Es tiempo del Regreso a casa
de Ilich Ramirez.
Por: Coordinadora Simón Bolívar
Ilich Ramírez Sánchez, mejor conocido por su nombre de guerra como “Carlos El Chacal”, es un controvertido revolucionario marxista venezolano, actualmente en prisión perpetua en Francia acusado de ultimar a tres agentes de contra-insurgencia franceses. También ha sido acusado de perpetrar distintos crímenes que costaron la vida a otras 11 personas e hirieron a 150 más.
Por su parte, Carlos ha negado los asesinatos de los que se le acusa, argumentando que fueron obra del Mossad -la agencia de inteligencia de la entidad sionista- para inculparle. En sus propias palabras Carlos dijo: “A lo largo de 30 años de revolución he visto correr mucha sangre, pero nosotros nunca matamos por dinero, sino por la liberación de Palestina”.
Carlos nació el 12 de octubre de 1949 en la comunidad de Michelena, en el Estado venezolano de Táchira, el primer hijo del abogado marxista José Altagracia Ramírez Navas y de su esposa Elba María Sánchez. Su padre determinó su nombre por el patronímico de Lenin -Vladimir Ilich Lenin-, de igual manera, sus hermanos menores fueron llamados Lenin y Vladimir. Aunque simpatizó con el Partido Comunista Venezolano, en el cual militara su padre, Carlos nunca fue miembro activo del mismo. En 1968 viajó a Moscú donde estudió dos años en la Universidad de Fraternidad de los Pueblos Patrice Lumumba. En 1970, se trasladó al Líbano donde se enroló voluntario en el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), una organización secular -no islámica- marxista-leninista, segunda en fuerza sólo después de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). El FPLP lo destinó a un campamento de entrenamiento de guerrilleros en Jordania, de donde pasó a una academia de inteligencia conocida en ese entonces con el nombre clave de H4 y auspiciada por el partido Baath de Irak. Fue allí donde eligió su sobrenombre Carlos para destacar sus raíces latinoamericanas. Su primera acción militar de desarrolló en el tristemente célebre Septiembre Negro, en el cual el gobierno jordado reprimió y expulsó a los palestinos de sus territorios. Al final de la represión Carlos fue enviado de vuelta al Líbano, a Beirut, donde permaneció bajo las órdenes de Wadie Haddad uno de los líderes del FPLP. De Beirut viajó a Londres para espiar los movimientos de la inteligencia británicas ante las embajadas de Egipto y Siria. En 1973, en Londres, Carlos hirió al empresario israelí Joseph Sieff, en represalia porque el Mossad había dado muerte al revolucionario argelino Mohamed Boudia, uno de los líderes del FPLP en el Magreb -el norte de África-. El 21 de diciembre de 1975, en Viena, Carlos dirigió una serie de atentados contra la sede de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que culminó con la toma de 60 rehenes, de los cuales murieron tres en un enfrentamiento con la policía austríaca. El objetivo de la toma de rehenes era leer un pliego de peticiones denunciando los crímenes de guerra sionistas, la petición fue atendida por las autoridades austríacas. Al siguiente día les fue proporcionado un avión en el que 42 rehenes, Carlos y todos sus compañeros volaron a Argel. El avión hizo escala en Trípoli, Libia, donde algunos rehenes fueron liberados y el resto de los rehenes fueron liberados en Argel. En enero de 1976, Carlos cruzó la frontera de Argelia con Libia y de allí viajó hasta Adén, en Yemen, en el sur de la península arábiga para una reunión en la que fue reprendido por no disparar a los rehenes una vez que Carlos y sus compañeros se encontraban seguros en Argel. Por esa situación Carlos fue aparentemente expulsado del FPLP ese mismo año. En marzo de 1976, el gobierno iraní del Shah intentó asesinarle, pero los agentes encargados de cometer eso lo entregaron a la policía iraquí en Belgrado. Una vez en Bagdad, los iraquíes lo liberaron y Carlos se traslado a Adén donde comenzó a formar un nuevo movimiento con voluntarios árabes y alemanes. Según los medios norteamericanos, los gobiernos de la República Democrática Alemana (RDA) y de Checoslovaquia le proporcionaron apoyo, suministrándole una oficina y casas de seguridad en Berlín oriental, en Praga y Bratislava, así como vehículos, recursos económicos y una de red, por lo menos, 75 agentes. Entre marzo y abril de 1982, Carlos dirigió una serie de mortíferos atentados contra instalaciones francesas dentro y fuera de Francia, en sus palabras por represalia contra los bombardeos de la aviación francesa a los campos de refugiados del FPLP en el sur de Líbano, que costaron la vida cientos de civiles, incluidos mujeres y niños. Aunque la Unión Soviética, la RDA, Checoslovaquia y otros países del Pacto de Varsovia, así como los gobiernos de Irak, Argelia, Libia, Egipto y Siria, oficialmente siempre negaron todo apoyo a Carlos o al FPLP, diversos documentos muestran que Carlos transitaba prácticamente sin restricciones en estos territorios y que incluso recibía donativos de prominentes hombres de negocios de Arabia Saudí y otras monarquías árabes que se oponían a la expansión sionista. En mayo de 1982, otro grupo dirigido por Carlos atacó la central nucleoeléctrica francesa Superphénix, al pie de los Alpes, dando muerte a varios guardias e interrumpiendo el suministro de energía por varios días, lo que generó un incidente internacional por el supuesto apoyo de las naciones del Pacto de Varsovia a sus actividades, y lo que obligó a Carlos a permanecer de incógnito en Budapest, de donde en 1985 se trasladó sigilosamente hasta Damasco, donde permaneció aparentemente inactivo. En 1991, se trasladó a Jartum, en Sudán, donde fue traicionado y entregado a las autoridades francesas en julio de 1994 y extraditado a París en agosto de ese año, donde permanece en prisión perpetua
A pesar de sus posiciones extremas y de sus declaraciones controversiales, Carlos representa una figura importante en la lucha revolucionaria mundial y en particular en la liberación de Palestina. En una de sus muchas entrevistas en prisión, Carlos respondió de una manera franca y simple a una de las preguntas de sus interlocutores:
– Si es usted marxista y latinoamericano ¿por qué luchar por Palestina?
– Porque la Revolución es mundial.
– Comisario Mario.
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