba, la de promover empresarios de éxito en la esfera privada a gobernantes. Le queda el retorno
del PRI en México, cuyo nuevo presidente ya empezó su primer año de gobierno con más rechazo que
apoyo, augurando un sexenio que fracasará como fracasó el de su antecesor.
Perú, Colombia, México, tienen presidentes con muy bajo apoyo político interno, reflejando cómo sus
propuestas de gobiernos se distancian tanto de países como Brasil, Ecuador, Bolivia, Uruguay, donde
los gobiernos gozan de amplia popularidad y tienden a reelegirse o a elegir a sus sucesores.
Después de una década de emergencia de gobiernos nuevos, la polarización del campo político
latinoamericano sigue siendo la que opone fuerzas neoliberales a fuerzas antineoliberales. La nueva
forma que asumió la derecha, proponiéndose encarnar “lo nuevo”, ha envejecido prematuramente,
pero insiste en sobrevivir, aun con cada vez menos apoyo.
Mientas que los gobiernos posneoliberales encuentran dificultades para afirmarse en medio de un
mundo donde todavía es hegemónico el neoliberalismo, más aun con la prolongada y profunda crisis
de los países rectores de ese modelo. Pero claramente los gobiernos progresistas latinoamericanos
representan lo nuevo, por el empuje de su crecimiento económico y, sobretodo, por su capacidad de
para combatir la desigualdad, la pobreza y la miseria que siempre han aquejado a América Latina.
*Sociólogo y cientista político brasileiro, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas da
Universidade Estadual do Rio de Janeiro (Uerj)
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