PARA EL DEBATE "EL COMENTARIO DE DE HOY" DEL POETA, CANTA AUTOR Y ESCRITOR, MERVIN RODRÍGUEZ
EL COMENTARIO DE HOY
“Una revolución sólo puede ser hija de la cultura y de las ideas”. Esto fue afirmado por el Comandante Fidel Castro en el año 1989 en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela. Esta afirmación asigna a la cultura un papel fundamental, como elemento transformador de las creencias, de las lógicas y de los códigos con las que durante tanto tiempo se ha venido levantando una generación tras otra generación. Por tanto, no todo lo que hasta ahora hemos conocido o se nos ha inculcado como correcto o acertado es cierto, es verdadero.
¿A qué viene todo esto? Pues simplemente se trata de revisar, seria y responsablemente, esas celebraciones que de las llamadas fundaciones de ciudades se ha venido haciendo durante mucho tiempo en el país. No otra cosa vino hacer el colonialista europeo a este continente y a nuestro territorio. Someter, explotar y dominar a sus originarios habitantes. Y, de paso, robar las riquezas minerales. Si el Comandante Eterno Hugo Chávez Frías fue impulsor importante para la eliminación definitiva del llamado “Día de La Raza” y este pasara a llamarse “Día de la Resistencia Indígena”, ¿cómo es que aún en este proceso de Revolución Bolivariana se continúen organizando eventos feriales con el pretexto de recordar la fundación de la ciudad? Por eso, “la revolución es cultural o no es revolución” dijo Chávez.
Y no se trata de estar en contra de la realización de una feria determinada, pero es que hasta el sentido originario de esta se ha perdido. Una feria no es más que la posibilidad que tienen productores, inventores y servidores en general de mostrar sus bienes, de establecer acuerdos de intercambio y comercialización con un público interesado al respecto.
Creemos también que la feria debe parroquializarse, es decir, debe atender a las potencialidades productivas, económicas, sociales y culturales que reúnen los territorios donde se encuentra cada parroquia. Esto debe ser así si estamos hablando de las comunas, del auto gobierno, de la topoarquía, de la nueva geometría del poder, de un estado comunal y una cultura comunal. Sin embargo, ayer supimos de las condecoraciones que recibían de forma efusiva los llamados parlamentarios de algunas comunas. ¿Y entonces? ¿De qué revolución estamos hablando? Entonces fue más digna la actitud de Jhon Lennon al devolver su medalla a la reina de Inglaterra, cuando supo que el imperio británico participaba de la invasión a Vietnam.
Una vez más recordamos al Padre Cantor cuando nos dice: “La inocencia no mata al pueblo pero tampoco lo salva”
¿A qué viene todo esto? Pues simplemente se trata de revisar, seria y responsablemente, esas celebraciones que de las llamadas fundaciones de ciudades se ha venido haciendo durante mucho tiempo en el país. No otra cosa vino hacer el colonialista europeo a este continente y a nuestro territorio. Someter, explotar y dominar a sus originarios habitantes. Y, de paso, robar las riquezas minerales. Si el Comandante Eterno Hugo Chávez Frías fue impulsor importante para la eliminación definitiva del llamado “Día de La Raza” y este pasara a llamarse “Día de la Resistencia Indígena”, ¿cómo es que aún en este proceso de Revolución Bolivariana se continúen organizando eventos feriales con el pretexto de recordar la fundación de la ciudad? Por eso, “la revolución es cultural o no es revolución” dijo Chávez.
Y no se trata de estar en contra de la realización de una feria determinada, pero es que hasta el sentido originario de esta se ha perdido. Una feria no es más que la posibilidad que tienen productores, inventores y servidores en general de mostrar sus bienes, de establecer acuerdos de intercambio y comercialización con un público interesado al respecto.
Creemos también que la feria debe parroquializarse, es decir, debe atender a las potencialidades productivas, económicas, sociales y culturales que reúnen los territorios donde se encuentra cada parroquia. Esto debe ser así si estamos hablando de las comunas, del auto gobierno, de la topoarquía, de la nueva geometría del poder, de un estado comunal y una cultura comunal. Sin embargo, ayer supimos de las condecoraciones que recibían de forma efusiva los llamados parlamentarios de algunas comunas. ¿Y entonces? ¿De qué revolución estamos hablando? Entonces fue más digna la actitud de Jhon Lennon al devolver su medalla a la reina de Inglaterra, cuando supo que el imperio británico participaba de la invasión a Vietnam.
Una vez más recordamos al Padre Cantor cuando nos dice: “La inocencia no mata al pueblo pero tampoco lo salva”
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