lunes, 12 de agosto de 2013


  • PARA DÓNDE VAN LAS MUNICIPALES, CUATRO MESES PARA RECTIFICAR

    En estas elecciones municipales lo menos que está en juego son las municipales. La oligarquía, pasando por encima de toda ley, las ha transformado en un plebiscito, es decir, en una pieza de su ofensiva deslegitimadora en su empeño por asaltar al gobierno.

    Las declaraciones de los voceros burgueses son claras: lo de diciembre es un plebiscito que anularía los resultados de abril, creará una turbulencia cualquiera sea el resultado y forzará un nuevo cuadro político en el que cabrá desde un golpe hasta un gobierno con participación burguesa.

    ¿Por qué esta actitud inédita de la burguesía de dar un tinte de plebiscito a las municipales?

    Sienten que el pacto que se está dando en lo económico, la alianza con los capitalistas, el abandono del rumbo al Socialismo, reclama un nuevo esquema político, ya que éste, que servía a la transición hacia el Socialismo, no se corresponde con el pacto que se asoma, y ellos quieren comandar la arquitectura de ese nuevo esquema.

    Sólo ubicando las municipales en el anterior paisaje podremos entenderlas. Se trata, o mejor, debería tratarse de una batalla que definiera el rumbo de la Revolución. Son cuatro meses decisivos, el resultado, más allá de los números, será profundización de la turbulencia.

    Los oligarcas tendrán un elemento más para desconocer a un gobierno que siempre han calificado de ilegítimo, una excusa para el asalto que sin duda preparan. Este componente inédito de las elecciones municipales (plebiscito) les da ventaja, desde allí pueden moralizar a su gente, darle sentido al voto, canalizar el odio por el Chavismo, levantar la esperanza de salir del Presidente Maduro y tomar la iniciativa, imponer su esquema político: una dictadura que impulse un neoliberalismo salvaje.

    Si la Revolución insiste en considerar a las municipales como un simple trámite local, sin percibir que la política nacional influye decisivamente en ellas, si no se da respuesta a la tesis del plebiscito (política nacional), si no se muestra a la Revolución como una alternativa a la oligarburguesía, más allá de lo declarativo y de medidas que no nos diferencian, en resumen, si las elecciones no se ligan a lo nacional y al futuro socialista, si no retomamos el Socialismo, si no rectificamos, entonces, en el mejor de los casos la Revolución se transformará en pieza fundamental del reacomodo de la hegemonía capitalista.

    Los pasos dados en lo económico, los coqueteos con los capitalistas, trajeron estos vientos políticos, estos desajustes. Vamos a una elecciones municipales que son, en realidad, unas elecciones nacionales, y vamos con imprecisiones en el nivel político que nos impiden dar respuestas claras. Somos incoherentes y así perdemos credibilidad, nos aferramos a lo trivial, las piruetas verbales sustituyen a la profundidad de los argumentos, por ejemplo: el candidato de la Revolución a la alcaldía más importante se presenta como ¡un caza vampiro, con un collar de ajos! Recurso televisivo, será un buen chiste, podrá despertar algunas sonrisas, pero no la conciencia que necesitamos para las batallas que vienen.

    Son cuatros meses para rectificar, para volver al camino que eleve la pasión, para devolver a la gente el sentirse importante porque participa en una batalla por construir el Reino de los Cielos aquí en la Tierra, por concretar el sueño de Bolívar y de Chávez. Sólo así la gente entenderá cada batalla como una oportunidad histórica, similar a participar en la batalla de Carabobo, de Santa Inés, de Junín, revivirá el sentimiento que guió a los Próceres, se sentirá orgullosa de haber nacido en esta época y de estos gobernantes que la convocaron para lo grande, la sacaron de la parsimonia de los mediocres, le dieron razones sagradas para luchar, para vivir, sentido a la vida. Sólo así las municipales dejarán de ser, para ellos, una batalla por el poder, y para nosotros una mediocre gresca por un puestico

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