sábado, 28 de enero de 2012


Ecuador celebra "Día de la Reparación Nacional"

Eloy Alfaro: El legado del Viejo Luchador atraviesa América Latina 

Todavía cabalgan las ideas de Eloy Alfaro, el Viejo Luchador, por América Latina. La defensa de la patria, el progreso de un país y el enfrentamiento con las clases conservadoras fueron el legado que este Libertador dejó en Ecuador.
Nacido en la ciudad de Montecristi en 1842, este militar y político marcó una época en la que la Revolución Liberal (1895-1924) era la punta de lanza para las transformaciones.
Siguiendo el legado de Simón Bolívar, Alfaro fue dos veces presidente de Ecuador, entre 1895 y 1901; 1906 y 1911.
Con anterioridad, en 1895, había encabezado la revuelta que derrocó al presidente interino Vicente Lucio Salazar, dando inicio a la Revolución Liberal.
La independencia de Ecuador fue su principal objetivo, que llevó a la práctica como mandatario, impulsando la industria nacional y transformaciones radicales, como la separación entre el Estado y la iglesia católica, y dando protagonismo a las mujeres, tanto en el plano laboral como el social.
Además de las políticas aplicadas para reafirmar la soberanía ecuatoriana, Alfaro marcó precedentes en la unión del continente, al poner en funcionamiento la Confederación de Estados Sudamericanos, acordada en 1879 con el entonces presidente peruano Nicolás Piérola.
Al ser consultado sobre este punto, el embajador ecuatoriano en Venezuela, Ramón Torres Galarza, señala que con estas iniciativas Alfaro se convierte en precursor de organismos actuales como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), bajo la "continuidad del pensamiento que Bolívar señalara en su Carta de Jamaica".
Para esa época, el Libertador ecuatoriano llama a enfrentar a la Doctrina Monroe proclamada por Estados Unidos para inciar su control sobre América Latina.
En su afán unionista, Alfaro pacta en 1887 con el presidente de Venezuela, general Antonio Guzmán Blanco, una alianza militar "para defender sus territorios, desarrollar sus economías e incrementar su comercio", recuerda Torres Galarza.
"Tenemos un ideólogo, un estratega, un estadista, un viejo subersivo, por eso es un Viejo Luchador, de muchas batallas, algunas fallidas y otras ganadas, pero de las cuales surgía luminoso con una fuerza impresionante para reconocer que en la demora está el peligro, para reconocer que tenemos urgencias, que debemos tener prisa, para reconocer que las fuerzas de nuestra historia van a decantar definitivamente en una memoria de pasado, presente y futuro", afirma el diplomático ecuatoriano.
Torres Galarza agrega que "Alfaro relaciona de manera muy prematura, muy visionaria, la identidad entre los procesos de independencia, las revoluciones liberales y lo que posteriormente son los procesos de liberación nacional; y los que hoy continúan hasta ahora en relación con la transición al socialismo".
Aunque las presidencias encabezadas por el Viejo Luchador permitieron a Ecuador la construcción de ferrocarriles, el impulso de la educación creando escuelas de artes y oficios, la promulgación de la Constitución de 1906 y vastas obras de infraestructura. Los sectores conservadores dentro y fuera el liberalismo lo condenaron.
Para Torres Galarza, "la posibilidad de que en la historia oficial ecuatoriana Alfaro haya sido ocultado es evidencia plena de que los intereses oligárquicos y de la partidocracia quisieron condenarlo a ser un pensador de menor cuantía, un revolucionario fallido".
"Sin embargo, hoy Alfaro, a los cien años de su muerte recobra una vigencia espectacular, una fuerza impresionante, y vuelve a retumbar su Revolución Liberal en las revoluciones contemporáneas", asevera el embajador.
El 11 de agosto de 1911, Alfaro renuncia a la presidencia, asediado por sectores reaccionarios y al año siguiente es detenido en Quito.
Las horas del Libertador están contadas y el gobierno deja que el 28 de enero de ese año una muchedumbre ingrese al penal donde se encuentra y lo asesine junto a varios de sus colaboradores.
Según Torres Galarza, el legado de Alfaro se observa en la actualidad, porque el Viejo Luchador dio su vida contra la concepción de "una sociedad oscura, conservadora, manipuladora, elitista y de clase".

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