Intervención
extranjera y conspiración
Federico Ruiz
Tirado
Marzo: mes cargado de dolor, de
construcción. Mes de la recordación de quien se inmoló. Mes de Hugo Chávez, de
relectura de su legado e ideario. Marzo también despliega las iras –no los Idus- a través de las guarimbas de la
gente que ya no sabe si vive, sufre o enloquece en el Este y de los medios privados.
Atacan por una esquina o por la otra. Arman la guerra como un lego desordena e
intencionalmente. López pasa al limbo en un santiamén y de igual forma erigen a
HCR, pero éste no levanta la carpa del circo. Por eso aparecen los mensajes de
Maricori: más circense aun. El Nacional, El Universal, Tal Cual, Últimas
Noticias, El Nuevo País, 2001, dedicaron la estrategia mediática a la
ilegitimación del gobierno colmando el espacio temático y la intencionalidad
discursiva, orientada a desacreditar al gobierno en un 51% de las veces. La
acentuación de las matrices de siempre: pero a veces hay un cambalache y
sacralizan a la oposición, colectivizan sus fascistas intereses o, no faltaba
más, culpan al gobierno de todo. Es un “comodín”, sostenido por los medios
comerciales en complicidad con quienes dirigen la información sin siquiera detenerse
a procesarla, grupos disociados y también
actores de los hechos violentos.
Cualquier hecho de violencia es
culpa del chavismo, y si cuando es demasiado obvia la responsabilidad de los grupos
fascistas -como en el caso de los motorizados degollados- entonces no se habla,
no hay noticia.
A María Corina Machado le dedicaron un
papel exagerado y torpe en su afán de acusar al gobierno.
La Comisión de la Verdad, el llamado
a diálogo y las reuniones por la paz son despreciados por ella alegremente.
Nuevamente, el guion opositor carece de un norte o una búsqueda que los
unifique. Tumbar la Revolución, salir de Maduro, son sus obsesiones, quien es
duramente tratado en los artículos de opinión. Que no tiene liderazgo, que es
un incapaz, y peyorativamente se le llama colombiano y heredero político.
Para la TV privada la gestión del
gobierno es brutalmente atacada y se le inocula al público mensajes como: “el
gobierno reprime brutalmente” “políticas equivocadas del gobierno”, y otros igual
de agresivos y amarillistas. “Rompe relaciones con Panamá” y “el presidente
tiene mucho que escuchar”, fueron las valoraciones más frecuentes sobre el
Gobierno. Los otros mensajes, también gozan de la misma carga negativa: “Maduro
hace llamado a la confrontación pueblo con pueblo”. Esta matriz es curiosa: son
los escuálidos quienes promueven guerra
civil. “Maduro hereda este modelo económico y no lo mejora”, frase fabricada
para ocultar la noticia de la reciente caída del precio del dólar paralelo; y
“somos un pueblo pacifista pero somos un pueblo arrecho también”.
Con estos y otros mensajes, la TV
opositora se apegó milimétricamente al guion del resto de los medios de
ilegitimar al gobierno y culparlo de todas las situaciones provocadas por la
derecha y mucho más, todo para fortalecer la sensación del estado fallido, el
colapso total de la nación y na necesidad urgente de apoyo extranjero. Su
vocera es Maricori sin desparpajo alguno.
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