La insurrección fascista de 2014 y los intelectuales orgánicos
de derecha
“…En primer lugar, los intelectuales establecen una relación con las
clases fundamentales, pero también con otras clases presentes en la sociedad,…
Su mayor vínculo, el más orgánico y articulado, es con la clase dominante,
sobre todo en el momento de apogeo de la extinción hegemónica de su poder
ideológico político”. Antonio Leal
*Miguel Ugas
Está suficientemente demostrado que el Estado Nacional, el gobierno
bolivariano y el pueblo venezolano están sometidos a un plan insurreccional
que, si bien, arranca la presente fase en el 2014, es la extensión de toda una
estrategia concebida por el imperialismo y la derecha local e internacional,
prácticamente, desde el inicio del período histórico que se instaura en nuestro
país con la asunción del Comandante Chávez al poder político, con la manifiesta
intención de derrocar la constitucionalidad vigente y dar al traste con el
proceso revolucionario que, desde entonces, se viene desarrollando.
Muestra fehaciente de esta aseveración es la reciente declaración del
señor John Kerry, Secretario de Estado gringo, en el sentido de”… que
Washington se reserva la opción de imponer sanciones contra Venezuela para
obligar a una salida pacífica y negociada con los opositores, que desde el 12
de febrero han protagonizado protestas contra la gestión de Maduro”. A cuenta
de qué, este señor y su gobierno se toman la atribución de amenazar a un país
soberano como el nuestro, quién les ha dado esa facultad, a no ser que sea la
inveterada grosería intervencionista que ha caracterizado a los círculos
imperiales estadounidenses, a todo largo del siglo XX, en la región
latinoamericana y caribeña.
Pareciera que a estos imperialistas del norte y a sus lacayos del sur,
por la desesperación que los embarga, se les escapa los ostensibles cambios
políticos, culturales y hasta psicológicos que se han operado en la región en
estos últimos años, con el despertar y toma de conciencia de nuestros pueblos,
en especial del pueblo bolivariano, cimentado en la alianza cívico-militar y en
la integración nuestro americana, forjadas por Chávez, de tal manera que la
resistencia a cualquier tipo de agresión imperial contra nuestro país sería
inmediata, sólida, eficaz y contundente.
Respuesta política certera
Es evidente que esta fase insurreccional reviste características
específicas con relación a las desarrolladas en otros momentos, si bien es
igual de violenta (en un mes de ejecución, ya lleva 30 muertos y más de 300
heridos) tiene ribetes de mayor monstruosidad y de naturaleza fascista,
estimulando el odio entre los venezolanos; no cuenta con apoyo militar y el
aspaviento mediático interno luce disminuido a lo interno aunque no así a nivel
internacional; y, lo que es fundamental, la gran mayoría del pueblo mantiene
una posición de rechazo a los insurrectos y de identidad con el gobierno
bolivariano legítimamente constituido; la acción vandálica insurreccional
socialmente está circunscrita a sectores pudientes y de clase media (el propio
Capriles en un atisbo momentáneo de lucidez llegó a reclamar ¡Dónde está el
pueblo!) y, territorialmente, cada día se reduce su área de acción.
El gobierno bolivariano le ha venido dando una respuesta certera,
oportuna y eficaz a la situación planteada, orientándose en los lineamientos
estratégicos de Chávez, teniendo claro, que lo fundamental es preservar la
revolución bolivariana, garantizando la paz de los venezolanos y que el
tratamiento debe ser, en primer término, de carácter político antes que
represivo, policial o militar, movilizando al pueblo de manera permanente,
propiciando la Comisión Nacional y Estadales de Paz y desarrollando una intensa
actividad diplomática destinada a aislar al imperialismo y a potenciar la
solidaridad internacional. En ningún momento se ha bajado la guardia,
respetando como nuca antes, en nuestro país, los derechos humanos y manteniendo
en pleno y normal funcionamiento el aparato del Estado.
Intelectuales desvergonzados
A todas estas, hay que denotar el papel de los intelectuales
orgánicos de la derecha, que conscientes de la manifiesta consolidación del
bloque histórico social que está conduciendo al país, construyendo una nueva
hegemonía, y alarmados por el debilitamiento ostensible e inevitable del bloque
de clases burguesas al cual sirven, de una manera u otra, se han abocado al
lastimoso y vergonzante papel de justificar las criminales acciones de los
guarimberos, de apuntalar la ambigua e irresponsable actitud de la mentada MUD
(por cierto en franca vía de extinción, producto de sus contradicciones
internas y de su incompetencia política), y hasta a bramar por la intervención
extranjera en el sagrado suelo de la Patria de Bolívar. Al no ser capaces de
promover una fórmula electoral opositora consistente se agolpan para lanzarse
por el abismo de la aventura.
Cómo estos intelectuales pueden sostener que las protestas de los
fascistas guarimberos deben ser apoyadas por ser pacíficas y democráticas,
cuando es público y notorio el carácter violento y subversivo de las mismas. No
es que sean ilusos es que están comprometidos hasta los tuétanos con la
insurrección fascista-imperial; este es el caso de: Pompeyo Márquez, Teodoro
Petkoff, Gloria Cuenca, Marta Colomina, Margarita López Maya, Carlos Blanco,
Antonio Pascuali, Heinz Sonntag, Germán
Carrera Damas, Américo Martín, Marcelino Bisbal, Leonardo Padrón, Ibsen
Martínez, Carlos Raúl Hernández, Trino Márquez, Tulio Hernández, Alonso
Moleiro, Gustavo Coronel, Alberto Franceschi, Paciano Padrón, Luis Ugalde,
Alberto Barrera Tyska, Elías Pino Iturrieta, Milagros Socorro, Gerver Torres,
Cecilia García Arocha, entre otros y otras. Sus declaraciones, columnas y
programas los delatan. Los conversos de la izquierda son los más detestables.
Mayor desvergüenza no tiene parangón en la historia del país.
*miguelugas@gmail.com
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