Detrás de la barricada
Por: Carola Chávez
Llenaron de escombros sus calles en una protesta
tan mutante como incoherente. Cada día sus motivos son otros aunque el motivo
real siempre es el mismo: su voto vale más que el de las mayorías, así que
"Chávez -perdón- Maduro vete ya."
Detrás de sus barricadas, el terror. Vecinos
incitando a vecinos a identificar a ”los sapos” y sapo puede ser cualquiera que
la histeria vecinal señale. Sapo es la madre de un niño febril que necesita un
pediatra y reclama su derecho a salir del encierro. Sapo es la señora de
servicio del piso 3, y la del 7 y si a ver vamos todas las señoras de servicio
porque en el reino del terror los negros no son sospechosos sino culpables.
Sapo es el vecino que no cacerolea por no angustiar a sus hijos y a otros hijos
de otros padres que están convencidos de que a cacerolazos y a golpes se
resuelven las cosas. Sapo es todo lo que huela a cordura en el reino del
terror.
Detrás de barricadas que ayer eran para tumbar al
gobierno y que hoy son sus defensas contra un ataque inminente de
"violentos colectivos" que son como El Coco que te comerá. Y como el
sapo, los colectivos son cualquier cosa que la histeria vecinal decida. Así es
como el repartidor de pizzas de cada domingo ahora es un colectivo, y el moto
taxista, y el mensajero de la oficina, y el conserje que tiene una moto por no
poder tener carro -a ese hay que botarlo-. Todo el que ande en una moto barata,
es colectivo violento y viene por ellos, por la gente decente y pensante,
porque les tienen rabia y envidia, y les van a quitar la casas en un burdo
re-estreno de la misma película fallida del 2002, del 2004, del 2007, del dos
mil siempre...
Detrás de la barricada están los niños de entonces,
aquellos que crecieron con el pánico traumatizante del “se los van a llevar a
Cuba”. Niños amamantados con Marta Colomina y El Ciudadano, atizando, a punta
de terror, un odio a fuego lento que hoy da sus frutos podridos en muchachos y
muchachas “nice” que desean, celebran y propician la muerte de “los marginales
resentidos”, sin ver que la marginalidad y el resentimiento está justo ahí,
detrás de su barricada.
Del otro lado, el país y la vida, con sus altos y
bajos, con errores y aciertos, con nuestras diferencias, sí, pero la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario