Corriente Marxista Internacional
Escrito por El Militante
Yo milito en la corriente marxista representada por el periódico El
Militante y animo a todos los jóvenes que se consideran anticapitalistas y
quieren transformar el mundo a que se organicen con nosotros El Militante. La juventud en el Estado español ha jugado un papel
de vanguardia en la movilización contra la guerra, al tiempo que el Sindicato
de Estudiantes se ha destacado en el impulso de la lucha. ¿Cuál ha sido la
aportación del SE a esta contestación masiva?
Miriam Municio. En los últimos meses hemos convocado 6 huelgas
generales de estudiantes contra la guerra, acompañadas de una intensa campaña
de asambleas, reparto de hojas, pegadas de carteles, mesas en la calle... Hemos
participado e impulsado incontables acciones de protesta a nivel local. Todas
esas movilizaciones han tenido una participación altísima. De hecho, ha sido la
protesta estudiantil más grande desde las luchas del 86/87. Pensamos que los
estudiantes hemos contribuido mucho a mantener un ambiente de lucha y de
presión contra la implicación del Gobierno en la guerra.
Paralelamente a la movilización el Sindicato de Estudiantes ha defendido
toda una serie de ideas. En primer lugar, ha sido importante destacar el
carácter de esta guerra: una guerra imperialista cuyo objetivo no era la
democracia, sino sustituir una dictadura hostil, la de Sadam, por una dictadura
amiga sostenida por los ejércitos de ocupación que permita al imperialismo
americano controlar los recursos petrolíferos del país de forma directa y ganar
mayor influencia y control en esa zona del mundo.
Hemos presenciado una guerra imperialista, y no simplemente injusta,
inmoral o ilegal. Aunque hubiera sido legal, esto es, con el respaldo de la
ONU, hubiera sido igualmente una guerra por el petróleo, una masacre, una
guerra por la dominación de una parte del planeta y para dar un ejemplo a todos
aquellos regímenes y pueblos que no acatan las decisiones del imperialismo
americano. ¿Qué legalidad internacional quieren que defendamos, la que permite
a Sharon masacrar al pueblo palestino? ¿la que permite embargos económicos
contra pueblos inocentes? ¿la que permite miles de detenidos en EEUU por
manifestarse contra la guerra?
También hemos explicado que no éramos neutrales. Estamos con el pueblo
iraquí que ha sufrido la opresión imperialista y a su propio dictador. No nos
da igual quién y con qué intereses derrocase a Sadam. Por eso no nos vale
cualquier paz. El imperialismo está imponiendo la paz de los cementerios, una
paz sobre la humillación y la destrucción de todo un pueblo, una paz bajo la
bota militar y que sólo va a llevar más opresión, más miseria, más odio y
nuevas guerras a la zona. Esta no es la paz por la que hemos estado luchando
millones de personas en todo el mundo. La paz que exigimos los trabajadores y
jóvenes es la basada en la justicia, en la igualdad social, y eso sólo puede
llegar transformando los cimientos de este sistema: el capitalismo. Bajo el
capitalismo son inevitables guerras como estas: hoy en Iraq, ayer en Afganistán
o Yugoslavia y mañana en cualquier otro país.
Otra de las ideas que hemos explicado era quiénes y cómo podíamos hacer
frente a la guerra. Nuestros aliados no eran gobiernos como el de Francia que
es de derechas y está atacando a los trabajadores igual que Aznar aquí y que
mantiene multitud de conflictos imperialistas en África, sino la clase obrera
y la juventud a nivel internacional. Hemos explicado a los estudiantes que
nuestro movimiento tiene que ser parte del movimiento de la clase obrera. Una
guerra es algo muy serio, el imperialismo no se iba a echar atrás a las
primeras de cambio, por eso era necesario una presión mayor, utilizando los
métodos tradicionales de la clase trabajadora: la huelga general, la
paralización de la producción, como un primer paso para obligar a retroceder al
imperialismo. Precisamente por eso lanzamos la consigna de la huelga general de
24 horas: paralizar el país, paralizar Europa, para parar la guerra.
Además, esta guerra no es sólo contra el pueblo iraquí desde luego, los
primeros en sufrirla, sino contra los trabajadores y los jóvenes en Occidente,
en EEUU y, por supuesto, en el Estado español. Vamos a ser aquí las familias
trabajadoras las que paguemos la factura de esta guerra con recortes en los
gastos sociales. Mientras el PP nos racanea el dinero para hacer frente a la
marea negra en Galicia y la costa cantábrica, se quita dinero para la enseñanza
pública, se recortan las prestaciones por desempleo, etc. resulta sí hay dinero
para una guerra en la que sólo se dilucidan los intereses de las grandes
multinacionales del petróleo.
Esta guerra también les ha servido para profundizar aún más en la
política de recortes a los derechos democráticos que desde el 11-S la burguesía
están lanzando en todo el mundo.
EM. Habéis
denunciado en numerosas ocasiones que el SE ha sufrido intensamente la
represión y el acoso policial en estas últimas semanas ¿qué es lo que ha
ocurrido?
MM. Desde que se inició la guerra, los que participamos en las
manifestaciones hemos tenido que soportar la violencia policial más salvaje,
con cargas como las que tuvieron lugar en las manifestaciones convocadas los
dos días que siguieron al inicio de la guerra, con más de cien heridos. El
señor Ansuátegui, delegado de Gobierno en Madrid, volvió a dar una muestra de
su talante franquista, al igual que el Gobierno Aznar que es quién le permite
actuar como si la calle fuera su cortijo privado.
Todo esto está dentro de una ofensiva a gran escala contra los derechos
democráticos. El Ayuntamiento de Madrid, actualmente en manos del PP, quiere
recortar el derecho a manifestación obligando a quienes convoquen a pagar una
fianza o simplemente prohibiendo las manifestaciones directamente como les está
ocurriendo a los trabajadores de Síntel que tienen denegado cualquier permiso
para convocar una manifestación. También la Xunta de Galicia ha prohibido que
se coloquen carteles contra la guerra, carteles de Nunca Máis, o la realización
de asambleas o referéndums que no tengan que ver directamente con cuestiones
educativas: quiere la dictadura en los centros de estudio.
Evidentemente, siempre es la gente que más se destaca el blanco primero
de la reacción. Por eso, el Sindicato de Estudiantes ya está sufriendo la
represión: multas en Salamanca por supuestos disturbios en manifestaciones
contra la guerra, compañeros del SE en las listas negras del PP (sin ninguna
prueba), otros compañeros están sufriendo amenazas de la Policía Nacional y la
Guardia Civil en Huelva, Cádiz o Tarragona... Esta es la democracia del PP:
mientras han respaldado y aplaudido el bombardeo a Bagdad en nombre de la
libertad y la democracia, reprimen a quienes levantamos la voz contra su política.
Es más, hace pocos días salía en la prensa el anteproyecto para modificar el
Código Penal Militar y pretenden incluir como delito, con penas de cárcel, los
actos de protesta contra la participación española en conflictos
internacionales.
Durante dos meses, yo diría incluso desde la huelga general del 20 de
junio, han tenido que soportar a la gente en la calle gritándoles, llamándoles
asesinos, pidiendo su dimisión y no pueden soportarlo. Si pudiesen,
instaurarían un estado de sitio.
EM. En el mitin
que cerró la manifestación de por la mañana del 10 de abril en Madrid,
explicaste que esta lucha contra la guerra era un combate contra el capitalismo
y por la transformación socialista de la sociedad. Para conseguir esto
¿consideras que es necesario la organización política de los jóvenes?
MM. Las manifestaciones contra la guerra han expresado una
insatisfacción social muy profunda, han sacado a la superficie una carga de
crítica muy fuerte al sistema, al imperialismo y a la derecha. Eso se ha notado
particularmente entre la juventud. Esa politización ha sido muy positiva,
nosotros hemos contribuido a alimentarla, a darle un contenido más elaborado,
más incisivo, apuntando claramente la verdadera causa de esa masacre: el
sistema capitalista, sus beneficiarios y sus representantes políticos. La
existencia del Gobierno del PP se ha hecho insoportable para la mayoría de la
sociedad. Conseguir una sociedad mejor para los trabajadores y para los jóvenes
pasa por echar a la derecha del gobierno. Por eso, desde el Sindicato de
Estudiantes tenemos muy claro que en las próximas elecciones hay que votar a la
izquierda y echar fuera al gobierno PP.
Al mismo tiempo también sabemos que votar a la izquierda no basta. La
lucha tendría que continuar para presionar a ese futuro gobierno de la
izquierda para que derogase todas las leyes reaccionarias que ha aprobado el PP
en el terreno educativo (empezando por la mal llamada Ley de Calidad y la LOU)
y en las demás cuestiones sociales, laborales y todas aquellas que restringen
derechos democráticos fundamentales como el de manifestación, expresión y
organización política.
Somos conscientes de que tendremos que presionar para que ese gobierno
de izquierdas implante medidas drásticas para combatir frontalmente el
desempleo, como la reducción de la jornada laboral a 35 horas y el subsidio de
desempleo indefinido hasta encontrar un puesto de trabajo; para que lanzase un
plan de inversiones drástico en educación, sanidad, infraestructuras en los
barrios, etc.
Es evidente que un programa de ese tipo contaría con el respaldo de los
trabajadores y de la juventud, y con una oposición frontal por parte de los
capitalistas. Pero como la experiencia ha demostrado, en la actual fase del
capitalismo, no hay lugar a terceras vías. Cualquier gobierno de izquierdas que
acepte la lógica del capitalismo, es decir, la lógica del beneficio, acabará
más temprano que tarde atacando los intereses de los trabajadores y de la
juventud, tanto en el terreno social como en el de los derechos democráticos.
Por eso, insisto, votar a los partidos de izquierda no basta, hay que
organizarse políticamente, con un programa revolucionario. Yo milito en la
corriente marxista representada por el periódico El Militante y animo a todos
los jóvenes que se consideran anticapitalistas y quieren transformar el mundo a
que se organicen con nosotros. Sólo con la expropiación de las grandes
multinacionales, de los terratenientes y de la banca bajo control democrático
de los trabajadores, con el objetivo de satisfacer las necesidades de la
inmensa mayoría de la población y no la de unos pocos privilegiados, podremos
vivir en una sociedad verdaderamente humana, sin hambre, sin desempleo, sin
guerras. Esa lucha tiene que ser a escala internacional.
Nos ha tocado vivir un periodo de guerras, pero también de revoluciones.
Lo que hemos visto estos últimos meses, esa gran explosión de participación de
la juventud y de los trabajadores en la lucha, en la calle, es un anticipo de
luchas aún más decisivas. Que estas futuras luchas acaben en el triunfo de una
auténtica sociedad socialista, en el derrocamiento del capitalismo, depende de
que exista un movimiento marxista con influencia de masas. Y la tarea de
construir este movimiento empieza ya.
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