viernes, 28 de septiembre de 2018


Es la burguesía un discreto encanto?

 A proposito de ese vetusto sujeto histórico
Rafael Pompilio Santeliz
Es una vieja tesis estalinista de la revolución por etapas,  imaginar una burguesia nacional que pueda hacer una revolución burguesa, industrializando el país y creando a sus propios sepultureros, el proletariado industrial. Pensar en ese autosuicidio es un anacronismo manualesco no adaptado a Venezuela. Desde la Insurreccion del banquero Matos en la Libertadora, hasta darles en bandeja de plata todo el poder acumulado en enero del 58, la oligarquia ha logrado asirse del poder político y sus financiamientos rentisticos.  Y ni han democratizado la tierra,  con una verdadera reforma agraria, que les garantice materia prima para sus industrias,  ni han industrializado nada que no sea el ensamblaje de piezas hechas en el exterior.  La tal burguesia nacional, que algunos ubicaban en ProVenezuela,  con los Cervini, los Quijadas y otros pocos, nunca han tenido un peso especifico como para abandonar un proyecto revolucionario que por fin pudiera encaminarnos a eliminar la contradiccion fundamental entre capital y trabajo, entre el carácter social de la producción y sus resultados cada vez más privados. El capital tiene sus leyes inexorables, independientemente de las buenas intenciones de algunos sesudos ideologos vergonzantes que le hacen el juego al capital, instituyendo el socialismo de mercado como guía para la acción. La realidad china no debe ser una copia mecanica para nuestra realidad particular. A parte que China, aliada circunstancial, no es mayor referencia, como pulpo capitalista  del más atroz en sus entrañas,  para identificarse con esa realidad tan distinta a nuestra región caribeña. Y hasta Chavez cayó en la trampa un tiempito con el "Capitalismo humanista" o Tercera via, y luego rectifico hacia el Estado  Comunal, como perspectiva estrategica. Para algo debe servir la historia y sus fracasos, para no abrazarse a modelos de mercado, como el camino mas largo para llegar al mismo capitalismo. Hay capitalistas emergentes o boliburguesia, hay burguesia burocrática parasitarias y hasta lumpen burguesia. Todas inutiles como sujetos de cambio frente a la monopolica importadora pro imperial. Burguesía nacional revolucionaria? Ni siquiera lo sueñen.  El rico siempre querrá ser mas rico,  si acaso dará limosnas en las iglesias que lo apoyan, en la falsia caridad cristiana.
Este tipo de "discusiones" a proposito de un alto personaje gubernamental, proveniente de las filas militares, ya se veía venir. Muy bien y muy mal, nos aleccionaba el Presidente Mao en la lucha por las ideas. Bien porque se caen máscaras y trampas en esta dilatoria interminable que llaman "proceso" y mal porque se desentierran viejos planteamientos que encuentran eco en algunos compas, que pudieran activar mas en este laberinto de reensamblarnos sistematizando a los teóricos de la emancipación para lograr una nueva cultura politica o una reinvención de eso que llaman izquierda. Inofensivo calificativo para quienes no eran más que progresistas roussonianos que se sentaban a la izquierda del parlamento, para afianzar logicas del mercantilismo naciente. Es normal que ello ocurra. Sobre todo, en una partido policlasista,  por lo que llamaba Mao "la lucha de clases en el seno del Partido", con un adecaje que pobló de nuevo al Estado naciente. Gente sin una formación ideológica que le negara e hiciera desaprenderse de su origen socialdemocrata. Esta etapa de deslindes era necesaria para saber en que peo estamos metidos, y a quien pee el mapurite, cuando ve peligros radicales. Habría que hacerse las clásicas preguntas que debe formularse cada revolucionario cuando le muestran salidas interesadas: EL POR QUE Y PARA QUIEN? A quien beneficia y por que lo plantea? Recordemos que una indiscutible categoria marxista nos enseña que el "Ser social determina la conciencia social". Es decir, quien está bien tiene un pensamiento conservador porque no quiere que nada cambie. Y el que esta mal tiene un pensamiento revolucionario, porque quiere cambiar todo. Is the cuestion.
Partes de estas reflexiones que se suscitan en torno al carácter de la revolución y sus políticas de aliados, me recuerda algunas due las explicaciones,  de las muchas, que tratan de entender el fracaso de la URSS, entre ellas las revisionistas ideas de los "incentivos materiales" que dieron al traste con el trabajo comunal y colectivo, creando elites que junto a la inmensa burocracia, forjaron privilegios indecibles. Con ello afianzaron eso que argumentan, que el socialismo es abulia y el hombre necesita de estimulos materiales para tener empuje, pues los beneficios colectivos le son ajenos. Ello, un poco recordando los ideologos de la burguesía francesa que afirmaban que el hombre es malo e insaciable, por naturaleza. Marx cuando planteó que las necesidades son crecientes se refería a que superada el hambre, el hombre tiene otras necesidades, casa, transporte, ropa, salud, hasta la necesidades espirituales como el arte, al superar miserias. Pero todo en el marco de lo colectivo,  donde la felicidad está en dar y compartir, en eso que ahora llamamos los juntos. El otro error, entre tantos, y sin detallar lo de las "revoluciones regaladas" con el avance del ejercito ruso sobre el alemán, donde liberando del agresor nazi se decretaba el socialismo, en muchos casos sin la convergencia de las condiciones objetivas y subjetivas, y poniendo a cualquier bicho de uña que se decía socialista, de la boca para afuera,  esta nueva pifia fue caer en la competencia con el capital, que en terminos del lujo y lo suntuario nos lleva una morena exponencial,  desde la obsolecencia de la mercancia hasta los bienes de gama, los que sólo tienen pocos o los puede comprar una sola persona.  Para Marx el valor de uso era el fundamental, de ahí que Rusia fabricaba enseres que podian durar toda una vida. No era igualarse al capitalismo en su "eficiencia", matemáticamente destructiva para el planeta. Esa trampa por la competencia los llevó a la carrera armamentista, a la lucha por conquistar el espacio sideral, descuidando lo terrenal construido, sobretodo descuidando lo cultural, al uniformar con "identidades decretadas" a cientos de minorias, con el determinismo económico y tecnocratico que al final reventaron como bombas de tiempo por haber sido negadas en sus esencias culturales, muchas de ellas con rasgos fascistas marcados. De ahi la necesidad de insistir en construir un nuevo modelo civilizatorio que sea antitesis de las lógicas del mercado, que han cosificado al ser humano convirtiéndolo en una mercancía más. De no tejer estas subjetividades del hacer y el creer colectivo,  volveremos a un nuevo fracaso emancipador del socialismo como modo de  vida.
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