¿Que será de la vida del Gran Polo Patriótico?
¿Qué de la guerrilla comunicacional?
¿Qué de nosotros?
Imagina un niño con su morral escolar en una avenida solitaria. Al fondo, una barricada. Un letrero dice: “El tiene derecho de ir a su escuela. No a la guarimba”. Igual para el obrero que va a la fábrica, la embarazada a la clínica, la secretaria a la oficina o el anciano al hospital. Los violentos nos están ganando la guerra en los medios, pero tambien en calles, muros y paredes. El Gobierno y el GPP están engarrotados frente a una propaganda fascista que hace que los victimarios pasen por víctimas.
¿Y la guerrilla?
Siempre se destaca el papel de la comunicación comunitaria y alternativa durante el golpe del 11-A. Hay mucho de verdad en eso, pero también de mitificación y leyenda urbana de algunos “héroes post golpe”. La historia vuelve a convocar a los auténticos comunicadores populares, hasta ahora engatillados frente a la agresión guarimbera. Es hora de que aparezca la tan anunciada guerrilla comunicacional que en los graffitis, muros y paredes derrote la avalancha mediática callejera de la derecha.
No +guayas
Los que callan ante la bala que mata al guardia del pueblo o al luchador social, pintan en sus autos la frase: “No +balas”. Es una propaganda ubicua que te asalta en cualquier lugar y hace víctimas a los victimarios. Va a lo emotivo, no al raciocinio. La respuesta popular debe ser igual de breve y contundente, con la verdad como arma: “No +guayas”, “No +degollados”. Emulando a Mohammed Alí, la guerrilla comunicacional debe bailar como una mariposa y picar como una abeja, pero ya.
Hollywood out
El imperio gana todas las guerras en Hollywood. Su última “victoria” fue en Vietnam. En su cine, siempre son los “buenos”, incluso donde perpetran genocidio, como en su propio territorio contra los pueblos indígenas. Cuando Hollywood se sale de la pantalla, rueda. Varios de sus astros se metieron en la realidad de un país desconocido, Venezuela, y quedaron atados en las guayas con que sus aliados guarimberos suelen degollar inocentes. Nadie tuvo tiempo de gritarles: ¡Corten!
¿Y el GPP?
Algunos partidos del Gran Polo Patriótico suelen aparecer para reclamar "equidad" en épocas electorales y de planchitis. Del resto, recuerdan la vieja serie “Perdidos en el espacio”. Vivimos buenos tiempos para hacerse sentir. La propaganda guarimbera ha sido apabullante, desde Hollywood hasta Playa Pantaleta. En semáforos, esquinas, colas, paradas, botiquines te clavan su veneno. El GPP se dejó expropiar por la derecha hasta los dazibaos y el volanteo de sus años duros y heroicos. ¡Dios!
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